Liturgia del JUEVES SANTO 2025 (C)

Liturgia del JUEVES SANTO 2025 (C)
Liturgia del JUEVES SANTO 2025 (C)

JUEVES SANTO 2025 (C)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu están con todos vosotros.

Y con tu Espíritu


MONICIÓN DE ENTRADA


(Hoy la hacemos coralmente entre varias personas de la parroquia, si es posible que cada uno lo haga desde su sitio en voz alta)


Lector 1: La esperanza que guía todo el año jubilar es una ventana abierta a redescubrir la necesaria presencia del servicio en nuestra vida.


Lector 2: Lo que de verdad importa es poner en el centro de nuestra vida el cuidado de los demás, especialmente los más vulnerables.


Lector 3: El servicio no es opcional en nuestra sociedad, ni en nuestra Iglesia, sino un elemento fundamental que brota de una vida confiada en Dios.


Lector 4: Hoy Jueves Santo recordamos como Jesús se arrodilló delante de sus discípulos.


Lector 5: y les dijo que era imprescindible que entendiesen que sólo desde esa clave del servicio, es como podremos ser discípulos suyos.


Lector 6: Esta es la celebración del amor y del servicio, de aquellos que queremos parecernos a Jesús, que no ha venido a ser servido sino a servir.


Sacerdote: La pregunta es: ¿Quieres embarcarte en esta aventura de entrega?

ACTO DE RECONOCIMIENTO


Jesús nos habló muchas veces de los “talentos”-cualidades que cada uno tiene-. Son para realizarnos como personas y para enriquecer a los demás. Las reconocemos ahora dando gracias por ellas y comprometiéndonos a vivirlas de verdad con los hermanos.


Señor, en la eucaristía nos llamas a todos juntos para ser uno en ti, pero fallamos en poner aparte nuestras diferencias  y edificar juntos justicia y amor entre nosotros. Por eso nos comprometemos a vivir el amor, en gestos concretos con los demás. Nos comprometemos Señor


Cristo, Señor nuestro: En la eucaristía tú nos sirves, pero el servicio y el esfuerzo en beneficio de otros  nos parecen con frecuencia demasiado humillantes y nos cuesta demasiado realizarlos. Por ello hoy nos comprometemos a vivir el servicio, sin reservarnos ni justificarnos a nosotros mismos. Nos comprometemos Señor


Señor, en la eucaristía tú sigues  entregándote a ti mismo por nosotros, pero, cuando nosotros  tenemos que compartir,  con frecuencia medimos y pesamos nuestro esfuerzo y no nos damos a nosotros mismos. Por ello hoy nos comprometemos a prestar siempre nuestra ayuda, y a mostrar nuestra bondad, sin esperar a que nos lo pidan. Nos comprometemos Señor.

Dios Padre  de inmensa bondad nos perdona desde siempre, y nos lleva hacia la vida eterna. Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo….

Tú que quitas el pecado del mundo, Tú tienes piedad de nosotros...

Tú que quitas el pecado del mundo,  Tú atiendes nuestras súplicas

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  Tú tienes piedad de nosotros


ORACIÓN COLECTA

Cenar con los amigos, abrirles el corazón sin miedo, lavarles los pies con mimo y respeto, hacerse pan tierno compartido y vino nuevo bebido.
Embriagarse de Dios, e invitar a todos a hacer lo mismo.
Trabajar por la justicia, empeñarse en una paz duradera; decir no a la violencia, desvivirse en proyectos solidarios, reducir nuestros agravios y egoísmos.
Amar hasta el extremo, e invitar a todos a hacer lo mismo. Crear desconcierto evangélico.


Amar como Él nos ama, e invitar a todos a hacer lo mismo. Un gesto sólo, uno sólo, desborda tu amor  que se nos ofrece como manantial de vida.
Si nos dejamos alcanzar y lavar, quedamos limpios,
como niños recién bañados, para descansar en tu regazo.

¡Lávanos, Señor!

Lectura del libro del Éxodo (12.1-8.11-14):


En aquellos días, dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto: «Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: «El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes, y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, comeréis panes sin fermentar y verduras amargas. Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el paso del Señor. 

Palabra de Dios 


Salmo 115


R/. El cáliz de la bendición es comunión con Cristo


¿Cómo pagaré al Señor

todo el bien que me ha hecho?

Alzaré la copa de la salvación,

invocando su nombre. R/.


Mucho le cuesta al Señor

la muerte de sus fieles.

Señor, yo soy tu siervo,

hijo de tu esclava;

rompiste mis cadenas. R/.


Te ofreceré un sacrificio de alabanza,

invocando tu nombre, Señor.

Cumpliré al Señor mis votos

en presencia de todo el pueblo. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11,23-26):


Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.


Palabra de Dios


Lectura del santo evangelio según san Juan (13,1-15)

R/Gloria a ti, Señor.


Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.


Llegó a Simón Pedro, y éste le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?»


Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde.»


Pedro le dijo: «No me lavarás los pies jamás.»


Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo.»


Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.»


Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos.»


Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios.» Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis «el Maestro» y «el Señor», y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis.»


Palabra del Señor

R/Gloria a tí Señor Jesús


HOMILÍA

En este jueves santo traigo a la celebración las palabras de Christian de Chergé, prior del monasterio de Tibhirine, el 13 de abril de 1995, su último Jueves Santo, fue asesinado con otros seis hermanos de comunidad en mayo del siguiente año. 

“El amor se desenmascaraba, y ya se me escapaba. Estaba allí a mis pies, todo para mí. No pude retenerlo. Pasa en los pies del vecino y en los de Judas mismo, de todos aquellos de quienes no sabemos si son discípulos verdaderos, y a quienes me ha sido necesario aceptar día tras día: era el precio para quedarme con Él y, al atardecer, tener derecho al pan y a la copa. Él amó a los suyos hasta el extremo, todos los suyos le pertenecen, cada uno como único, multitud de únicos”.

Y ahora a la luz del evangelio y de estas palabras de un testigo del Maestro preguntémonos:

¿Cuánta agua has de desperdiciar año tras año, Tú el Maestro, el Señor, para que  entendamos qué significa ser multitud de únicos?

Pongamos en la Mesa del Jueves Santo hechos que muestren que algo hemos entendido de cuidado, de servicio, de paciencia, de sencillez, de cercanía, de perdón, de paz, en definitiva, que sabemos del Amor que nos muestras y estamos dispuestos a salir a hacer lo que haces con cada uno, siguiendo tu ejemplo, reconociendo al otro como único.

Al enderezarnos, si Dios quiere y vaya que sí quiere, veremos una multitud de únicos, sinónimo de fraternidad universal.


ORACIÓN UNIVERSAL


Probablemente a la mayoría de nosotros no nos toque entregar la vida de una manera trágica o heroica sino día a día, en lo sencillo de lo cotidiano. Oremos.


Apostaremos por unas relaciones  fraternas


• Señor te manifestamos nuestra decisión de que la Iglesia sea proclamación de la vida de Jesús de Nazaret, que sus celebraciones anuncien y celebren la vida, la entrega, y la fraternidad.


Apostaremos por unas relaciones  fraternas


• Señor te manifestamos nuestra decisión de que en nuestras comunidades parroquiales y religiosas la fraternidad, el servicio, el compartir y la celebración de la vida sean nuestras señas de identidad.


Apostaremos por unas relaciones  fraternas


• Señor te manifestamos nuestra decisión de que todos nosotros seguiremos a Jesús de Nazaret en lo pequeño, en lo de cada día, en lo que no brilla, pero engendra vida, en lo que de verdad nos hace hermanos.


Apostaremos por unas relaciones  fraternas


• Señor te manifestamos nuestra decisión de que todas las personas que han entregado su vida en favor de los demás encuentren en nosotros el reconocimiento, agradecimiento y soporte que necesitan.


Apostaremos por unas relaciones  fraternas


• Señor te manifestamos nuestros deseos de que los gobiernos de las naciones aúnen sus esfuerzos, transiten por caminos de diálogo y unidad, busquen lo mejor para los pueblos y hagan posible una convivencia en paz.


Apostaremos por unas relaciones  fraternas


En este día que celebramos el día de la fraternidad queremos apostar por una Iglesia, una sociedad y un mundo hermanado y capaz de vivir en paz. Te damos las gracias por la vida de Jesús de Nazaret, que vive por los siglos de los siglos. Amén.


En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso…

El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…


ORACIÓN OFRENDAS


Señor, este Pan y Vino, que ponemos sobre la Mesa del Altar, simbolizan el trabajo y las fatigas, las alegrías y las tristezas de todos y cada uno de nosotros. Tu Amor, los transformará en Pan de Vida y en Bebida de Salvación. Amén


PREFACIO


El Señor está con vosotros

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Te damos las gracias, Padre santo, de modo muy especial, por habernos dado como compañero a Jesús de Nazaret.


Sabemos, Señor, que éste no es un altar de sacrificios

sino una mesa a la que Jesús, tu hijo, nos ha llamado

para celebrar una comida de hermandad, sintiéndonos de verdad hermanos,

para recordar y adherirnos a su vida consagrada al bien de la humanidad.

Vivir conscientemente esta Eucaristía nos compromete,

porque ahora nos toca imitar a Jesús

y poner al servicio de los demás todo lo que somos.

Pero es lo que de verdad, de corazón queremos:

ser fermentos de buena voluntad y buen hacer

para que todos los seres humanos nos sintamos amigos

y más que amigos, hermanos.


Uniendo nuestras voces a las de todo el género humano, entonamos ahora con alegría este himno en tu honor.

SANTO, SANTO SANTO


CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA


SANTO eres en verdad, Padre,

y con razón te alaban todas tus criaturas,

ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,

con la fuerza del Espíritu Santo,

nos das Vida y santificas todo.

Congregas a tu Pueblo sin cesar,

para que ofrezca en tu honor esta OFRENDA

desde donde sale el sol hasta el ocaso.

Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino

y se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,

en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.

Porque Él mismo,

la noche en que iba a ser entregado,

habiendo amado a los suyos

que estaban en el mundo hasta el extremo,

mientras cenaba con sus discípulos,

tomó un pan, y dando gracias te bendijo,

lo partió y lo repartió a sus discípulos, diciendo:


Tomad y comed todos de él,

porque esto es mi cuerpo,

que será entregado por vosotros.


Del mismo modo, acabada la cena,

tomó el cáliz,

y, dándote gracias de nuevo,

lo pasó a sus discípulos, diciendo:

Tomad y bebed todos de él,

porque éste es el cáliz de mi sangre,

sangre de la alianza nueva y eterna,

que será derramada por vosotros

y por todos los hombres

para iluminar vuestras vidas.

Haced esto en conmemoración mía.


Éste es el sacramento de nuestra fe.

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús.


Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial

de la ENTREGA de Jesús,

de su admirable resurrección y ascensión al cielo,

mientras esperamos su venida gloriosa,

te ofrecemos, en esta acción de gracias,

TODO lo que somos y tenemos.

Tú diriges tu mirada sobre esta OFRENDA de tu Iglesia

y reconoces en ella nuestra adhesión a Jesús,

que vino a revelarnos tu rostro

de verdadero Padre, que nos ama sin límite.

Nos unimos en este sacramento al Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,

que se entregó por nosotros para dejarnos su ejemplo de Vida.

Y nos abrimos de todo corazón a tu Espíritu Santo

para ser iluminados y fortalecidos en el seguimiento de Jesús, tanto individual como colectivamente.


Y así, unidos como hermanos,

formemos con Cristo un solo cuerpo

y un solo espíritu.


Él nos transforma en verdaderamente humanos

en nuestro diario caminar hacia tu Heredad,

donde seguiremos alabándote 

junto con tus elegidos,

con María, la Virgen Madre de Dios y madre nuestra, su esposo san José,

los apóstoles y los mártires,

y todos los santos,

que nos precedieron en el camino hacia Ti.


Te ofrecemos, Padre, nuestro compromiso de adhesión a Jesús,

que ratificamos en esta celebración,

para que contribuya a la Paz y

la Humanización del mundo entero.

Confirmamos nuestra lealtad con esta tu Iglesia,

que peregrina en la Tierra,

fortalecida por nuestra fe y caridad.


Nos unimos a TODOS tus hijos de este Pueblo,

iluminado y fortalecido por Jesús,

junto con sus servidores: el papa Francisco,

nuestro obispo N…,

el orden episcopal, los presbíteros y diáconos.

Tú atiendes los deseos y compromisos

de esta Familia,

que has congregado en tu presencia

en este domingo, día en que Cristo

venció a la muerte.

Él nos ha hecho partícipes de su Sabiduría y Fortaleza

para que imitemos su ejemplo

en el camino hacia tu Heredad eterna.

Te damos GRACIAS porque nuestros

hermanos difuntos…, familiares,

amigos y miembros de nuestra Comunidad,

tras su maduración en este mundo,

ya disfrutan contigo en tu casa del Cielo.

Queremos ser parte del Reino interior,

que tu Hijo nos reveló,

y extenderlo a nuestro mundo

para que podamos gozar TODOS de tu felicidad eterna,

junto con Cristo, Señor nuestro,

por quien concedes al mundo todos los bienes.

Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén


PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo


TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amen


CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.

ORACIÓN FINAL


Cuando el amor os llame, seguidlo.

Y cuando su camino sea duro y difícil,

y cuando sus alas os envuelvan, entregaos.

Aunque la espada

entre ellas escondida os hiriera.

Y cuando os hable, creed en él.


Aunque su voz destroce muchos sueños,

tal como el viento norte devasta los jardines.

Porque así como el amor os corona,

así os crucifica.


Así como os acrece, así os poda.

Así como asciende a lo más alto

y acaricia vuestras más tiernas ramas,

así descenderá hasta vuestras raíces

y las sacudirá en un abrazo con la tierra.


Como trigo en gavillas

él os une a vosotros mismos.

Os desgarra para desnudaros.

Os cierne, para libraros de vuestras coberturas.

Os pulveriza hasta volveros blancos.

Os amasa, hasta que estéis flexibles y dóciles.


Y os asigna luego a su fuego sagrado,

para que podáis convertiros en sagrado pan

para la fiesta sagrada de Dios.


Todo esto hará el amor

en vosotros para que podáis

conocer los secretos de vuestro corazón

y convertiros, por ese conocimiento,

en un fragmento del corazón de la Vida.


Pero si, en vuestro miedo,

buscáis sólo la paz y el placer,

entonces es mejor

que cubráis vuestra desnudez

y os alejéis de sus umbrales.

Cuando améis no debéis decir:

“Dios está en mi corazón”,

sino más bien:

“Yo estoy en el corazón de Dios”.


Y pensad que

no podéis dirigir el curso del amor

porque él, si os encuentra dignos,

dirigirá vuestro curso.


El amor no tiene otro deseo que realizarse.

Pero, si amáis y debe la necesidad tener deseos,

que vuestros deseos sean éstos:

Fundirse y ser como un arroyo

que canta su melodía a la noche.

Saber del dolor de la demasiada ternura.


Ser herido por nuestro propio 

conocimiento del amor.

Y sangrar voluntaria y alegremente.

Despertarse al amanecer

con un alado corazón

y dar gracias por otro día de amor.

Descansar al mediodía

y meditar el éxtasis de amar.

Volver al hogar con gratitud en el atardecer.

Y dormir con una plegaria

por el amado en el corazón

y una canción de alabanza en los labios. Amén


T R A S L A D O  A L   M O N U M E N T O

La Celebración llega a su fin. Pero esto no significa que todo acaba aquí. Jesús no se va, se queda entre nosotros para siempre.

En este día de Jueves Santo, le hemos preparado un lugar especial, distinto al de todos los días. Este pequeño Monumento. También es un día especial para hacerle un rato de compañía y abrirle nuestro corazón. Él lo ha hecho ya en esta Cena con nosotros.

Y recordemos también que Él prefiere estar en el monumento de nuestro corazón donde nos debemos encontrar con Él cada día y cada instante. El nos dice ahora:


ORACIÓN ANTE EL MONUMENTO


María, Pedro, Magdalena, Santiago, Juan…

… mis amigos y amigas, que hoy estáis aquí

Tenía enormes deseos de que llegara este momento.

Sé que mi hora se ha cumplido.

Sé que esta cena será la última que coma con vosotros.


¿Pero por qué tendrá que ser?

Apenas estamos empezando. Ojalá fuera un mal presentimiento. 


No quiero poneros tristes. 

Ya sabéis que tenemos una cita para otro banquete,

allá en la hermosura del Reino. 

Enseguida tendremos que separarnos. 


¡Dios mío!, ¿por qué me cuesta tanto?

Antes quiero dejar constancia de todo lo que os he querido,

de todo lo que os estoy queriendo.

No lo podéis comprender. Tiene algo de misterio.

Quisiera quereros y cuidaros  como una madre. 

No penséis que estoy loco. Son cosas del amor.

En fin, vamos a cenar.


Antes quiero lavaros los pies, y no me digáis que no.

Vosotros lo necesitáis, pero soy yo el que realmente necesito hacerme vuestro servidor, expresaros mi ternura, algo que tenéis que aprender.


Mi palabra final, mi testamento, es que todo consiste en el amor.

Que el amor sea vuestra tarea y vuestra gloria,

Que saquéis de este pan y de esta copa las fuerzas para amaros, para amar, como yo lo he hecho con vosotros.

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