Simeón y nosotros(Foessa y migración) 2 Febrero De presentación (Fiesta) :¿El niño en las manos... ?

Encarnar el evangelio en la vida y dejarnos interrogar por él es clave de novedad y despertar en lo diario. Simeón con el niño en los brazos nos lanza una cuestión urgente en nuestra sociedad: ¿En qué brazos se sostienen los niños y jóvenes que están marcados por la pobreza y el dolor hoy? ¿Quién abraza la salvación en ellos y se deja bendecir por Dios en sus vidas?  Me illumina la clave que ofrece el consiliario de la HOAC

Nos dice Jorge Hernández, consiliario general de la HOAC:

Foessa

En la reflexión aparece una foto de la presentación del Informe Foessa, es una presentación que, como la de un niño, nos habla de lo que hay de vulnerable en nuestro país con respecto a las personas;  “Simeón” lo coge entre sus manos y ¿de qué tipo de salvación nos hablaría?

“Los hogares que sufrieron las consecuencias de la crisis financiera de 2007 y de la COVID 19 siguen sin recuperarse. Casi 20 años después de aquel crack económico, un importante sector de la población sigue sin ver aliviada su situación. Un total de 9,4 millones de personas (19,3%) están actualmente en situación de exclusión social en España, dos millones más que en 2007 (16,4%). A la par, el número de personas en exclusión social severa continúa al alza, con un incremento del 28% respecto de 2007, hasta alcanzar a 4,3 millones de personas en nuestro país, 1,4 millones más que antes de la Gran Recesión.  

Las marcas de la desigualdad aparecen cada vez con más claridad.  Si el “tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber…” sigue siendo verdad ¡este niño es nuestro! Y su reconocimiento es nuestra salvación y la de él. Somos su esperanza y él la nuestra… nos toca ser profetas anunciar y denunciar, el lugar donde lo hagamos lo tenemos en nuestros brazos… como Simeón, la diferencia es que “no nos podemos ir en paz…” ¿vivimos un cristianismo cómodo, individualista, burgués, de rutinas militantes…?  ¿El niño ya lo tenemos en nuestros brazos?   Un abrazo Jorge.

     Y los niños y jóvenes migrantes:                                                                                                                                                                                                                                                                     

Migrantes

 En nuestro país nos encontramos con siete millones y medio de ciudadanos de origen migrante, en torno al quince por ciento de nuestra población total del país. A ellos se suman los más de dos millones de jóvenes y niños de la segunda generación de migrantes que, si bien han nacido en nuestro país y son plenamente nacionales, sociológicamente están a caballo entre la población migrada de sus padres y sus contemporáneos nacionales. Se hace necesario analizar los procesos socioeconómicos que subyacen en este fenómeno y como esto está suponiendo toda una transformación en nuestra sociedad a todos los niveles. La mayoría de los migrantes son de origen latinoamericano (3,2 millones), le siguen los africanos (1,4 millones) y los de países del Este de Europa (800.000) junto a los asiáticos (500.000). Distintos son los que migran de las principales economías europeas su situación socioeconómica es otra (1,5 millones). En nuestra comunidad extremeña nos encontramos con una mayoría de migrantes latinos y también con algunas comunidades de África. Todos somos conscientes de que el aumento de personas en situación administrativa irregular es hecho en nuestro país y en nuestra región, se trata de un tema de relevancia general que revela un problema estructural no resuelto.

Y la Iglesia ante la Ley y las leyes:

ley de Dios

Lo que se juega la iglesia en medio del mundo, allí donde hay dolor, sufrimiento, esclavitud, violencia, muerte, desigualdad, desprecio, condena, prejuicio, opresión, es la identidad de su propia ley. Ella existe para amar y sólo le está permitido aquello que realmente cuida, sana, cura, liberta y salva. La ley y las normas en su interior siempre han de estar revisadas y transformadas para que realmente respondan a su horizonte y su objetivo último de amor verdadero y de salvación universal. Y movida por ese interés del evangelio no le puede ser indiferente lo que legisla y normativiza la relación entre los humanos y de estos con la naturaleza.

 La Iglesia está llamada en medio del mundo a comprometerse con la gestión del mismo y mancharse las manos en el compromiso social y político desde el ejercicio de una verdadera ciudadanía para ejercer la caridad política. Para Pablo VI era un modo excelso de vivir el amor cristiano. Todos, sin exclusión, estamos llamados a preguntarnos continuamente sobre nuestra verdadera ciudadanía y cómo participar e implicarse para que la ley única de Dios que es el amor penetre los entresijos y huecos y pueda liberar y salvar a los que están oprimidos y excluidos en nuestro mundo. 

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