"Despatroneada" de todo y de casi todos Refundación-refundición de Extremadura. ¿Guadalupandia?
Extremadura precisa refundación- refundición desde su propia semántica, siempre "la última de las diecisiete", que configuran el Estado en su relación con el llamado desarrollo
Cuanto se relaciona con Guadalupe es y hace hoy Extremadura a Extremadura. Y vuelvo a hacerme eco de la insolencia de que el patronazgo religioso de Guadalupe tenga que seguir ejerciéndolo la Virgen con tal advocación, exiliada canónica y administrativamente en Toledo
Dejar constancia también de que los restos de san Pedro de Alcántara, copatrono de Extremadura, de su Comunidad Autónoma y de su Provincia Eclesiástica, siguen estando exiliados, en este caso, en el pueblo de Arenas de San Pedro, en la provincia y diócesis de Ávila
"Dejada también de la mano de Dios", a muchos les resulta explicable que el AVE jamás aspire a ser AVE en Extremadura y que esta siga a la cola de las Comunidades Autónomas de España,” despatroneada” de todo y de casi todos
Dejar constancia también de que los restos de san Pedro de Alcántara, copatrono de Extremadura, de su Comunidad Autónoma y de su Provincia Eclesiástica, siguen estando exiliados, en este caso, en el pueblo de Arenas de San Pedro, en la provincia y diócesis de Ávila
"Dejada también de la mano de Dios", a muchos les resulta explicable que el AVE jamás aspire a ser AVE en Extremadura y que esta siga a la cola de las Comunidades Autónomas de España,” despatroneada” de todo y de casi todos
Estudiosos muy comprometidos con Extremadura, y más desde su constitucional situación en la idea del Estado Español,-en el que autonómicamente también sigue ocupando los puestos peores del llamado “desarrollo”-, se sienten incómodos ante el término “refUndación”.” Por” y “para” ello, prefieren “mineralizar” la “u” de la palabra, en “i” de “refundición”, con certeras remembranzas filológicas a “liquidación”, o a “ponerle fin”…
Y es que en Extremadura pasa lo que no está escrito. De algunas cosas llegan referencias aproximadamente exactas. De su veraz descripción, sobran datos y avales hasta de carácter y dimensión internacionales.
En días relativamente recientes y desde el convencimiento cabal de la inexistencia en la red ferroviaria extremeña de un solo kilómetro electrificado en uso, en falaces y risibles versiones “amables” del AVE, Extremadura se hizo machacona y vilmente presente en los medios de comunicación social con generosidad y con los nombres y apellidos de las supremas autoridades nacionales, autonómicas, provinciales y locales, gracias a las que había sido posible el “milagro” en el resto de las Comunidades, con ludibrio –“mofa, burla o desprecio” y deshonra”- para la extremeña.
El asalto a los titulares primeros de los referidos medios, con referencias al hecho de que, de lo del AVE para Extremadura, nada de nada, y sus noticias habituales de más de una hora de retraso de la llegada a sus destinos, corrió y sigue corriendo insultantemente, con explicaciones “oficiales” que causan pena, además de vergüenza ajena, merecedora “ipso facto” del ”premio” de la renuncia o destitución. El pueblo demanda tratos de consideración y respeto, que tristemente brillaron por su ausencia en el protocolo que rigiera la falsa interpretación de la llegada del AVE – o asimilado- a tierras extremeñas.
Extremadura precisa refundación- refundición desde su propia semántica. ¿Qué tiene que ver el río “Duero” con “extrema Dauri”, o “tierras existentes más allá de ese río”, frontera durante siglos entre los reinos de Castilla y León y los todavía regidos por taifas, al disolverse el Califato de Córdoba? ¿Es que el Tajo y el Guadiana no eran ya ríos, ni aspiraban a serlo algún día, haciendo posible la unidad extremeña?
De manera similar a como se ha impuesto la razón administrativa de la fusión de dos grandes poblaciones de estas tierras, por las ventajas que les reporta al pueblo, es de desear que, con fórmula de “referéndum”, de “Real Decreto” o lo que sea, se intente cambiar cuanto antes el agravio de denominar “Extremadura” a unas tierras por el simple hecho de haber estado situadas históricamente “más allá del Duero”… . Los 41,636 km2 de extensión territorial con que cuenta la población decreciente de sus 1, 053,362 habitantes que la van despoblando, es posible que inspire “a quienes corresponda” idear otro nombre para la Comunidad Autónoma de Extremadura, siempre “la última de las diecisiete”, que configuran el Estado en su relación con el llamado desarrollo.
¿Guadalupandia?
Cuanto se relaciona con Guadalupe es y hace hoy Extremadura a Extremadura. Cuando hubo que rebautizarla como Comunidad Autónoma, en tiempos pre- constitucionales, sus autoridades y los partidos políticos con plena diversidad de colores y eslóganes, decidieron elegir como el “Día oficial” el ya establecido por la Iglesia, correspondiente a su festividad litúrgica como el de su Patrona.
Y aquí y ahora, vuelvo a hacerme eco reiterativo de la insolencia, atrevimiento y abusiva actitud que mantiene la Iglesia-Curia romana – al haber decidido, y seguir consintiendo-caso único en el orbe católico- , que el patronazgo religioso de Guadalupe tenga que seguir ejerciéndolo la Virgen con tal advocación, exiliada canónica y administrativamente en Toledo, capital de Castilla-La Mancha, a la vez que ex primada sede de las Españas y cuya basílica, monasterio y santuario extremeños están declarados por la UNESCO, nada menos que “Patrimonio de la Humanidad”.
No hay razón, ni divina ni humana, para que tal desafuero y desaguisado canónico, litúrgico, para litúrgico y hasta económico, siga todavía vigente, algo que resultaría impensable e indefendible en casos si estos se censaran, por ejemplo, en que la Virgen de Monserrat estuviera canónicamente avecindada en la diócesis de Huesca, la de Covadonga en la de Santander o la del Pilar en la de Burgos…
¿Y qué pasará a medida que crezca en el “pueblo fiel” extremeño el convencimiento semi piadoso, de que gran parte de las desdichas que definen la Comunidad, con AVE o sin AVE, responden a la desprotección que padece, por estar censada y ser contribuyente la Virgen, su patrona, en la demarcación de Toledo? ¿Cómo, y con qué argumentos, los señores obispos de la Provincia Eclesiástica, les explicarán a sus diocesanos, anomalías tan excelsas pese, por ejemplo, a las penúltimas palabras pro- guadalupanas con las que el obispo de Coria-Cáceres “tomara posesión” de su cátedra, -catedral- programando en las mismas su compromiso en defensa de la extremeñidad de esta advocación mariana?
No olvido que, para el papa Francisco, lo de Guadalupe y su “toledaneidad” es “peccata minuta”. Pero no lo es para el pueblo-pueblo, y más en el caso universal de su proyección hispanoamericana, con acentos y fervores mexicanos.
Adenda
Como las desgracias, -también las espirituales- no vienen solas, hay que dejar constancia también de que los restos de san Pedro de Alcántara, copatrono de Extremadura, de su Comunidad Autónoma y de su Provincia Eclesiástica, siguen estando exiliados, en este caso, en el pueblo de Arenas de San Pedro, en la provincia y diócesis de Ávila, de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. En cuyo monasterio espera la resurrección de los muertos, en su Capilla Real, obra de Ventura Rodríguez.
“Dejada también de la mano de Dios”, a muchos les resulta explicable que el AVE jamás aspire a ser AVE en Extremadura y que esta siga a la cola de las Comunidades Autónomas de España,”despatroneada” de todo y de casi todos.
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