Homilía del Cardenal Celestino Aós en eucaristía de fin de retiro espiritual Presidente de obispos chilenos, a 50 años del Golpe de Estado: "Pedimos perdón por lo que teníamos que hacer y no hicimos"
El viernes 21 de julio los obispos oraron por la paz, la reconciliación y la unidad en el país; en una misa con ocasión de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado en Chile, según informó la oficina de prensa
El cardenal Celestino Aós dijo: “muchos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos rezaron, dieron ayuda a víctimas directas y a tantas otras víctimas indirectas y que entraron en la pobreza, la marginación etc., aconsejaron. ¿Pudimos hacer más? ¿Era mejor hacerlo de otro modo? Pedimos perdón por lo que teníamos que hacer y no hicimos, pedimos perdón por lo que hicimos mal, pedimos perdón por haber guardado silencio cuando debimos hablar, o haber hablado mal, juzgado y condenado”
| Aníbal Pastor N. Corresponsal en Chile.
Una eucaristía para pedir al Señor por la Patria, y como un acto de conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, celebró el episcopado chileno sin cobertura pública, al concluir un retiro espiritual de una semana. En la liturgia, que tuvo lugar el viernes 21 de julio, también participaron funcionarios eclesiales y algunos integrantes de comisiones episcopales.
La homilía la hizo el cardenal arzobispo de Santiago, Celestino Aós, quien también es presidente de la Conferencia Episcopal. En esta señaló que “quitar la vida, o quitar la dignidad, con la tortura, la degradación, el destierro o el extrañamiento, negándole la justicia o cometiendo injusticias contra su persona. etc. Hay errores, hay actuaciones que son imperfectas y dolorosas por nuestra limitación y superficialidad. Pero hay más: hay en nosotros maldad, pecado. Nosotros tenemos fe: hemos pecado contra Dios; “he pecado contra el cielo y contra ti” es la confesión que prepara el hijo pródigo: he pecado contra el cielo, contra Dios. Hoy, Señor, te pedimos perdón por nuestros pecados, porque nos opusimos o retrasamos tú plan de salvación”, imploró el obispo.
Aós añadió que “orar es amar, orar pidiendo perdón es amar a Dios y a los demás, y amar a Chile. Somos sacerdotes en el plan de Dios, para ofrecer sacrificios por sus propios pecados y por los pecados del pueblo”, añadiendo que la misión primera de los obispos es rezar y desde la oración iluminar el futuro: “¿a dónde queremos ir? E iluminar el presente. Esto ¿va a ayudar a sanar? O seguimos haciendo lo mismo, cuando han pasado ya 50 años”.
“Somos mensajeros de la Buena Nueva, queremos y debemos compartir el gozo del Evangelio. Llevamos el Evangelio del perdón y la reconciliación. Y eso exige arrepentimiento, deseo de reparar el daño causado, y propósito de no volver a cometer ese pecado. Conversión. Nuestro pecado es grande, las páginas son negras. Mientras se trabajaba con generosidad por la reconciliación, por la paz, otros seguirán abusando y delinquiendo. El pecado no fue cosa de un día, ni del tiempo pasado; también hoy, y de muchas maneras estamos en pecados. Todos estamos ensuciados, pero eso no puede servir como excusa sino como revulsivo para avanzar y mejorar”, manifestó el arzobispo.
Celestino Aós también destacó que cada persona debe poner de su parte en esa tarea: “nuestros gobernantes y legisladores y jueces revisen sus modos, nuestros políticos y comunicadores busquen y respeten la verdad. Los sacerdotes y los religiosos, y nosotros los obispos proclamemos y vivamos el Evangelio de la verdad y del amor y del perdón, de la justicia y la misericordia. ¿somos más justos? ¿somos más misericordiosos? El evangelio es claro y exigente: tú pon verdad, tu pon justicia, tú se honesto, tu ama; Ama, a tus enemigos”.
Luego el presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, manifestó: “Como obispos ofrecemos nuestro servicio de acogida, respeto, silencio y secreto, pero pedimos que quienes tienen información acerca de los hechos y de las víctimas, en nombre de Dios, háganla saber porque es camino y modo para aliviar el sufrimiento de muchos”.
Asimismo, el cardenal recordó que “muchos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos rezaron, dieron ayuda a víctimas directas y a tantas otras víctimas indirectas y que entraron en la pobreza, la marginación etc., aconsejaron. ¿Pudimos hacer más? ¿Era mejor hacerlo de otro modo? Pedimos perdón por lo que teníamos que hacer y no hicimos, pedimos perdón por lo que hicimos mal, pedimos perdón por haber guardado silencio cuando debimos hablar, o haber hablado mal, juzgado y condenado”.
El obispo animó a ser sembradores de justicia, honradez, respeto, y colaboración, relevando que hoy “nos toca iluminar el presente: hemos ofrecido nuestro aporte a los Constituyentes, y seguiremos ofreciendo el gozo del evangelio, la verdad que poseemos y que libera, aunque duela”, recordando a sus hermanos en el Episcopado: “somos obispos, nos toca enfocar la vida desde el evangelio, nos toca ofrecer guía y ánimo a los fieles y a la sociedad. Somos padres de todos”, concluyó.
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