Los marinos, trabajadores invisibles
Czerny considera a estos trabajadores "invisibles" porque, aunque "mueven la economía mundial", afectando directamente a la vida cotidiana de cada uno de nosotros, se enfrentan a retos respecto a los cuales no tienen el descanso y el tratamiento adecuados.
Tal vez el bloqueo tenga que ver con las minas colocadas por Ucrania en el mar Negro para evitar el acceso a buques rusos.https://t.co/uMsRUfBPdo
— Pain (@PainTormenta) July 6, 2022
"Con la guerra en Ucrania, los buques se enfrentan ahora a la desalentadora tarea de navegar entre las minas del Mar Negro y el Mar de Azov. Muchos barcos se han hundido y muchas vidas humanas se han perdido durante esta guerra injusta e inmoral", escribe el cardenal.
A continuación, se refiere a la pandemia que provocó que más de 400.000 marinos quedaran varados a bordo, sin poder abandonar el barco al finalizar su contrato. "Seguían trabajando día tras día sumando fatiga sobre fatiga", señala. E insiste en que las tripulaciones que debían sustituirlos no pudieron incorporarse a los barcos, lo que para algunos supuso un desastre económico al no poder atender las necesidades diarias de sus seres queridos. "En cualquier caso, los marinos no tienen elección", señala.
Ganancias exorbitantes para las empresas, explotación de los trabajadores
A continuación, el cardenal se sumerge en un desequilibrio relativo al hecho de que algunas compañías navieras han sido las únicas que se han beneficiado económicamente de las crisis que han alterado la cadena de suministro mundial.
"Es lamentable", denuncia, "que las compañías sólo hayan compartido con los marinos una ínfima parte de los exorbitantes ganancias de que han disfrutado, o que las hayan gastado en mejorar las instalaciones de bienestar en los puertos de las que pueden disfrutar por breve tiempo en tierra". Las empresas reciben las ganancias, mientras que los marinos y sus familias pagan el precio". La duración forzada de los contratos provoca", escribe además Czerny, "un agotamiento físico y psicológico que puede conducir a errores humanos de peligrosas consecuencias", un aspecto subestimado. Por tanto, el cardenal llama a que no se ignore a los marinos "porque dependemos de ellos"y también de su salud mental, que debe garantizarse creando las condiciones de trabajo adecuadas.
Discriminación injusta e inmoral. Que la pandemia no sea una excusa
Czerny recuerda asimismo que el Convenio sobre el Trabajo Marítimo de 2006, que obliga a las compañías navieras a proporcionar un alojamiento decente y limpio, una alimentación nutritiva, un entorno de trabajo seguro, un horario de trabajo adecuado y un permiso de tierra. "Desgraciadamente, los considerables avances logrados desde la entrada en vigor del MLC en 2013 se han visto seriamente perjudicados", lamenta, considerando aún la cuestión del permiso de tierra. "La posibilidad de abandonar el barco y bajar a tierra, aunque sea por un corto periodo, es crucial para el bienestar de los marinos".
Con la atenuación de las restricciones anti-Covid, la mayoría de las personas pueden volver a moverse libremente. Pero no los marinos. Se trata de una grave injusticia", escribe Czerny, que explica que varios gobiernos y compañías navieras siguen negándose a permitir que los marinos bajen a tierra con el pretexto de que algunos de ellos pueden bajar a tierra si tienen la "ciudadanía adecuada". "Esta discriminación es tan injusta como inmoral", subrayó. "Todos debemos recordar que debe respetarse la dignidad innata de los marinos como seres humanos. Dondequiera que estén en el mundo, deben ser tratados por igual, sin discriminación". Y añade: "La pandemia no debe seguir utilizándose como excusa para prohibir a la tripulación bajar a tierra".
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