Francisco Prieto, Natalia Peiro y Amor Pan cierran el curso de Los Jueves de RD "Europa se encuentra en la encrucijada, parece cansada de sí misma"

Francisco José Prieto, arzobispo de Santiago: “Necesitamos una voz profética para que nos diga dónde residen de verdad los problemas reales, lejos de las descalificaciones al contrario que han hecho sombra a todo ello”

"Vivimos en una Europa que se encuentra en la encrucijada, que parece cansada de sí misma y multipolar, y que está alejada de una creatividad evangélica relevante históricamente"

Amor Pan: "Tenemos que lavarnos las manos en el barro de la vida, como han hecho el papa Francisco y sus antecesores, para ayudar a Europa"

Natalia Peiro: "Para llegar a logros reales, tenemos que escucharnos más. Y sobre todo hacerlo con paciencia”

Que Europa debe y tiene que cambiar es algo de lo que no ha tenido réplica ninguno de los discursos ofrecidos este jueves pasado en el último (y ya van setenta) debate de los Jueves de Religión Digital. Un debate que, por ser el último antes del arranque de un nuevo período vacacional, ha querido ser empezado por el responsable de  Instituciones Religiosas del Banco Sabadell, Santiago José Portas, para corroborar que la institución que representa apoya, más allá de las estructuras eclesiales que acoge, a los medios de comunicación que cubren lo que acontece en la Iglesia española, “y, en especial, al trabajo que ofrece Religión Digital continuamente”, ha señalado.

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Junto a este apoyo y al que regularmente dan a estos debates virtuales Católicos en Red y la Agencia Flama esta nueva hora de reflexión moderada por el redactor jefe de Religión Digital, Jesús Bastante, ha contado con voces autorizadas a dar una visión profunda de lo que necesita Europa en cuanto a la justicia social y a la acción común (y comunitaria) para no perder el tren de lo que fue la Unión Europea en sus inicios

Han sido las de monseñor Francisco José Prieto, arzobispo de Santiago de Compostela; de Natalia Peiro, secretaria general de Cáritas Española, y de José Ramón Amor, director académico de la Fundación Pablo VI, con sede en Madrid e inserta en la Red Internacional de Centros Culturales Católicos desde 2019.

Partiendo de una base en la que no se entendería tener un ADN europeo sin haber adquirido con ello el concepto de justicia social brindado desde la cultura cristiana, los contertulios han introducido sus posicionamientos desde una radiografía general: la de “una Europa que se encuentra en la encrucijada, que parece cansada de sí misma y multipolar, y que está alejada de una creatividad evangélica relevante históricamente”, tal como retrataba el arzobispo compostelano, quien ofreció meridianas recomendaciones para paliar sus males: “Europa deberá tener un papel activo desde su rico bagaje y desde una referencia moral y ética, sin pretender despojarse del adjetivo ‘cristiana’”.

Un momento de Los Jueves de RD
Un momento de Los Jueves de RD

El respeto ha sido otro de los principios de los que no ha querido olvidarse Natalia Peiro, sobre todo cuando la cifra de ciudadanos en riesgo de caer en la exclusión roza ya los cien millones. Lo ha hecho para dar cuenta de una evidencia que, para la secretaria general de Cáritas, cada vez es más necesaria abordar, la de romper “una polarización entre dos posturas, es decir, la de querer más unión y la de querer, en su contra, más nacionalismo”. Ante tal escenario, la integración es para Peiro la pastilla que deba rebajar las tensiones cuando se habla de migración: “Casos como el de la gestión de la migración interna dada por guerras (como la de Ucrania) nos han hecho ver que podemos ser buenos ejemplos de integración”, ha añadido.

Tras presentar una aguda visión histórica del concepto de “justicia social”, presente ya en la Iglesia del siglo XIX y recogido por todos los pontífices en hasta la actualidad, el debate también ha servido para entender que hay una desconexión. “Una desconexión con el compromiso hacia la misma sociedad”, como atestiguaba José Ramón Amor Pan, refiriéndose a unos políticos e intelectuales que tienen los deberes por hacer. El problema, sin embargo, puede ser mayor en caso de seguir por esta senda: “El concepto [de “justicia social”] está en peligro, y una causa son los posicionamientos extremistas que han ido floreciendo últimamente”, decía después el analista".

Por su parte, y subiéndose al vagón de otras voces que han cuestionado esta deriva europea, desde las recientes declaraciones de los obispos alemanes hasta las del arzobispo italiano Matteo Zuppi, uno de los eclesiásticos más cercanos al papa Francisco, Prieto ha sido claro en todas sus reclamaciones: “Necesitamos una voz profética para que nos diga dónde residen de verdad los problemas reales —sentenciaba—, lejos de las descalificaciones al contrario que han hecho sombra a todo ello”. Ha pedido, además, que haya más ejemplos de lucidez; algo que se consigue, según el prelado, volviendo a las raíces “sin pretender pensar que cualquier pasado fue mejor”.

“Necesitamos una voz profética que nos diga dónde están los verdaderos problemas”

Así es como la fina línea entre la manera de perpetrar una justicia social y la dialéctica política que se ha ido dando en Europa por parte de sus actores también ha tenido cabida en este debate. “Para llegar a logros reales, tenemos que escucharnos más” argumentaba la representante de Cáritas. “Y sobre todo hacerlo con paciencia”, seguía, a pesar de que este requisito sea algo que algunos crean que pueden comprar en el supermercado, en palabras de Amor Pan.

Europa va a seguir avanzando, pero, para lograr hacerlo de manera adecuada, el medio será reconocer una “ética de la virtud” capaz de conducir las políticas de todos los países hacia un respeto comunitario. “Si no es así, esto no lo arregla ni Dios”, ironizaba el representante de la Pablo VI, que abría el debate sobre el respeto que debe nacer desde una primera persona del plural afianzada ante los vientos que soplan.

El objetivo, más a corto que a largo plazo, será el de no acabar convirtiendo Europa en un conjunto de oasis sociales y políticos que no sepan ver más allá de sus fronteras. “Eso nos obliga a lavarnos las manos en el barro de la vida, como hace el papa Francisco continuamente, y como han hecho todos los líderes de la Iglesia católica desde León XIII”, advertía Amor Pan.

El futuro está en manos de unos valores que tienen genética cristiana y “semilla en la fraternidad”, como se aludía ya en los últimos compases del encuentro digital. “Con Pedro y bajo Pedro [lema recurrente en las convicciones históricas del catolicismo], hay que seguir el principio eclesiológico”, manifestaba uno de los participantes al terminar. Solo así se podrá mirar con ojos de doctrina social, la misma que emana desde la Iglesia católica en medio de lo que aún queda de Europa.

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