Reposará donde nació. A pocos metros de la casa familiar, en Frúniz, y en la misma tumba donde descansan los restos de sus padres. Juan María Uriarte dejó dicho a sus allegados que su deseo es ser enterrado en el cementerio familiar de esta pequeña localidad vizcaína, a caballo entre Guernica y Mungía.
El prelado, que acaba de fallecer después de un ictus que le llevó a la UVI del hospital de Basurto hace dos días, ya había decidido que no quería ser enterrado en ninguna de las catedrales de las diócesis donde fue obispo (Bilbao, Zamora o San Sebastián), sino junto a sus familiares, en su tierra.