Fe... Pedir y recibir
Nada es igual que ayer, porque quizás hoy hemos visto enfermar, sin explicación alguna, alguien bien cercano, y este hecho confirma nuestro miedo de ser quizás yo quien mañana haya enfermado.
| Gemma Morató / Hna. Carmen Solé
No es que estemos muy acostumbrados a pedir y recibir como si fuera un solo y casi único movimiento a ningún nivel, tampoco a nivel de fe.
El evangelio de San Mateo en el capítulo primero nos presenta a un leproso acudiendo a Jesús. Sus palabras no dan rodeos simplemente dice “si quieres puedes curarme”, no se genera ni un diálogo, ni surge una duda. Este hombre enfermo, está seguro de que su deseo, su querer, coincide con el querer de Dios y por ello no necesita preguntar como otros ¿qué debo hacer?
Jesús, el Hijo de Dios puede curarnos, curarme. Solo Él puede hacer que tras postrarme en su presencia, me levante transformado, curado.
En la etapa que estamos viviendo, con tantos desasosiegos y problemas, sin saber a veces que nos va a traer el mañana más inmediato, si de nuevo seremos confinados, si todo deberá cerrarse en buscando el bien de todos, quizá nos falta realizar este gesto y arrodillarnos ante Jesús y entre suplica y exigencia repetirle las palabras del leproso del capítulo primero de San Mateo: “Si quieres puedes curarnos”.
Curarnos de este mal que hoy de un modo u otro aflige a todos, es curar a los enfermos y dar la gracia, el ánimo a quienes sin haber enfermado vivimos con las huellas de la enfermedad a nuestro lado.
Nada es igual que ayer, porque quizás hoy hemos visto enfermar, sin explicación alguna, alguien bien cercano, y este hecho confirma nuestro miedo de ser quizás yo quien mañana haya enfermado.
¿Cuánto tardaremos en postrarnos ante el Señor para decirle “si quieres puedes curarnos”? y recibiremos de Él su gracia, una gracia segura que se transformará en curación del cuerpo o del alma.
Hoy estamos necesitando saber pedir y saber hoy mismo dar gracias por la salvación que nos llega.