La religiosa oblata falleció víctima del coronavirus en Huelva "Jesús, presiento la última noche". El adiós por SMS de la hermana Pilar
"Muchas cosas podríamos decir de ella. Pero queda en el corazón de todas el regalo que hemos recibido de Dios habiéndonosla dado por Madre", confiesan sus hermanas de congregación
“Jesús. Presiento mi última noche. Gracias mi Dios por unirme tan profundamente al dolor puro de tu entrega en Cruz”, fue su último SMS, la noche del 27 de abril
| Jesús Bastante /Agencias
"Si el Señor quiere llevarme, yo contenta". La superiora del monasterio de las oblatas en Santa María de la Cinta, uno de los ejes de la espiritualidad de Huelva, Pilar Adámez, falleció la pasada semana despidiéndose de su congregación a través de un SMS que se ha hecho viral.
"Jesús. Presiento mi última noche. Gracias mi Dios por unirme tan profundamente al dolor puro de tu entrega en Cruz", escribía Pilar, religiosa natural de Alange (Badajoz), que ha pasado los últimos 60 años en clausura.
Así lo escribían sus hermanas en su web:
Ayer, día 27, sobre las 21 h., pudo poner este SMS:
“Jesús. Presiento mi última noche. Gracias mi Dios por unirme tan profundamente al dolor puro de tu entrega en Cruz”.
Es el último testimonio de su entrega que hemos recibido.
Ya ha consumado su oblación en Cristo y ha dejado un rastro de santidad y de ternura para con todos.
Muchas cosas podríamos decir de ella. Pero queda en el corazón de todas el regalo que hemos recibido de Dios habiéndonosla dado por Madre.
GRACIAS, MADRE POR SU VIDA, POR SU ENTREGA, POR SU TERNURA.
DESCANSA EN PAZ Y GOZA DE SU SEÑOR. AMÉN
Una de sus sobrinas, Concepción Cabezas, confesaba a Efe que su tía era "una mujer llena de ternura y de una gran sonrisa". "Nunca la vi seria. Siempre detrás de la reja, animando y defendiendo la fe. El hecho de que la gente se separara de Dios le dolía mucho y siempre intentaba dar una palabra de aliento", relata su sobrina.
La religiosa, que llegó a ser general de su congregación, fundando un convento en Perú.El pasado 12 de abril, ya desde el hospital, la religiosa aseguraba que "el Señor nos puede pedir todo, somos oblatas, lo que Dios quiera, me ofrezco por los sacerdotes y por la Iglesia". "Yo me abandono a su voluntad y lo que él quiera, si quiere llevarme, yo contenta". Y así se fue.
Pilar Adámez, en su convento (Hoy)