«En este comienzo de año, con nuestro deseo, y el deseo de la Iglesia, de felicidad y bendición», como ha dicho el cardenal José cobo, arzobispo de Madrid, ha dado inicio la celebración de la Eucaristía solemne en la catedral de la Almudena en este día 1 de enero de 2025.
Acompañado por los obispos auxiliares Jesús Vidal (obispo electo de Segovia) y José Antonio Álvarez, el arzobispo de Madrid ha situado a los fieles ante este comienzo de año. «Podemos pensar que Dios no transforma nada», que todo va a seguir igual, pero «Dios siempre comienza de nuevo y Dios hace todo nuevo». En Él «todo es comienzo y renovación; su perdón y su gracia siempre son más fuertes que nuestros errores y nuestros pecados», ha afirmado.
Por eso, en este año se da la oportunidad de «profundizar en algo que necesitamos prioritariamente: vivir con hondura la esperanza que Dios trae». Ante esto, el cardenal Cobo ha preguntado a los presentes si se atreven a comenzar de nuevo, abrir las puertas del corazón y «dejar que las áreas de tu vida aún sin convertirse se encuentren con Dios y sean transformadas por Él». «Dios puede cambiar para siempre las vidas», ha recalcado.
El modelo de María
Para todo esto, ha explicado el arzobispo de Madrid, es necesario «acoger de corazón la bendición que Dios nos da». Y aquí, la Virgen da la clave; por eso, «este inicio de año la Iglesia la pone de modelo» en la solemnidad de Santa María, Madre de Dios. El cardenal ha deseado «que acojamos este tiempo como Ella, con sentido de esperanza», incluso en las situaciones más difíciles.
Hay dos movimientos, ha remarcado, a los que invita María: contemplar el rostro de Dios y meditarlo y guardarlo en el corazón, lo que «no significa entenderlo todo». En este punto, el cardenal Cobo ha citado tres palabras «para acoger el rostro de Dios al estilo de María». En primer lugar, el nombre de Jesús, que significa «Dios salva». En segundo, la paz, «que no solo es un don para recibir, sino una tarea».
Aquí el cardenal ha hecho mención al mensaje del Papa Francisco para este día, en el que la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz. «Necesitamos sembrar la paz en nosotros mismos —ha asegurado el arzobispo de Madrid—, en nuestras familias y comunidades y en nuestra sociedad». Igualmente, ha añadido, «necesitamos más que nunca no acostumbrarnos a la guerra, no permanecer indiferentes ante el sufrimiento y la injusticia».
Por último, el tercer nombre del día es misión. «Este año es una invitación para que tú y la Iglesia, juntos, seamos capaces de transmitir la bendición de Dios a nuestro mundo», comenzando hoy, por ejemplo, bendiciendo a algún familiar, ha invitado, a alguien que se llame por teléfono o a alguna persona que se tenga presente en la oración. «¡Bendecid! ¡Bendecid!», ha insistido el cardenal.
La mirada del arzobispo se ha vuelto hacia María al concluir la homilía: «Pongamos nuestra vida bajo la protección de María, que nos enseñe a ser peregrinos de esperanza, portadores de bendición y constructores de paz».
Al finalizar la Eucaristía, el cardenal Cobo ha saludado y felicitado el año nuevo a los presentes a la entrada del templo.