Seguro que todos conocemos a Narciso y también algún que otro corazón con ese nombre, ya que es más común de lo que podemos creer o debería de ser.
Son esos corazones que se pasan la vida contemplándose, creyendo ser los mejores y naturalmente autosuficientes.
Están tan metidos en su egocentrismo que ello no les permite ver la acogida y el amor de otros corazones. Se sienten tan ocupados en sí mismos que se pierden la belleza de la vida, en ocasiones con amargura y sin ser conscientes del daño que se están provocando.
Aparentemente se creen únicos porque no necesitan de nadie, pero solo “de cara a la galería”, ya que en lo más profundo de ellos mismos, precisan más que nadie, sentirse reconocidos y admirados, siendo poco amigos de que se les cuestione.
Generalmente son personas superficiales e incapacitadas para sentir la fraternidad.
Todo ello no les facilita un encuentro consigo mismos. Quizá por miedo a lo que puedan descubrir ya que su inseparable amigo Narciso, no les da la oportunidad de descender a lo más profundo de ellos.
Puede que algo de esto nos suene y seguro que todos conocemos a alguien. Hagamos lo posible para que por lo menos haya una consciencia de nuestro ser.