Liturgia del 4º DOMINGO ADVIENTO 2024 (C)

Visitación
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4º DOMINGO ADVIENTO 2024 (C)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.


MONICIÓN DE ENTRADA


El adviento va llegando a su fin. Ha sido un camino interior con la mirada puesta en el nacimiento de Jesús, el mejor regalo de Dios a la humanidad. La Navidad es época de regalos porque nos ayudan a expresar y comunicar el afecto. Esto es mucho más importante que el precio que paguemos por ellos. Por eso los mejores regalos no son los de las tiendas, sino los que van envueltos de cariño y humanidad.


Oración encendido corona de Adviento


Que los caminos se abran a tu encuentro, que el sol brille sobre tu rostro, que la lluvia caiga suave sobre tus campos, que el viento sople siempre a tu espalda.

Que guardes en tu corazón con gratitud el recuerdo precioso de las cosas buenas de la vida.

Que todo don de Dios crezca en tí y te ayude a llevar la alegría a los corazones de cuantos amas.

Que tus ojos reflejen un brillo de amistad, gracioso y generoso como el sol, que sale entre las nubes y calienta en mar tranquilo.

Que la fuerza de Dios te mantenga firme, que los ojos de Dios te miren, que los oídos de Dios te oigan, que la Palabra de Dios te hable, que la mano de Dios te proteja y que, hasta que volvamos a encontrarnos, Dios te tenga y nos tenga a todos en la palma de su mano.


ORACIÓN COLECTA


Dios se acerca a nosotros. La esperanza del salvador se cumple. Pero nosotros seguimos insensibles, no nos enteramos, seguimos haciendo nuestra vida. Hoy, queremos prepararnos a la Navidad.


Por unos días, vamos a dejar a un lado nuestro egoísmo, vamos a preocuparnos por los demás, vamos a colaborar con esperanza.


Así será una realidad la presencia de Dios entre nosotros. Queremos recibir como Él se merece, a Jesús, al Dios que se acerca a nuestras vidas y nace de las entrañas de una madre joven y virgen.

Lectura de la profecía de Miqueas (5,1-4):


Esto dice el Señor: «Y tú, Belén de Efratá, pequeña entre los clanes de Judá, de ti voy a sacar al que ha de gobernar Israel; sus orígenes son de antaño, de tiempos inmemorables. Por eso, los entregará hasta que dé a luz la que debe dar a luz, el resto de sus hermanos volverá junto con los hijos de Israel. Se mantendrá firme, pastoreará con la fuerza del Señor, con el dominio del nombre del Señor, su Dios; se instalarán, ya que el Señor se hará grande hasta el confín de la tierra. Él mismo será la paz».


Salmo 79


R/. Oh Dios, restáuranos,

que brille tu rostro y nos salve.


V/. Pastor de Israel, escucha,

tú que te sientas sobre querubines, resplandece;

despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.


V/. Dios del universo, vuélvete:

mira desde el cielo, fíjate,

ven a visitar tu viña.

Cuida la cepa que tu diestra plantó,

y al hombre que tú has fortalecido. R/.


V/. Que tu mano proteja a tu escogido,

al hombre que tú fortaleciste.

No nos alejaremos de ti:

danos vida, para que invoquemos tu nombre. R/.


Lectura de la carta a los Hebreos (10,5-10):


Hermanos:

Al entrar Cristo en el mundo dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias.

Entonces yo dije: He aquí que vengo —pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí— para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad».


Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley. Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad».

Niega lo primero, para afirmar lo segundo. Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.

Lectura del santo Evangelio según San Lucas (1,39-45):


En aquellos mismos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.


Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó:


«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».

HOMILÍA

Comienzo con una historia:

Anita tenía un papá tecnócrata, que hacía mucho dinero, pero tenía poco tiempo para su familia. Cada noche Anita le pedía a su papá que le leyera un cuento, antes de irse a dormir. Así lo hizo por algún tiempo, hasta que encontró una ‘solución’ para no tener que leer los cuentos: compró un grabador y un locutor le grabó algunos de los cuentos favoritos de Anita.

Y así cada vez que Anita le pedía un cuento, apretaba el botón, y a escuchar. A Anita le pareció bien esto por unos días.

Pero de golpe rehusó escuchar tales cuentos grabados.

-    “¿Por qué?”, preguntó su papá. Y Anita respondió:

-    Porque no me puedo sentar en las rodillas del grabador.

El papá de Anita le regaló un grabador, pero no se dio a sí mismo, su presencia, su tiempo, su disponibilidad.

Precisamente en este último domingo de adviento se nos propone por segunda vez la figura de María, y comienza el relato haciendo hincapié en su disponibilidad. “María se pone en camino, aprisa a la montaña” No piensa en ella, sino en los demás, en Isabel.

Jesús nos dirá que él es el “camino”, pero en su primer viaje es llevado por su joven madre, portadora de la Buena Noticia.

Nosotros también vivimos, podemos vivir, la situación de María e Isabel: puede ser que, como a Isabel, alguien nos visite y ponga en marcha la vida que cada uno llevamos dentro, y provoque en nosotros una reacción de alegría.  Puede ser que, como María, alguna de nuestras actitudes provoque alegría, esperanza, ganas de vivir en los demás.

Y, como Isabel, nosotros también podemos bendecir. Bendecir es hablar bien, ensalzar, alabar, glorificar.

¡Ojalá estemos dispuestos a bendecir con frecuencia, a decir bien a Dios, a las personas, a todas las criaturas!

Si tratamos de mirar con los ojos de Jesús, veremos la bondad de todo lo que recibimos y brotará en nosotros el deseo de bendecir.

Pensemos: ¿Se podría decir de cada uno de nosotros  que donde estamos, donde vamos, llevamos alegría, bendición, esperanza, en definitiva Buena Noticia?

María quiere estar cerca de Isabel.  Quiere abrazar, captar el brillo de sus ojos, los latidos de su corazón, escuchar su voz, ofrecer y aceptar ayuda, compartir los detalles sencillos y cotidianos: la mirada, la cercanía, el silencio, la escucha,  la palabra adecuada, el ánimo...

El mismo Espíritu nos mueve hoy a hacer de nuestra vida un encuentro, con todas las personas, estando cerca especialmente de aquellas que más necesitan nuestra presencia, nuestro apoyo, nuestro ánimo.

Isabel alaba a María por su fe, “dichosa tú que has creído”. La fe siempre es motivo de alegría. Uno de los rasgos más característicos de ella es saber acudir junto a quien necesita nuestra presencia. Acompañar a vivir. Es el lenguaje que todo el mundo entiende: la fe traducida en disponibilidad, acogida, cercanía, servicio y solidaridad.

Dios cumple siempre sus promesas, contando con nosotros.

Estamos ya a las puertas de la Navidad, tiempo de encuentros y también de regalos. A la hora de hacer los regalos pensemos a la luz del ejemplo de María:

- Tus hijos no necesitan un nuevo juguete, te necesitan a ti.

- Tu esposa/o no necesita el último perfume o reloj, te necesita a ti.

- Tus padres o abuelos mayores no necesitan más cosas, necesitan que tú les calientes sus manos con tu calor.

Dar cosas es fácil, darse a uno mismo es lo difícil.

¿Qué le vamos a regalar a Jesús? ¿Le daremos un poco de nuestro amor, de nuestro tiempo, para estar con él en el silencio del corazón, le daremos también nuestro tiempo,  nuestra vida a las personas, en las que Él está?

Ojalá que nuestras visitas de Navidad sean como la de María a Isabel, visitas en las que el Espíritu haga saltar de gozo, de amor y de paz a las personas que veamos.


CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL


Uno de los rasgos más característicos de nuestro ser creyente es acudir junto a quien está necesitado de nuestra presencia. Hoy la Palabra nos ofrece a María como ejemplo de prontitud para el servicio.

Oremos:

Viviremos en camino hacia los demás


• Anhelamos una Iglesia que sea proclamación de un Dios que se desprende, se abaja y humaniza; que es presencia próxima junto a los más vulnerables, alejándose del poder y de los poderosos.


Viviremos en camino hacia los demás


• Anhelamos creyentes siempre dispuestos a ponerse en camino y marchar aprisa junto a quien reclama nuestra presencia y servicio.


Viviremos en camino hacia los demás


• Anhelamos el compromiso de todos con quienes sufren a causa de la soledad, de la enfermedad, del maltrato, del paro y se sienten a falta de alegría y esperanza.


Viviremos en camino hacia los demás


• Anhelamos comunidades parroquiales y religiosas llenas de amor, próximas a los más vulnerables de esta tierra, que acompañen y favorezcan la vida de todos, en especial la vida de los excluidos de este mundo.


Viviremos en camino hacia los demás


• Anhelamos unas relaciones entre todos que nos humanicen, que nos hagan bien, que susciten la mejor versión de cada uno de nosotros.


Viviremos en camino hacia los demás


Padre y Madre buena, acertaremos a vivir con armonía, diciendo bien unos de otros, siendo cauces de una vida que sirve, que ayuda, que acompaña, que ama. Te damos las gracias por el regalo de tu hijo Jesús que vive por los siglos de los siglos. Amen


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso


El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…


ORACIÓN OFRENDAS


Te presentamos el vino y el pan. Es el pan de nuestras comidas y el vino de las fiestas y de la alegría. Junto a ellos ofrecemos nuestras vidas, la alegría de la presencia de Jesús, el cariño de unas Navidades felices, vividas con la ilusión de un niño, o de la madre que espera el nacimiento de un hijo. Te lo ofrecemos con Jesucristo nuestro Señor.


PREFACIO


El Señor ESTÁ con vosotros

Levantemos el corazón

Damos gracias al Señor nuestro Dios


Es hoy un día muy especial 

para recordar agradecidos

a María, la buena madre de Jesús de Nazaret,

que lo arropó y alimentó en sus entrañas,

durante un largo adviento,

y preparó con exquisita dedicación y amor

su nacimiento en este mundo.


Por todo ello es bendita entre las mujeres.

María comprendió, antes y mejor que nadie,

el misterio de tu encarnación.

Supo verte en su interior,

te vio también en cuantos la rodeaban,

y te vio sobre todo en su hijo Jesús.


Madre e hijo te reflejaron en sus vidas

y nos demuestran que eres verdaderamente Emmanuel, un Dios inmerso en la humanidad.


Gracias, Padre Dios, por su magnífico testimonio,

casi sin palabras.


Guardó en su corazón cuanto hizo y dijo Jesús

y le acompañó en sus momentos más duros.


Unidos a todos los seres humanos,

a todos nuestros hermanos,

nos proclamamos orgullosos hijos de María

y te cantamos este himno de agradecimiento y alabanza.

SANTO, SANTO, SANTO


CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA


SANTO eres en verdad, Padre,

y con razón te alaban todas tus criaturas,

ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,

con la fuerza del Espíritu Santo,

nos das Vida y santificas todo.


Congregas a tu Pueblo sin cesar,

para que ofrezca en tu honor esta OFRENDA

desde donde sale el sol hasta el ocaso.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino

y se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,

en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


Porque Él mismo,

la noche en que iba a ser entregado,

habiendo amado a los suyos,

que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.


Mientras cenaba con sus discípulos,

tomó un pan, y dando gracias te bendijo,

lo partió y lo repartió a sus discípulos, diciendo:


TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,

PORQUE ESTO ES MI CUERPO,

QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.


Del mismo modo, acabada la cena,

tomó el cáliz,

y, dándote gracias de nuevo,

lo pasó a sus discípulos, diciendo:


TOMAD y BEBED TODOS DE ÉL,

PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,

SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,

QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS

Y POR TODOS LOS HOMBRES

PARA ILUMINAR VUESTRAS VIDAS.

HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.


ÉSTE ES EL SACRAMENTO DE NUESTRA FE.


Así pues, Padre, al celebrar ahora el memorial

de la ENTREGA de Jesús para darnos ejemplo,

de su admirable resurrección y ascensión al cielo,

mientras esperamos su venida gloriosa,

te ofrecemos, en esta acción de gracias,

TODO lo que somos y tenemos.


Tú diriges tu mirada sobre esta OFRENDA de tu Iglesia

y reconoces en ella nuestra adhesión a Jesús,

que vino a revelarnos tu rostro

de verdadero Padre, que nos ama sin límite.


Nos unimos en este sacramento al Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, que se entregó por nosotros

para dejarnos su ejemplo de Vida.


Y nos abrimos de todo corazón a tu Espíritu Santo

para ser iluminados y fortalecidos en el seguimiento de Jesús, tanto individual como colectivamente.

Y así, unidos como hermanos,

formemos con Cristo un solo cuerpo

y un solo espíritu.


Él nos transforma en verdaderamente humanos

en nuestro diario caminar hacia tu Heredad,

donde seguiremos alabándote 

junto con tus elegidos,

con María, la Virgen Madre de Dios y madre nuestra, su esposo San José,

los apóstoles y los mártires,

y todos los Santos,

que nos precedieron en el camino hacia Ti.


Te ofrecemos, Padre, nuestro compromiso de adhesión a Jesús,

que ratificamos en esta celebración,

para que contribuya a la Paz y

la Humanización del mundo entero.


Confirmamos nuestra lealtad con esta tu Iglesia,

que peregrina en la Tierra,

fortalecida por nuestra fe y caridad.


Nos unimos a TODOS tus hijos de este Pueblo,

iluminado y fortalecido por Jesús,

junto con sus servidores: el papa Francisco,

nuestro obispo N…,

el orden episcopal, los presbíteros y diáconos.


Tú atiendes los deseos y compromisos

de esta Familia,

que has congregado en tu presencia

en este domingo, día en que Cristo

venció a la muerte.


Él nos ha hecho partícipes de su Sabiduría y Fortaleza, para que imitemos su ejemplo

en el camino hacia tu Heredad eterna.


Te damos GRACIAS porque nuestros

hermanos difuntos…, familiares,

amigos y miembros de nuestra Comunidad,

tras su maduración en este mundo,

ya disfrutan contigo en tu casa del Cielo.


Queremos ser parte del Reino interior,

que tu Hijo nos reveló,

y extenderlo a nuestro mundo

para que podamos gozar TODOS de tu felicidad eterna,

junto con Cristo, Señor nuestro,

por quien concedes al mundo todos los bienes.

Por Cristo, con Él y en Él,


PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo

TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen

CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.


ORACIÓN FINAL


Ain Karem, Señor, el pueblecito en que vivía Isabel y en el que se encontró con su prima María cuando ésta fue a visitarla, aunque sea pequeño y con poca historia, es uno de esos lugares tatuados en las entrañas, y presente siempre en el corazón y en la memoria.

Lugar fértil, Señor, con jardines y viñas; aldea escondida del ruido y de las intrigas de la gran ciudad que era y es toda Jerusalén que tiene sueños de grandeza y mata a los profetas.


Ain Karem, Señor, es para nosotros la fuente de la viña, fuente generosa que mana paz y alegría, que descansa y da vida, que plenifica y ennoblece a todo el que se acerca a ella.


Y es también, Señor, desde aquel día de primavera que narran y cantan las crónicas evangélicas, lugar de gozo y fiesta, por aquella visita de María y aquel encuentro entre dos visitadas tuyas.


Ain Karem, Señor, es ese lugar apropiado para todos los que soñamos con embarazos de vida y no queremos encerrarnos en nuestras miserias aunque seamos personas estériles, ancianas o muy niñas.


Ain Karem, Señor, es tu regalo para que tengamos vida y aprendamos a cuidarla cantándote a ti, Dios de vida, presente en nuestra historia y tierra. Amén

BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado.

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