Dar… es darse
Creo que la generosidad y entrega de uno mismo es la mayor expresión de magnificencia hacia el otro. Es obligación de toda persona dar a los demás, por lo menos lo que hemos recibido, porque lo que no se da, desaparece, te lo llevas… (Dad gratis lo que habéis recibido gratis) ¿Os suena? (Mt 10, 7-10)
También es verdad que al otro a veces le puede costar recibir porque no está acostumbrado a ello, o porque simplemente su orgullo se lo impide, por eso es importante, no sólo dar algo mío, sino a mí mismo.
No olvidemos que lo único que realmente quedará cuando no estemos, serán esas huellas que hayamos dejado a lo largo del camino y por ello seremos recordados. Hay personas a las que seguro todos conocemos, que les ponemos nombre, que pasan por la vida haciendo daño a los
demás con su autosuficiencia y queriendo ser dioses. A esas, si se las recuerda, será por el dolor causado en los corazones de quienes las conocían…
Será su testimonio de vida, su huella. Por eso, el amor no tiene nada que ver con lo que esperas conseguir, sino con lo que estás dispuesto a dar; es decir: TODO.