Liturgia del 1º DOMINGO CUARESMA 2025 (C)

Una historia antes de empezar:
Me fui al Gemelli después de meditar que nuestra "parte instintiva" (hambre), aún siendo buena, está muy por debajo de nuestra "parte espiritual". Que "la dominación y el poder" para someter a otros o acumular riquezas es la gran insensatez del materialismo humano. Que pretender "manipular a Dios", aún usando la biblia y la tradición, es un "pecado de rueda de molino".
Pero me acerqué al Gemelli, empujado por el espectáculo del Vaticano. Imaginé que Jesús en persona, disfrazado de médico, cuidaba del Papa Francisco. No podía ser de otra forma con tanta gente rezando en la calle y Cardenales enseñando al Pueblo a insistir en la "sanación de enfermo tan ilustre".
Me colé, vestido de enfermero y, tras algunas peripecias, visualicé la habitación del Papa de la que salía el Dr. Jesús. Cuando llegó a la esquina en que me ocultaba, le abordé sin más y le expuse lo que estaba ocurriendo fuera, que se trataba de un Papa muy querido y que todos queríamos que lo curara.
Me respondió que lo haría pronto, dada la presión de tanta gente importante y el deseo de las masas. Me envalentoné y seguí: "Dado tu poder, podrías curar también a todos los enfermos del Hospital, incluso a todos los enfermos del mundo".
Me respondió raudo: ¡Es que no he recibido oraciones por tanta gente! Las peticiones de los Cardenales son claras, quieren que cure a su Jefe, ése es el importante…
Aquella respuesta me dejó desconcertado. No era coherente con el Jesús que yo trato. Mientras intentaba salir de mi aturdimiento, me llegó un tenue olor a azufre, que se intensificó mientras el Doctor se alejaba por el pasillo dejando asomar bajo la bata blanca un enorme rabo.
Caí rápidamente en la cuenta de que el impostor era un "medico canalla y diabólico" que solo actuaba buscando el honor y la fama, no la curación de los enfermos.
¡Qué torpeza la mía! ¡Cómo he querido manipular a Dios pidiendo privilegios y favores! Si estoy convencido de que el Abba de Jesús está derramado TODO en TODOS, cómo he sido tan incoherente y necio…
Lo que el Papa y el resto de enfermos necesitan no son oraciones sino las manos humanas de buenos especialistas. El "poder de la oración no existe", es la gran estafa de la Seudoreligión, la pretensión de manipular al Creador, de empujarle a actuar, aún amparados en palabras, llamadas divinas. La respuesta de Jesús es tajante, aunque la olviden los insensatos "gurús mitrados": ¡No tentarás al Señor, tu Dios!
La "confianza en Dios" no consiste en tirarse desde la cúspide de ningún templo, sino en estar convencidos de que "Todo lo hizo bien", nada falta por hacer, salvo mirarme a las manos y aportar mi parte, porque en ellas el Creador ha depositado todo lo creado para que lo gobernemos y hagamos crecer.
Lo demás viene del maligno…
Cuando me di cuenta de todo esto, me sentí humillado por haberme dejado empujar por la Seudoreligión y la presión de las masas con sus "guías ciegos" al frente.
Y me eché a llorar por mí y por mi Pueblo… ¡Qué traición tan enorme a la Luz de Jesús! Me es imposible dejar de llorar…
Empezamos la Misa:
El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.
Y con tu Espíritu
MONICIÓN DE ENTRADA
En nuestro bautismo, por mediación de nuestros padrinos, dijimos NO al mal y a sus tentaciones, antes de decir SÍ a la Alianza de amor, que Dios nos ofrecía. Allí nos unimos a Jesús en su NO a sus tentaciones que intentaban hacerle abandonar su misión de hacer volver al pueblo al amor de la Alianza con Dios. — Durante la Cuaresma recibimos el reto de hacer real y verdadero ese SÍ y ese NO.
¿Estamos dispuestos, como Jesús, a ser fieles a nuestra misión en la vida, a unirnos a Jesús en su NO a todo lo malo y en su SÍ a Dios, al prójimo y a lo más sano y verdadero de nosotros mismos? Como hermanos unámonos a Jesús en esta Eucaristía.
ACTO DE RECONOCIMIENTO
La oscuridad exterior e interior-tentaciones, se vence con la luz. Nuestra luz interior son los dones y cualidades que Dios Padre nos ha dado. Por eso comenzamos la celebración dándole gracias por ellas y comprometiéndonos a ponerlas a producir en nuestro crecimiento personal y en nuestra aportación al bien común.
Gracias Señor por el don de la PAZ, la interior que nos da tu presencia y la exterior que tenemos que construir todos juntos. Nos comprometemos a vivirla cada día diciendo: Nos comprometemos Señor
Gracias Señor por el don del AMOR, el que tú nos manifiestas en nuestro interior y en todo lo que nos das, y el que nosotros queremos dejar rebosar hacia los hermanos. Nos comprometemos Señor
Gracias Señor por los dones de la BONDAD y la AYUDA queremos vivirlos preocupándonos de nuestro desarrollo personal y de ayudar a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos: Nos comprometemos Señor
Dios Padre amoroso TIENE siempre misericordia de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.
ORACIÓN COLECTA
QUIERO UN DESIERTO
Un desierto para vivir, por un momento, en feliz silencio. Un desierto donde encontrarme cara a cara con Dios. Un desierto en el que poder escuchar la voz del Señor. Un desierto en el que tensar mi fe. Un desierto donde comprobar la fortaleza de mis ideales.
QUIERO UN DESIERTO
Donde empezar a gustar y valorar más la Palabra de Dios. Con el oasis de la eucaristía esperándome para fortalecerme. Con las palmeras de la mano de Dios cobijándome ante los peligros. Con la aridez del sol que evapore de mí lo que me aleja de Jesús.
QUIERO UN DESIERTO
Para sentir hambre de Dios. Para robustecer el cuerpo y el espíritu de mi corazón. Para decidir entre Dios y el maligno. Para abandonarme, definitivamente, ante el Creador.
¿Dónde encontrar ese desierto, mi Señor? ¡Sólo Tú eres capaz de indicarme la ruta para encontrarlo! ¡Sólo Tú eres el único que puede enseñarme el camino!
Tu Palabra, Señor, es un desierto donde podré escucharte. La oración, Señor, es un desierto donde podré sentirte. La austeridad, Señor, es un desierto con la que podré acercarme. La caridad, Señor, es un desierto donde podré recordar que tú vives en el otro. Amén.
Lectura del Libro del Deuteronomio. 26,4-10
Dijo Moisés al pueblo:
-El sacerdote tomará de tu mano la cesta con las primicias y la pondrá ante el altar del Señor tu Dios.
Entonces tú dirás ante el Señor tu Dios:
«Mi padre fue un arameo errante, que bajó a Egipto y se estableció allí con unas pocas personas. Pero luego creció, hasta convertirse en una raza grande, potente y numerosa.
Los egipcios nos maltrataron y nos oprimieron, y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al Señor, Dios de nuestros padres; y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión, nuestro trabajo y nuestra angustia.
El Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo extendido, en medio de gran terror, con signos y portentos. Nos introdujo en este lugar, y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel.
Por eso ahora traigo aquí las primicias de los frutos del suelo, que tú, Señor, me has dado».
Lo pondrás ante el Señor, tu Dios, y te postrarás ante el Señor, tu Dios.
Salmo 90
R/. Está conmigo, Señor, en la tribulación
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.» R/.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos. R/.
Te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones. R/.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré.» R/.
Lectura de la Carta a los Romanos. 10,8-13
Hermanos: La Escritura dice:
«La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón». Se refiere al mensaje de la fe que os anunciamos.
Porque si tus labios profesan que Jesús es el Señor y tu corazón cree que Dios lo resucitó, te salvarás.
Por la fe del corazón llegamos a la justicia, y por la profesión de los labios, a la salvación.
Dice la Escritura:
«Nadie que cree en él quedará defraudado».
Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará».
Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,1-13):
R/Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo: «Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.»
Jesús le contestó: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre».
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: «Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.»
Jesús le contestó: «Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto».
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti», y también: «Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras».
Jesús le contestó: Está mandado: «No tentarás al Señor, tu Dios».
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Palabra del Señor
R/Gloria a tí Señor Jesús
HOMILÍA
“Jesús fue igual a nosotros menos en el pecado” Esta frase, tan repetida en la Iglesia ha llevado a equívocos, el mayor de ellos, pensar que Jesús fue un superhombre que “ni sufría ni padecía”. Y nada más lejos de la realidad.
Ciertamente Jesús no cometió pecado, fue el ser humano más perfecto, el ejemplo de perfección humana que nosotros tenemos que alcanzar. Pero por lo demás fue como nosotros: tuvo hambre, como nos recuerda el evangelio de hoy, sufría por sus amigos, le dolía el sufrimiento de la gente, por eso procuró curar y ayudar a todos los que acudían a él, y tenía dudas como todos nosotros, eso es lo que refleja el evangelio de hoy.
Estamos en los prolegómenos de la vida pública de Jesús; cuando probablemente todavía está decidiendo su destino. Ha dejado oficio y familia, ha salido de Nazaret para ir al encuentro del Bautista y ha sido bautizado por él. Es razonable pensar que en ese entorno ha terminado de asentar su intuición su descubrimiento de Abbá-Dios Padre y su ocupación de la INTERIORIDAD del ser humano, del parecido con Dios que todos llevamos dentro. Se encuentra en el trance de decidir si vuelve a Nazaret o se lanza a la incierta vida de predicador ambulante.
Tenemos tendencia a creer que Jesús adquiere plena conciencia mesiánica en el momento del bautismo y que ya no duda hasta llegar a la cruz, pero esta creencia choca con otra creencia básica para el cristiano; su inequívoca humanidad. La duda es consustancial con la condición humana, y es difícil imaginar a Jesús libre de dudas toda la vida y hasta el final. Hay dos buenos argumentos en favor de esta teoría, y son la angustia de Getsemaní y la agonía de la cruz, «Dios mío, Dios mío, ¡por qué me has abandonado!»
Por ello podemos comprender que son las dudas las que lo llevan al desierto antes de abrazar definitivamente la misión, y que también son las dudas las que traen aparejadas las tentaciones.
Las tentaciones de Jesús ante todo son reflejo de su humanidad, sufrió las mismas tentaciones que sufrimos todos los seres humanos, y las sufrió toda su vida. Y que sean tres no es casualidad, pues se refieren a las relaciones que como seres humanos podemos establecer: con nosotros mismos, con los demás y con Dios. Una auténtica relación humana con los demás depende de una adecuada relación con nosotros mismos y con Dios.
Brevemente veámoslas en el contexto de toda su vida pública, en algunos episodios de su vida:
La actitud destemplada con los familiares que van a buscarle para llevarlo a casa, o la respuesta desmedida a Pedro en Cesárea, «¡Apártate de mí Satanás!», parecen la reacción típica de quien ve removida su conciencia con una tentación recurrente, y apuntan a que esa tentación fue siempre volver a la cómoda existencia que había dejado en Nazaret (la piedra convertida en pan).
Su reacción cuando quieren hacerlo rey después de la multiplicación de los panes —despachando a sus discípulos que azuzaban a la multitud y huyendo a la soledad para orar—, parece responder a la tentación de afrontar la misión e instaurar el reino de Dios desde el poder. (Poseer todos los reinos de la Tierra)
La tercera tentación Jesús la sufría cada vez que le pedían una señal que demostrara a las claras que él era el Mesías. Incluso la sufrió en la cruz cuando le dicen “baja de la cruz y te creeremos”.
Venciendo en todas las tentaciones Jesús nos enseña y ayuda a vencer las nuestras.
La primera la vencemos con el ayuno: no de carne o de alimento, sino de todo aquello que nos perjudica aunque sea lícito, sea alimento, vestido, cosas materiales, malas actitudes, malas palabras. No nos damos cuenta de la cantidad de venenos que consumimos (como alimentos nocivos, tabaco, programas de TV y todo aquello que perjudica a nuestro cuerpo o nuestra alma).
La segunda tentación, la de dominar y aprovecharse de los demás, se vence con la limosna, que no es dar unos céntimos a un pobre, sino estar dispuesto a AYUDAR a todo aquel me necesita, aunque no sea más que para hablar. Para vencer esa tentación hay que descubrir que nuestro verdadero ser es Dios mismo dentro de nosotros, y lo que pide de nosotros es reflejar su imagen a través del amor, la paz y la bondad. La mejor LIMOSNA es darnos a nosotros mismos, cada uno según sus dones o cualidades, la donación voluntaria de lo que tenemos y de lo que somos.
Y la tercera, la tentación de tentar a Dios, se vence con la oración de inmersión. Que no es la oración de pedir para manipular a Dios, como si fuera una vaca lechera o una marioneta; justamente eso es lo que rechaza Jesús. La oración que nos hace mejores es la “oración de inmersión o impregnación”, bajar al fondo de de ti mismo y sentir que estás preñado del mismísimo Dios y sus dones. Saborear la fuerza de ser un “pequeño dios, hijito de Dios”. Entonces podrás cantar con María el “magníficat”: “Se alegra mi espíritu en Dios mi salvación”. ¡Y qué fácil te será, desde esa oración, en silencio, con música o en la naturaleza, sentir la unidad y fraternidad con todas las criaturas!
RITO DE ACEPTACIÓN DEL EVANGELIO
(Cada uno se acerca al sacerdote, pone su mano sobre el Evangelio y dice su nombre en alto)
SACERDOTE: N… te comprometes a conocer mejor el Evangelio de Jesús y a seguirlo.
RESPUESTA: Si me comprometo
ASPERSIÓN: Como símbolo de que queremos limpiarnos de todo aquello que nos impide buscar y encontrar a Dios recibimos ahora la aspersión con el agua bendita (el sacerdote hace la aspersión).
ORACIÓN UNIVERSAL
La Palabra de hoy nos ha mostrado a un Jesús firme en sus valores: siempre al servicio de la justicia y de la vida de los demás, siempre a favor de la paz. Oremos.
Queremos ser agentes de paz
• Oremos por la paz comprometiéndonos a que la Iglesia sea la comunidad de los seguidores de Jesús, firme en su apuesta por la paz, siendo en toda circunstancia acogida, inclusión y reconciliación.
Queremos ser agentes de paz
• Oremos por la paz comprometiéndonos a que nuestras comunidades parroquiales y religiosas sean espacios de puertas abiertas para todo el que llame o se acerque en busca de refugio, abrazo y calor.
Queremos ser agentes de paz
• Oremos por la paz comprometiéndonos todos nosotros a sembrar paz con nuestras palabras, nuestros gestos, nuestras expresiones, nuestros actos.
Queremos ser agentes de paz
• Oremos por la paz apostando por unas relaciones interpersonales y comunitarias reconciliadoras, cálidas, vinculantes y siempre a favor de la paz.
Queremos ser agentes de paz
• Oremos por la paz acompañando desde aquí, como María al pie de la cruz, a todos los pueblos que sufren las guerras, y que el clamor de tantos en el mundo logre que las partes depongan las armas, transiten por caminos de diálogo y entendimiento, cese la guerra y comience la reconstrucción del pueblo.
Queremos ser agentes de paz
Padre Madre buena, en estos tiempos tan sin razón, queremos recobrar la cordura y la llamada a vivir siendo corresponsables unos de otros, cuidando y cuidándonos mutuamente, buscando lo mejor de cada uno . Te damos las gracias por tu Hijo Jesús, Mensajero de la Paz, que vive por los siglos de los siglos. Amén
En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso
El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…
ORACIÓN OFRENDAS
Junto con el pan y el vino, frutos de la tierra y del trabajo humano, te presentamos nuestras vidas. Al comenzar la Cuaresma, te ofrecemos, también, nuestros buenos deseos: deseamos cambiar nuestras vidas, encontrarnos contigo en nuestro corazón, vamos a ayudar a los vecinos, vamos a ser cariñosos y serviciales. Así, con un corazón limpio y abierto llegaremos a la Fiesta de la Pascua para celebrar el triunfo de Jesús. Recíbelo como nuestra mejor ofrenda. Por los siglos de los siglos. Amén.
PREFACIO
El Señor está con vosotros
Y con tu Espíritu
Levantemos el corazón
Lo tenemos levantado hacia el Señor
Damos gracias al Señor nuestro Dios
Es justo y necesario
Gracias, Padre, porque infundes
confianza en nosotros
y sabemos que podemos
hacer frente a las tentaciones
que nos acechan a cada paso,
como las del consumismo
desmedido que nos ciega,
y nos esconde los mejores valores
y el auténtico disfrute de la vida.
O la tentación de dominar a los demás,
de tratar de servirnos de ellos,
olvidando la inigualable satisfacción
de sentirnos útiles y regalar felicidad.
Queremos superar nuestras propias debilidades
y dedicarnos con la fuerza de tu espíritu
a luchar contra las injusticias
que desgraciadamente padece
la mayor parte de la humanidad.
Confiamos en tu impulso, Padre Dios,
al tiempo que bendecimos tu nombre.
SANTO, SANTO, SANTO
CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA
SANTO eres en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
nos das Vida y santificas todo.
Congregas a tu Pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor esta OFRENDA
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
Recibimos tu Espíritu con alegría
para que santifique este pan y este vino
y se conviertan para nosotros
en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,
en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.
Porque Él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
habiendo amado a los suyos
que estaban en el mundo hasta el extremo,
mientras cenaba con sus discípulos,
tomó un pan, y dando gracias te bendijo,
lo partió y lo repartió a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz,
y, dándote gracias de nuevo,
lo pasó a sus discípulos, diciendo:
TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS
Y POR TODOS LOS HOMBRES
PARA ILUMINAR VUESTRAS VIDAS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
ÉSTE ES EL SACRAMENTO DE NUESTRA FE.
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial
del EJEMPLO de ENTREGA de Jesús,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
TODO lo que somos y tenemos.
Tú diriges tu mirada sobre esta OFRENDA de tu Iglesia
y reconoces en ella nuestra adhesión a Jesús,
que vino a descubrirnos tu rostro
de verdadero Padre, que nos ama sin límite,
y nos mostró el Camino que nos lleva hacia Ti.
Nos unimos en este sacramento a la Persona y la Vida de tu Hijo,
que se entregó por nosotros para dejarnos bien claro su EJEMPLO de Fortaleza, Coherencia y Vida.
Nos abrimos de todo corazón a tu Espíritu Santo
para ser iluminados y fortalecidos en el seguimiento de Jesús, tanto individual como colectivamente.
Y así, unidos como hermanos,
formemos con Cristo un solo cuerpo
y un solo espíritu.
Él nos transforma en verdaderamente humanos
en nuestro diario caminar hacia tu Heredad,
donde seguiremos alabándote
junto con tus elegidos,
con María, la Virgen Madre de Dios y madre nuestra, su esposo san José,
los apóstoles y los mártires,
y todos los santos,
que nos precedieron en el camino hacia Ti.
Te ofrecemos, Padre, nuestro compromiso de adhesión a Jesús,
que ratificamos en esta celebración,
para que contribuya a la Paz y
la Humanización del mundo entero.
Confirmamos nuestra lealtad con esta tu Iglesia,
que peregrina en la Tierra,
fortalecida por nuestra fe y caridad.
Nos unimos a TODOS tus hijos de este Pueblo,
iluminado y fortalecido por Jesús,
junto con sus servidores: el Papa Francisco,
nuestro Obispo N…,
el orden episcopal, los presbíteros y diáconos.
Tú atiendes los deseos y compromisos
de esta Familia,
que has congregado en tu presencia
en este domingo, día en que Cristo
venció a la muerte.
Él nos ha hecho partícipes de su Sabiduría y Fortaleza para que imitemos su ejemplo
en el camino hacia tu Heredad eterna.
Te damos GRACIAS porque nuestros
hermanos difuntos…, familiares,
amigos y miembros de nuestra Comunidad,
tras su maduración en este mundo,
ya disfrutan contigo en tu casa del Cielo.
Queremos ser parte del Reino interior,
que tu Hijo nos reveló,
y extenderlo a nuestro mundo
para que podamos gozar TODOS de tu felicidad eterna,
junto con Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén
PADRENUESTRO
PADRE Y MADRE NUESTRA
EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo
TÚ NOS DAS HOY
NUESTRO PAN DE CADA DÍA.
TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS
Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR
A LOS QUE NOS OFENDEN.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal. Amén.
CORDERO DE DIOS
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz
Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.
ORACIÓN FINAL
Bendito seas, Padre, por este tiempo tan oportuno,
para la conversión y el encuentro, que Tú concedes gratis a todos tus hijos que andamos desorientados por los caminos de la vida.
Bendito seas, Padre, porque nos llamas a cada uno por nuestro nombre, sea cual sea nuestra historia o nuestra vida, y nos impulsas a emprender cada día, de manera más personal y consciente, el compromiso de seguir a Jesús, tu Hijo y nuestro Hermano.
Bendito seas, Padre, por despertarnos de nuestros sueños vacíos, tan vaporosos e infecundos; por interpelarnos en lo esencial de la vida; por liberarnos de nuestras falsas seguridades, por poner al descubierto nuestros ídolos secretos que tanto defendemos e intentamos justificar.
Bendito seas, Padre, porque nos das tu Espíritu, el único que puede convertirnos, el único que puede darnos un corazón de hijos, el único que puede atravesar nuestros pensamientos, el único que puede guiarnos por la senda del Evangelio, el único que hace posible nuestra vuelta a tu seno.
¡Bendito seas, Padre, por este tiempo tan propicio de la Cuaresma!
BENDICIÓN
El Señor os bendice, os guarda
y en sus palmas os lleva tatuados.
Os acompaña en todos los caminos.
Y hace prósperas las obras de vuestras manos.
Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,
Padre, Hijo y Espíritu Santo.