2021... Fin de año
Debemos encontrar la fuerza necesaria para mantenernos en pie, para levantar la cabeza porque como dice el profeta Isaías se acerca nuestra liberación. Una liberación que nos ha de llevar a forjar un mundo nuevo, donde realmente se viva en justicia y verdad.
| Gemma Morató / Hna. Carmen Solé
De año en año, cuando se acerca el inicio del año nuevo, nos llenamos todos de buenos deseos y buenos propósitos, y expresamos nuestro sueño para el año que vamos a emprender y nos felicitamos con el firme deseo de llevarlo todo adelante, como si nada ni nadie pudiera impedir que nuestra vida, la de todos, se transformara en una experiencia de paz y de verdad.
El año que acabamos, este 2020 que todos recordaremos, no ha sido un año como los demás, y mientras avanzaba su recorrido iban creciendo los problemas, la preocupación, la angustia incluso, ante tantas realidades truncadas o perdidas ya para siempre.
Para la mayoría no era posible ni imaginar que alguna circunstancia llevaría tantos cambios para el mundo, muy pocos habían dibujado en su pensamiento un mundo parado por alguna fuerza contra la que casi nadie puede luchar, como ha ocurrido.
El año 2020 nos deja una huella profunda en el corazón, una huella doliente, repleta de experiencias negativas, de angustia y sufrimiento, de inseguridad y oscuridad, pero no una huella paralizante sino al contrario una huella que pide despertar, poner en marcha un mundo nuevo, cuyos valores y exigencias se parecen poco a cuanto habíamos vivido y se nos había convertido en una rutina, en una seguridad que ya había dejado de interrogar nuestro intimo pensamiento.
Debemos encontrar la fuerza necesaria para mantenernos en pie, para levantar la cabeza porque como dice el profeta Isaías se acerca nuestra liberación. Una liberación que nos ha de llevar a forjar un mundo nuevo, donde realmente se viva en justicia y verdad.
FELIZ AÑO 2021.