"La fraternidad es la levadura de paz que necesitan las ciudades", dice a los jóvenes de la Fraternidad Misionera Francisco: "No hay que ir lejos para encontrar a los pobres: están en el propio barrio, en el mismo rellano"
Mostrar con generosidad renovada el rostro compasivo de Dios a quienes viven en las periferias de las ciudades, donde a veces se sienten la indiferencia y la violencia. Es la tarea que el papa Francisco encomendó a los jóvenes de la Fraternidad Misionera de las Ciudades, con cuya delegación se reunió esta mañana y a quienes les entregó el discurso que había preparado para esta ocasión
| Adriana Masotti
“Vemos un lugar sencillo y pobre, un suburbio, una ‘banlieue’ de la época. Los pastores que acuden a la cuna son marginados con mala reputación. Sin embargo, es a ellos a quienes primero se anuncia el Evangelio de la salvación. Son pobres, pero tienen el corazón dispuesto. Ésta es también su experiencia”.
Los pobres están cerca de nosotros
El Papa señala en el discurso que les entregó que no hay que ir lejos para encontrar a los pobres: están en el propio barrio, en la esquina de la calle, a veces comparten el mismo rellano que nosotros. Y es a ellos a quienes hay que anunciar la Buena Nueva:
“Por eso, no tengan miedo de abandonar su seguridad para compartir la vida cotidiana de sus hermanos y hermanas. Incluso entre ellos, muchos tienen el corazón abierto y esperan, sin saberlo, la buena noticia”.
La invitación del Santo Padre a los jóvenes de la Fraternidad Misionera de las Ciudades es a vivir la fraternidad, "fermento de paz", en las periferias de las ciudades testimoniando con su presencia y sus gestos la compasión de Dios hacia aquellos hermanos y hermanas en los que se esconde la presencia de Jesús.
De hecho, se lee en el discurso del Papa:
“Sé también cómo a veces la violencia, la indiferencia y el odio pueden marcar los barrios: hoy tienen la misión valiente y necesaria de llevar la cercanía, la compasión y la ternura de Dios a las personas a menudo privadas de dignidad y de amor. Queridos hermanos y hermanas, gracias por lo que hacen, ¡sigan adelante!”.