| Gemma Morató / Hna. Ana Isabel Pérez
Con el año que llevamos, y ahora, ¡Cuaresma! Así es, iniciamos este tiempo litúrgico, en este hoy tan inesperado e incierto, de cansancios, de incertidumbre, de miedo, de dolor por los que verdaderamente están sufriendo. Y es ahí, en lo que cada uno vive, desde su realidad, desde su hoy, que Dios permanece a nuestro lado y nos invita un año más pero un año más de vida para agradecer e intentar peregrinar durante los próximos cuarenta días, por el sendero que nos lleva al encuentro con Cristo.
Quizás es ahora donde más que nunca necesitamos un “empujón” de alegría, de aliento, de tanto como deseamos y anhelamos. De entrada la cuaresma no nos suena a un tiempo alegre pero sí debe de serlo en el camino que iremos haciendo a lo largo de las próximas semanas, un camino interior que nadie hará por nosotros, un tiempo de gracia que nos renueve, algo nuevo en ti…. “Cuaresma: un tiempo para renovar la fe, la esperanza y la caridad” (Del mensaje del Papa Francisco para la cuaresma 2021).
Acojamos el renovar nuestra vida, día a día, precisamente desde la fe, la esperanza y la caridad. Un tiempo “nuevo” para dejarnos moldear, para crecer. Abrámonos a la presencia de amor del Dios que nos habita.