La solución la tenemos que buscar e impulsar
Los casos de corrupción surgidos en uno y en otro, han provocado un descrédito de la clase política sin precedentes.
Una sociedad resignada a aceptar lo indecente como normal está enferma. Y si lo está hay que sanarla. No podemos dejar que pisen nuestra dignidad. No podemos seguir resignándonos. Algo hay que hacer para salir de esa situación. Y no para salir de cualquier forma y a cualquier precio, sino para hacerlo de forma airosa.
Ya un día dimos ejemplo al mundo de una transición democrática ejemplar. ¿Por qué no vamos a ser capaces de lograrlo de nuevo?
Canta Leonard Cohen que "nunca hay que quejarse, sino combatir el desasosiego con inteligencia y elegancia. Apliquémoslo. Manifestemos nuestro cansancio, con unos partidos políticos que no miran por el bien común sino por sus intereses personales. Y hagamoslo de forma civilizada, sensata, constructiva, con alternativas.
Decía Ortega y Gasset que los cambios en la política española serían ineficaces si no había un cambio en la moralidad del temperamento del español medio. Eso sigue siendo válido hoy. Y debe ser nuestra premisa de partida.
Desde esa premisa hay que impulsar una sociedad civil para la que no todo vale; que no traga con ruedas de molino; que no acepta corrupciones, ni despilfarros ni arbitrariedades; que sabe separar el grano de la paja y los comportamientos irresponsables de los responsables.
Hay gente honesta capaz de liderar esa transición. Y con experiencia profesional para gestionar bien ese bien común. Ya basta de quejarnos y lamentarnos. Ayudemos a esa gente con principios que ha dado un paso adelante, al margen de los partidos actuales. Convencidos de que la regeneración ética de nuestra sociedad es necesaria, posible y deseable.
¿Estás dispuesto a dar tu apoyo para hacer realidad esa regeneración ética?