“¿En nombre de qué Dios y con qué autoridad presuntamente divina se puede privar a los seres humanos de sus derechos más fundamentales?” Domingo 23º TO (06.09.2020): La reforma de la Penitencia sigue pendiente en la Iglesia

La disciplina eclesial ha sustituido al evangelio: quien se salta la ley, aunque sea para vivir más humanamente, encuentra en la Iglesia distancia y desprecio a su conciencia

Comentario:“... allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 15-20)

El llamado “discurso comunitario” (cap. 18), expone pautas de conducta eclesial. En todo grupo hay problemas de convivencia: afán de primeros puestos, escándalos, desprecio de los débiles, ofensas... Hoy leemos la conducta ante el pecador: “Si tu hermano peca contra ti”. Propone tres etapas de perdón y reconciliación: los dos a solas, entre dos o tres, ante la comunidad. Para Santo Tomás de Aquino (S. Teol. 22, q. 33. a. l) la actitud con quien te ofende es obra de misericordia, superior a la limosna y a la curación de enfermedades.

La reconciliación recuerda la parábola de la oveja perdida (Mt 18, 12-14). Jesús no alude para nada a un ritual ni a la intervención de una autoridad religiosa para que perdone en nombre de Dios. La solución que propone Jesús es: “repréndelo estando los dos a solas”. Todos somos “pastores” de los hermanos: buscarlos, hacerles ver, ayudarlos, reconciliarse.. es obra nuestra y de Dios, que nos reconcilia con él cuando nos reconciliamos entre nosotros. Por eso añade el texto: “todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos...; si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (vv. 18-20). Conviene recordar que: “la confesión auricular detallada de los pecados no está documentada dogmáticamente. Fue una decisión disciplinar del concilio de Trento, basada en un hecho históricamente falso (que siempre existió ese tipo de confesión) y en un argumento también falso (que el sacerdote actúa como juez, un cargo que Jesús jamás concedió a sus apóstoles)” (J. M. Castillo: La religión de Jesús. Comentario al evangelio 2020. D. De Brouwer. Bilbao 2019. P. 322). La reforma del sacramento de la Penitencia sigue pendiente en la Iglesia. Su abandono masivo es signo de urgencia. Al menos, admitir la fórmula C como ordinaria, a voluntad del cristiano, sería un paso lógico en buena dirección.

El recurso intermedio:si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmadopor boca de dos o tres testigos”. Así lo dice la ley de Moisés (Dt 19,15), que en la comunidad de Mateo tenía mucha autoridad. Es lógico que así sea. Cuando un hermano te hace daño, abandona el hogar..., hay que utilizar todos los recursos para que deje de hacer daño, vuelva a casa, etc. La verdad se abre camino en el respeto y en el amor, en diálogo constructivo y racional.

El recurso último, la comunidad. Una instancia a la que los dirigentes tienen siempre miedo. El grupo cristiano tiene “poder de atar y desatar” (v. 18): interpretar y discernir la realidad según el espíritu de Jesús. El Vaticano II lo reconoce así: “es propio de todo el Pueblo de Dios, sobre todo de pastores y teólogos, escuchar, discernir, interpretar y juzgar, con la ayuda del Espíritu Santo, las diversas voces de nuestro tiempo, a fin de que la Verdad revelada se perciba más profundamente, se entienda mejor y se proponga en forma más adecuada” (GS 44). En la comunidad hay que discernir con el Evangelio y los sentimientos de Cristo. También, por supuesto, hay que contar con las leyes de convivencia y funcionamiento, que nos hemos dado. Pero salvando siempre el respeto a la vida humana, a sus derechos y deberes fundamentales. No se ha hecho el ser humano para la ley, sino al revés. A esta luz, otra sería la historia y otras serían las leyes eclesiales y su valor. Jesús está en la comunidad (“dos o tres reunidos en mi nombre”). Esta presencia la convierte en “sacramento” o signo eficaz de Cristo. El Padre nos escucha, como a él. Hablamos de la comunidad, no sólo de los dirigentes. La Iglesia son los bautizados en Cristo.

A pesar de todo cabe la terquedad y obstinación en hacer daño, en odiar, en perseguir... Si no hace caso a la comunidad, debe considerársele “como pagano (que no conoce a Dios) o publicano (recaudador que no obedece a Dios, sino al dinero y a su dueño)”. Éstos, aunque son extraños a la comunidad, en Mateo aparecen como predilectos de Jesús, y por tanto dignos de atención preferente. ¡Cuánto abandono hay de esto en nuestra Iglesia! Entre los mismos sacerdotes y obispos. Si no es de nuestra cuerda, si pone en peligro intereses o leyes, si yéndose nos quita problemas... aplicamos el refrán: “enemigo que huye, puente de plata”. Creo que la razón fundamental de esta conducta es el legalismo eclesiástico. La disciplina eclesial ha sustituido al evangelio: quien se salta la ley, aunque sea para vivir más humanamente, encuentra en la Iglesia distancia y desprecio a su conciencia. Eso de “tened entre vosotros lossentimientos propios de Cristo Jesús” (Flp 2,5) cuenta poco en la convivencia clerical.

Oración: “... allí estoy yo en medio de ellos(Mt 18,15-20)

Hoy, Jesús, nos invitas a ahondar en nuestra relación comunitaria:

en el trato a quien nos ofende; 

en el respeto que nos tenemos;

en la ayuda que nos prestamos en tu seguimiento; 

en la colaboración comunitaria al bien común...

En tu Iglesia, débil y llamada a la perfección, ha ocurrido de todo:

desde no respetar los derechos humanos más elementales:

- “A los asesinos de excomulgados, según el uso de la iglesia romana, les impondrás una satisfacción proporcionada a la intención que hayan tenido. Pues no consideramos que sean homicidas los que, ardiendo en el celo de su católica madre contra los excomulgados, resulte que han destrozado a algunos de ellos...” (Urbano II -finales del s. XI- Epist. 132).

- El Papa León X condenó la proposición de Lutero:

“quemar herejes es contrario a la voluntad del Espíritu Santo” (D 773; DS 1.483); 

- espectáculos de crueldad, comparables al “vía crucis” de Jesús,

contra los llamados herejes (Ver: El hereje, de M. Delibes. 1998).

- prohibición del matrimonio a los clérigos (“Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia” -Artículo 16. 1- ONU 10.12.1948). También la revelación cristiana dice que “se alejan de la fe... quienes prohíben casarse” (1Tim 4,1-4).

hasta el individualismo más inhumano a costa del destrozo comunitario:

- evidente en los cismas y en muchos conflictos eclesiales; 

- la absolutización del individuo y de la subjetividad lleva a olvidar a los otros;

tanto como la absolutización de la ley ante la necesidad individual;

- la tensión entre libertad y responsabilidad se resuelve con frecuencia

a favor de “mi” libertad.

¿Nuestras leyes comunitarias respetan los derechos humanos?

“El Papa y los obispos católicos defienden los derechos humanos... en la sociedad...,

pero desconocen e incumplen los derechos de los cristianos en el seno de la Iglesia.

Defienden la libertad en la sociedad, pero se olvidan de la libertad cristiana...: 

- las mujeres cristianas excluidas, por ser mujeres, del acceso al sacerdocio...

- El celibato obligatorio es contrario al derecho humano a contraer matrimonio;

teológica e históricamente no existe una vinculación intrínseca entre sacerdocio y celibato.

- No se reconocen ni se respetan libertades de expresión, investigación, cátedra e imprenta...

- Hasta la opción por los pobres es sancionada a veces con penas severísimas

como en el caso de la teología de la liberación...

-Los procesos contra los teólogos no son precisamente un ejemplo de transparencia

y respeto a los derechos humanos..”(J. J. Tamayo: EL CORREO DIGITAL 01/07/06).

Otro teólogo “sin censura” escribe:

“Los poderes democráticos de este mundo respetan los derechos de los seres humanos como no los respeta el sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la tierra. En consecuencia, hay que decir con toda claridad que el Papa no tiene poder para actuar de manera que, de hecho, prive a los fieles católicos de sus derechos más fundamentales. No es, por tanto, ni una falsedad ni una exageración afirmar que el papado está cometiendo un abuso de poder para el que no está legitimado... ¿En nombre de qué Dios y con qué autoridad presuntamente divina se puede privar a los seres humanos de sus derechos más fundamentales? Mientras la Iglesia no responda a esta pregunta y mientras no resuelva este problema no tendrá credibilidad ni, por tanto, podrá cumplir con su misión y su razón de ser en este mundo...El hecho es que a estas alturas... de la Declaración de los derechos humanos (10. XII. 1948), la Iglesia católica no ha aceptado los contenidos fundamentales de esa declaración” (J. M. Castillo:12.11.2007, al presentar su libro: La Iglesia y los derechos humanos (D. de Brouwer. Bilbao 2007)).

Cristo resucitado, presente “donde hay dos o más reunidos en tu nombre”:

aviva los derechos humanos en la sociedad y en la Iglesia;

ilumina a los responsables de la Iglesia para volver al Evangelio;

a la simplicidad del respeto y amor a toda persona;

a aceptar que en Ti “no hay hombre ni mujer, todos somos uno” (Gál 3,27-28);

a reconocer la libertad de los hijos de Dios;

a “no imponer más cargas que las indispensables”(He 15,28).

Preces de los Fieles (Domingo 23º TO 06.09.2020)

Hoy somos invitados a re-visar, a mirar con los ojos de Jesús, nuestra convivencia. Pidamos representar a Jesús diciendo: “al reuniros en tu nombre,  estás en medio, Señor”.

Por la Iglesia:

- que sea pueblo, comunidad de hermanos en el Espíritu de Jesús;

- que su ley fundamental sea el amor mutuo, como Jesús nos amó.

Roguemos al Señor:“al reuniros en tu nombre,  estás en medio, Señor”.

Por las intenciones del Papa (septiembre 2020):

- que “se respeten y no sean saqueados los recursos del planeta”;

-que “los recursos del planeta se compartan de manera justa y respetuosa”.

Roguemos al Señor:“al reuniros en tu nombre,  estás en medio, Señor”.

Por los dirigentes de la Iglesia:

- que sepan que la misión de la Iglesia no es sólo de ellos (LG 30);

- que animen ejemplarmente al seguimiento de Jesús.

Roguemos al Señor:“al reuniros en tu nombre,  estás en medio, Señor”.

Por el cambio evangélico de la Iglesia:

- que la comunidad, respetando los derechos humanos, viva en fraternidad;

- que todos puedan participar, opinando y decidiendo en el Espíritu de Jesús;

Roguemos al Señor:“al reuniros en tu nombre,  estás en medio, Señor”.

Por los más débiles:

- que sientan nuestra cercanía y acompañamiento;

- que el Espíritu de Jesús alienten su dignidad y libertad.

Roguemos al Señor:“al reuniros en tu nombre,  estás en medio, Señor”.

Por esta celebración:

- que la presencia de Jesús nos conforte con sus mismos sentimientos;

- que la comunión nos haga “cuerpo y sangre”, vida en Cristo.

Roguemos al Señor:“al reuniros en tu nombre,  estás en medio, Señor”.

Te agradecemos, Señor, la fe que nos congrega para vivir en comunidad de hermanos. Queremos vivir en apertura a todos, sin excluir a nadie de nuestro amor. Queremos corregirnos, ayudarnos, apoyarnos en tu seguimiento. Para ello pedimos la fuerza de tu Espíritu que vive por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, 6 de septiembre de 2020

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