"Acojamos a los olvidados, a los que no encuentran sentido a la vida, a los que viven desorientados y perdidos" Una familia que nace de la Pascua

Resurrección
Resurrección

Cristo también quiere compartir su vida, muerte y resurrección con nosotros. La Iglesia es la familia de Jesús. Somos una familia que nace de la Pascua. Somos una comunidad unida por la fe en Cristo resucitado. Él murió y resucitó por nosotros. Él es el buen pan que da la Vida al mundo

Queridos hermanos y hermanas, ¡Cristo vive! Él es la luz que brilla en las tinieblas. Pidámosle que nos ayude a ser personas resucitadas que descubran la presencia de Jesús en las pequeñas cosas de cada día. Que durante todo el tiempo pascual nos acompañe la alegría de la Resurrección

¡Aleluya! ¡Cristo ha resucitado! Él vive y camina a nuestro lado, nos llama a seguirlo y nos muestra el camino de la vida. Hoy Él nos dice a cada uno de nosotros: «He resucitado y estaré junto a ti para siempre». Este es el día en que actuó el Señor, ¡alegrémonos y celebrémoslo! (cf. Sal 117,24)

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Jesús también celebró la fiesta de Pascua. Ese día, los judíos celebraban que Dios los había liberado de la esclavitud en Egipto. La Ley judía permitía que los que acudían a Jerusalén durante esos días formasen comunidades de peregrinos. Eran como pequeñas familias que celebraban la Pascua con fe y alegría. Es por ello por lo que los evangelistas nos cuentan que Jesús quiso celebrar la Pascua con los apóstoles. Así lo dijo en la Última Cena: «¡Cuánto deseaba comer con vosotros esta cena pascual antes de mi Pasión!» (cf. Lc 22,15).

Cristo también quiere compartir su vida, muerte y resurrección con nosotros. La Iglesia es la familia de Jesús. Somos una familia que nace de la Pascua. Somos una comunidad unida por la fe en Cristo resucitado. Él murió y resucitó por nosotros. Él es el buen pan que da la Vida al mundo.

Resurrección

Durante la cena de Pascua, los judíos se revestían de peregrinos y comían juntos el cordero pascual, hierbas amargas y pan sin levadura. Este era el alimento de los nómadas. Nuestra Iglesia es también una comunidad que peregrina en la tierra. Ciertamente, somos un pueblo «nómada», un pueblo que camina hacia el encuentro definitivo con el Señor de la gloria (cf. Spes non confundit, 19). Dejemos que Jesús sea nuestro guía, la luz que alumbre nuestra vida. Él es un buen peregrino que camina a nuestro lado, que atiende nuestras preocupaciones y nos ayuda a retomar nuestro camino con esperanza.

Durante nuestro camino en este mundo, Cristo nos pide que seamos una familia abierta a todos. Acojamos a los olvidados, a los que no encuentran sentido a la vida, a los que viven desorientados y perdidos como «ovejas sin pastor» (Mt 9,36). Cristo resucitado está presente en todos ellos.

Queridos hermanos y hermanas, ¡Cristo vive! Él es la luz que brilla en las tinieblas. Pidámosle que nos ayude a ser personas resucitadas que descubran la presencia de Jesús en las pequeñas cosas de cada día. Que durante todo el tiempo pascual nos acompañe la alegría de la Resurrección. Cristo vivo y resucitado que camina a nuestro lado es la razón de ser de nuestra esperanza. Y que el Señor nos conceda ser portadores de esperanza y alegría en medio de nuestro mundo. ¡Feliz Pascua de Resurrección!

† Card. Juan José Omella Omella
Arzobispo de Barcelona

Escucha la carta dominical en la voz del cardenal arzobispo de Barcelona.

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