Ejercita la meditación en una frase del Evangelio. 43 Año de Oración
Meditación
43 Año de preparación para el jubileo 2025
Año de oración
Texto
“Mis labios van enumerando todos los mandamientos de tu boca; mi alegría es el camino de tus preceptos, más que todas las riquezas. Medito tus mandatos, y me fijo en tus sendas; tus decretos son mi delicia, no olvidaré tus palabras” (Sal 118, 13-16).
Comentario: Meditación
Laurence Freeman, OSB, en su libro: “Luz en el interior, meditaciones como pura oración”, ofrece diferentes frutos de la meditación: “La meditación nos lleva a un universo interior”. “Nos lleva más allá de nosotros mismos”. “Es un sendero simple”. “Es un sendero unificado y armonioso para encontrar el Reino dentro de nosotros”. “La meditación nos está enseñando cómo amar y ser amados”. “El gran poder que tiene la meditación es que corta de raíz todo el egoísmo que hay en nosotros”. “La meditación nos enseña la verdad viva de la enseñanza de Jesús: que tenemos que morir y negarnos a nosotros mismos”. “La meditación consiste esencialmente en seguir la enseñanza de Jesús de negarse a sí mismo y seguirle”.
Meditar la Palabra de Dios nos libera del ejercicio introspectivo narcisista, por el que quedamos un tanto secuestrados en nuestros afanes, deseos, proyectos, hipótesis, o mala memoria. Al acoger una breve expresión del texto bíblico, y repetirlo interiormente, tiene el fruto inmediato de liberarnos del propio yo.
Una expresión orante es: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”. “¡Cuánto amo tu ley!: todo el día la estoy meditando; tu mandato me hace más sabio que mis enemigos, siempre me acompaña; soy más docto que todos mis maestros, porque medito tus preceptos” (Sal 118, 97-99).
Propuesta
Ejercita la meditación en una frase del Evangelio.