Conversatorio con el padre Alejandro Angulo SJ sobre el trabajo de CINEP en el conflicto colombiano Nunca esperé que por entrar al Seminario iba a terminar en un Tribunal militar y, sin embargo, eso me pasó
Existen lugares en Colombia donde parece que la violación de los derechos humanos fuera el principio laboral básico.
Todo el que habla de injusticia en un país lo llaman comunista, y Colombia no es la excepción.
Descubrimos que uno puede ir a misa y comulgar sin ser católico de veras.
No pensemos el catolicismo como un problema de machos o de varones.
El cristianismo sin perspectiva de género es el que muchos usan al hablar de su fundación, pero y ¿María qué?, y ¿Magdalena qué?, y ¿las amigas de María y Magdalena qué?
En nuestro trabajo de investigación fuimos viendo que trabajar para que a un negro pescador del Atrato no lo maten los grupos armados y crear una organización que defienda de esos grupos armados eso es amar a ese negro y a toda su organización.
También vamos a misa y comulgamos, pero si sólo hiciéramos eso, yo por lo menos hoy, no me consideraría católico
Descubrimos que uno puede ir a misa y comulgar sin ser católico de veras.
No pensemos el catolicismo como un problema de machos o de varones.
El cristianismo sin perspectiva de género es el que muchos usan al hablar de su fundación, pero y ¿María qué?, y ¿Magdalena qué?, y ¿las amigas de María y Magdalena qué?
En nuestro trabajo de investigación fuimos viendo que trabajar para que a un negro pescador del Atrato no lo maten los grupos armados y crear una organización que defienda de esos grupos armados eso es amar a ese negro y a toda su organización.
También vamos a misa y comulgamos, pero si sólo hiciéramos eso, yo por lo menos hoy, no me consideraría católico
El cristianismo sin perspectiva de género es el que muchos usan al hablar de su fundación, pero y ¿María qué?, y ¿Magdalena qué?, y ¿las amigas de María y Magdalena qué?
En nuestro trabajo de investigación fuimos viendo que trabajar para que a un negro pescador del Atrato no lo maten los grupos armados y crear una organización que defienda de esos grupos armados eso es amar a ese negro y a toda su organización.
También vamos a misa y comulgamos, pero si sólo hiciéramos eso, yo por lo menos hoy, no me consideraría católico
También vamos a misa y comulgamos, pero si sólo hiciéramos eso, yo por lo menos hoy, no me consideraría católico
En desarrollo del seminario Cultura de la paz y desarrollo humano el 27 de febrero 2021 estudiantes de la Universidad Católica de Colombia y de la Universidad de Cundinamarca dialogaron con el padre Alejandro Angulo SJ (n. 1934) exdirector de CINEP a través de la plataforma zoom apropósito de las actividades que esa organización liderada por sacerdotes jesuitas ha realizado durante más de cuarenta años en favor de la paz y la reconciliación en Colombia. Queríamos saber cómo ha contribuido la Iglesia católica en la gestación y en el cumplimiento de los acuerdos de paz. Estos son algunos de los apartados de las palabras del padre Angulo:
CINEP (Centro de Investigación y Educación Popular) es un lugar que lleva 40 años de existencia tratando de entender la realidad colombiana para poderla explicar, para poder decir qué es lo que pasa en una manera racional ya que nuestro discurso humano tiene una parte racional pero sobre todo un componente emocional. Eso fue lo primero que nos dimos cuenta en nuestra investigación en el CINEP. Por eso dijimos no basta con hacer centro de investigación, hay que también una rama de acompañamiento de los grupos que estudiamos.
Si vamos a estudiar un sindicato no nos bastan las actas de las reuniones, es preciso ir y estar con los obreros, si se puede, participar en las marchas y hasta donde se pueda así sea por un tiempo corto acompañarlos en el trabajo concreto. De tal manera que las manos del investigador tengan la misma experiencia que tienen las manos del obrero, para que ese investigador del trabajo tenga sentido. Si no, lo es mejor dejar esa investigación y dejar que el obrero hable y explique sus cosas por sí mismo, para no interpretarlo indebidamente.
Esa parte de la investigación y la acción nos llevó mucho tiempo porque el primer grupo con el que estuvimos nosotros trabajando por invitación de ellos, de los indígenas del Cauca (CRIC, Consejo Regional Indígena del Cauca), región del suroccidente colombiano, nos mostró que esa si era una distancia. Si teníamos distancia como intelectuales de los sindicalistas que trabajan en Bogotá, pues teníamos mucha más distancia no sólo intelectual sino también emocional de los indígenas del Cauca; y que un centro de Bogotá pretendiendo estudiar a gente del Cauca y además una etnia específica, o varias etnias, era algo sumamente presuntuoso.
Entonces lo primero que tuvimos que aprender fue a oír las discusiones de los indígenas sin intervenir y solamente ya cuando al fin nos decían qué opina usted, entonces entraba uno a decir una palabrita confesando que había pasado una hora completa sin entender de qué estaban hablando porque uno no entiende el lenguaje de la gente con la que no convive y con la que no trabaja. Ese fue el primer aprendizaje. En este momento ya no cometemos el mismo error, porque cometerlo después de 40 años sería imperdonable. Ya no hacemos ningún estudio a priori, es decir de escritorio, sobre ningún grupo.
Si queremos estudiar un grupo, lo primero tratamos de entrar en contacto con él, y no para estudiarlo sino simplemente para conocerlo y para colaborarle si se puede; y si en algún momento dicen: ¿usted nos puede ayudar en esto? Listo, ahora sí se puede pensar en un proyecto porque ya ellos saben lo que quieren y uno trata de entender qué es lo que ellos quieren y si se puede ayudar. Realmente el trabajo que hacíamos nosotros como intelectuales, que es el trabajo de pensar, que es lo que se hace también en el entrenamiento universitario, es aprender a pensar, y aprender a pensar los problemas, de tal manera que la solución aparezca; porque no es estudiar el problema por el problema simplemente para enterarse, sino que si uno estudia algo es para ofrecer una solución; es para colaborar y ayudar, para hacer una contribución. Si no va a contribuir, váyase. Es la regla de toda reunión. Nos reunimos es para contribuir entre todos.
Nuestra primera aproximación a la realidad colombiana fue a través de la segregación de todos los grupos étnicos fueran indígenas o fueran negros; y como el campesinado tiene un gran componente indígena y un gran componente negro, viene un gran componente mestizo, descubrimos también que hay un lenguaje propio del mestizo campesino que los intelectuales de la universidad teníamos que aprender. Aprendimos que había mucho más de una etnia, de un lenguaje, y de una clase social, porque veíamos que el tipo de segregación que se le aplica a los indígenas es distinto del que se le aplica a los campesinos pobres, es distinto del que se le aplica a los negros, es distinto del que se le aplica a los jornaleros.
Entonces empezamos a mirar todas esas relaciones; y a tratar de entender cómo son y cómo se llegó allí, y como vive cada grupo esa realidad, para poder hablar con todos porque la idea nuestra era que si queremos disminuir la segregación hay que lograr que conversen los segregantes con los segregados. Mientras no haya un diálogo humano, de palabras entre el patrón y el obrero, eso será una lucha de clases como dice Marx. Si no quieren hablar o no pueden hablar pues entonces tendrán que luchar, tendrán que pelear, la cosa será por las malas. No necesariamente con las armas. Hay muchas formas sutiles de hacer la guerra dentro de una oficina de trabajo, dentro de un sindicato, dentro de una liga campesina ya en el trabajo concreto.
Allí venía toda esa comprensión de lo que son las relaciones sociales en un país en el que hay un pequeño grupo de personas muy ricas que tienen mucho poder político que desprecian y que marginan a una cantidad enorme de población que es la mayoría de la población. Y por eso comenzamos a estudiar la marginalidad que era un tema que se estaba estudiando en ese momento, los años setenta, en toda América Latina especialmente en Chile, en el Perú. Había empezado también en el Brasil aunque allí era más difícil por la dictadura militar. Hasta que no pasó la dictadura miliar los sociólogos brasileños no pudieron hablar de marginación y de seguridad nacional claramente. La ciencia social, y toda ciencia, pero la social mucho más siempre está expuesta a las vicisitudes políticas, a las relaciones políticas del sitio en el que uno está trabajando.
Viendo pues que era una sociedad oligárquica, es decir con un grupo de poder pequeño pero muy fuerte, y con una gran masa marginada incluso con hambre nos dimos cuenta que el problema había que tomarlo por el lado de los derechos humanos.
-En los años 80 hubo una acusación infundada de autoría intelectual de un asesinato del ministro de trabajo de la época. A esto siguió un juicio en un Tribunal militar que duró un año y del que fue absuelto el CINEP-. Esa era una calumnia que había sido fraguada por los sistemas de seguridad. Esa experiencia mostró que en la investigación social cuando se hacen denuncias de injusticias hay que tener mucho cuidado para no decir nada que usted no pueda probar de manera visible; pruebas completamente comprobables no solamente entre los colegas sociólogos sino sobre todo pruebas comprobables en un tribunal jurídico y mucho más en un tribunal militar. Hay que tener claro qué es mi creencia y qué es el hecho que yo puedo probar. Ese fue un segundo aprendizaje duro.
En este momento acompañamos grupos y los militares saben que ese acompañamiento es pedido por la gente que se está organizando. En este momento ya no trabajamos con sindicatos ni con ligas campesinas como en el principio. En este momento los proyectos de CINEP acompañan sobretodo comunidades de pescadores en el Atrato, uno de los principales ríos de Colombia, porque viendo la realidad colombiana nos dimos cuenta de que el Pacífico colombiano parecería un terreno de nadie porque allí hay de todo; hay minería ilegal, hay narcotráfico, hay caña dulce, hay banano, es decir, una riqueza agrícola y una riqueza minera increíble; y donde hay riqueza y no hay un Estado fuerte, el colombiano es un Estado sumamente débil y sumamente vulnerable, pues entonces individuos se aprovechan de esa libertad que da la organización social cuando está a medio hacer.
Que es lo que nos pasa en Colombia, el Estado colombiano está a medio hacer, la justicia todavía cojea más de lo que camina, la economía está en manos de unos pocos. La mayoría de la población no tiene poder económico, no tiene palanca y el que no tiene palanca económica no tiene ningún poder tampoco en política; y si tiene hambre y no puede ir a la escuela todavía peor.
Vimos que había que ir a una cosa más de fondo que la simple sociología o que la simple ciencia política y entonces se empezó el trabajo de los Derechos humanos. Aprendimos a apelar a la conciencia humana, que es la fuente de los derechos humanos. La jurisprudencia de los derechos humanos se hizo para defender a la ciudadanía de los abusos que puede cometer el gobierno y que los comete normalmente a través del ejército porque es el que está más expuesto a esa violación; pero también en economía se pueden violar los derechos humanos con injusticias graves que empobrecen al adversario. Eso es lo delicado de la política, que tiene unos riesgos muy fuertes de violar la dignidad de las personas sea por intereses económicos, por intereses de poder o sea por simples encuentros personales, intereses psicológicos.
Entonces ese trabajo actual del CINEP tiene un gran peso, aunque continuamos estudiantado también la distribución de la tierra. La pelea en este momento es todavía en Colombia por la tierra, es decir por los baldíos que dicen que son del Estado, y por otra serie de tierras que ni siquiera el Estado ha llegado allí. El móvil fundamental del conflicto armado colombiano es la tierra. Entonces también tenemos un programa de estudio del problema de la tierra tanto los aspectos jurídicos como los aspectos técnicos. Un poco de agronomía además de sociología rural.
Y el otro proyecto fuerte es sobre la construcción del Estado de Colombia: ¿Cómo se llegó a lo que hoy llamamos la República de Colombia, cómo se llegó a lo que es el parlamento actual y su composición, cómo se llegó a lo que hoy es la Corte suprema de justicia, cómo se llegó a lo que hoy es la presidencia de la república con sus ministerios?, es decir todas las partes que configuran el Estado que es el escenario de la política. Sobre todos esos aspectos hay algún proyecto en el CINEP en este momento y hay diversos especialistas y estudiantes metidos estudiando esos problemas encontrando cosas y haciendo preguntas.
Y la otra parte fuerte es el Banco de los derechos humanos. Lo primero que se hizo por inspiración del padre Javier Giraldo SJ fue crear un Banco de datos en el cual se coleccionaban todas las denuncias que llegaban a nosotros con denuncias sobre violación de los derechos humanos. La investigación consistía en averiguar todos los detalles del caso, todas las implicaciones jurídicas, y hacer un memorando en el que se metía todo: el nombre de la víctima, el nombre del presunto victimario, el día de la violación, el día del golpe, porque podía ser un asesinato, una herida, una paliza, un robo, una violación. Es decir todos los capítulos de violación de los derechos humanos. Por lo menos hay siete capítulos que representan cantidad de agresiones que puede cometer una persona contra otra por motivos absolutamente impresentables. La investigación consistía en tratar de preparar de cada caso un expediente completo que le pudiera servir a un defensor, a un abogado titular, en un juicio.
Eso es lo que llamamos el Banco de Derechos humanos y violencia política, allí están coleccionados desde hace 30 años todas las violaciones de derechos humanos que nosotros conocemos, pero nosotros no las conocemos todas. Hay muchas violaciones que no las conoce nadie; hay otras violaciones que conocemos nosotros y no conoce la Presidencia de la república; hay violaciones que conoce sólo la Presidencia de la república; las que conoce la Fiscalía solamente; las que conocemos los tres, etc., hay todas las variaciones de información porque la violación de derechos humanos como son casos tan graves de agresión a la dignidad humana son una materia siempre escandalosa, siempre expuesta a tergiversaciones.
Entonces la idea del padre Giraldo de hacer expedientes irrefutables, es decir expedientes que se puedan presentar en la Corte suprema y ganar el caso eso requiere mucho trabajo que consistía en trabajar con las víctimas que sí tienen toda la información. Y las víctimas si quieren judicializar el caso nos piden a nosotros el expediente, lo llevan al abogado. El abogado estudia el expediente y habla con las víctimas quienes ponen los testigos. Entonces se puede judicializar, es decir se puede llevar a juicio un abuso que ha violado la dignidad de una persona. Y para eso sirve nuestro trabajo de hacer expedientes que están coleccionados en un archivo virtual que es una base de datos de derechos humano y violencia política. Nosotros no llevamos a juicio a nadie no hacemos las denuncias desde el Banco. El Banco trae la documentación y entrega el material para el expediente si lo pide un abogado defensor.
El Banco de datos tiene una publicación que se llama Noche y niebla que sale cada semestre; y esa revista tiene todos los casos que se han metido a la Base durante el semestre y están ahí contados tal como están en la Base de datos. La revista está impresa y también virtual. Allí se pueden encontrar temas de investigación; es posible encontrar casos de todos los tipos de violaciones. Incluye además artículos breves sobre temas y problemas de derechos humanos en determinada región.
En este momento los estudio de Noche y niebla se hacen sobre regiones específicas: los Derechos humanos en el Oriente colombiano, en el Suroccidente, en el Atrato, en la Costa, etc., porque en cada uno de esos sitios como hay diversos tipos de economía: la una es agraria, la otra es minera, la otra pecuaria, son ganaderos, hay de todos los tipos de explotaciones económicas, legales e ilegales, legítimas e ilegítimas, todos esos sitios son lugares donde las violaciones de los derechos humanos se presentan, más graves o más leves éso depende de la calidad moral de esos empresarios y de esas poblaciones. Porque ahí la violación de los derechos humanos no es solamente el violador, también la comunidad a la que violan los derechos humanos tiene parte en esa misma violación, es un problema del conjunto de la sociedad.
Por eso cuando decimos se violan los derechos humanos en Colombia no estamos diciendo que sean sólo los guerrilleros, los paramilitares o los militares: es toda la sociedad colombiana que viola los derechos humanos. Aún aquellos a los que les pisotean la dignidad por no haberse organizado y unido para defender la dignidad es lo que permite que haya grupos que pueden entrar a hacer esos abusos. Sería distinto si los grupos humanos controláramos a nuestros terroristas, guerrilleros, militares y policías. Si la ciudadanía se propusiera realmente seguir los abusos, denunciarlos después, entonces por ejemplo, las fuerzas militares también tendrían un diálogo humano inteligente, no un diálogo violento a palo o bala, porque cuando es a bala es con muertos.
Ese problema de las relaciones es lo que estudiamos, esa es la preocupación por la justicia en Colombia es que lleguemos a tener los organismos en las comunidades de negros, de indígenas, de campesinos, en las comunidades urbanas, en los comerciantes, en los trabajadores de la ciudad, que formemos siempre grupos para intercambiar, para trabajar juntos, para controlar a los controladores y para controlarnos a nosotros mismos.
Si la institución no se controla se deshace. Porque siempre la naturaleza humana es así. Uno entra con un grupo que dicen que todos quieren hacer, que todos van a colaborar, al año de estar esa institución hay unos que colaboran más que otros como en la famosa novela de George Orwell “Rebelión en la granja”, donde los marranos manejan la hacienda y se dice que todos son iguales, pero se convencen de que hay unos “marranos más iguales que otros”; eso pasa en todas las sociedades.
El trabajo de los derechos humanos se convirtió en una verdadera movilización de grupos, de los distintos estratos y de los distintos lugares de Colombia. Y en este momento hay una red nacional de bancos de datos de derechos humanos que se coordina desde CINEP. Es decir, la red le pidió a CINEP que no solamente los inspirara sino que los coordinara porque las redes necesitan coordinación si no hay coordinación se deshilacha.
Los que trabajamos en Bogotá no tenemos que ir a Tumaco o a Buenaventura para averiguar cuáles son los casos de violación de los derechos humanos. En esos sitios parece que la violación de los derechos humanos fuera el principio laboral básico. Sino que hay grupos de defensores de derechos humanos en 20 lugares del país que mandan ese material que sale publicado en Noche y niebla.
El CINEP se hizo porque estábamos preocupados por las injusticias que se comenten en Colombia y que nadie denunciaba o que muy pocos denunciaban y muchos que denunciaban no tenían cómo defenderse. Por eso dijimos si se hace un banco de datos debe ser un caso invulnerable; el caso que esté ahí es un caso ganado antes de que vaya a juicio. Porque si se pierde el juicio ese caso ya no vale porque pueden decir que es invento, una calumnia, no hay tales víctimas, esos señores están exagerando, y como siempre en el estilo de la lucha de clases eso lo llaman comunismo.
Todo el que habla de injusticia en un país lo llaman comunista; y Colombia no es la excepción. Si uno habla de la justicia colombiana lo llaman comunista. Es un trabajo que tiene esas aristas difíciles en el estudio de las ciencias sociales; pero nosotros pensamos que valía la pena.
Incluso yo lo dije cuando terminamos el juicio militar y nos absolvieron: ¡y valió la pena haber hecho ésto para que toda la gente primero se convenciera de que éramos inocentes y nos estaban calumniando y segundo que vieran que si uno trabaja por la sociedad tiene que pagar un precio. Al que trabaja por la justicia no se la dan gratis!
Ustedes se preguntarán, en qué consiste nuestro catolicismo. Porque cuando hablamos de qué es ser católico pensamos en misa y comunión. “Si usted va a misa y comulga es católico”, precisamente lo que nosotros descubrimos es que usted puede ir a misa y comulgar sin ser católico de veras. Porque Jesucristo fundó el catolicismo, organizó un grupo de 12 hombres y no decimos de cuántas mujeres, pero eran muchas más. Si no hubiera habido apóstolas, los apóstoles se hubieran muerto de hambre. No pensemos el catolicismo como un problema de machos o de varones.
El catolicismo sin perspectiva de género que es el que muchos usan al hablar de su fundación, pero y ¿María qué?, y ¿Magdalena qué?, y ¿las amigas de María y Magdalena qué? Ahora ya con la perspectiva de género se comete menos ese error. Pero todavía seguimos ahí porque el machismo no es solamente en ese punto, es mundial.
El otro aspecto es qué fue lo que dijo Jesús sobre lo que había que hacer. Él dijo: “Ámense los unos a los otros”. ¿Qué es amarse los uno a los otros? Nosotros en nuestro trabajo de investigación fuimos viendo que trabajar para que a un negro pescador del Atrato no lo maten los grupos armados y crear una organización que se defienda de esos grupos armados eso es amar a ese negro y a toda su organización. Jesucristo no estaba hablando del amor individual, de la pareja de hombre y mujer o de amarse entre buenos amigos. Él estaba diciendo hay que respetar y colaborar con todos los seres humanos.
La idea de la justicia CINEP es la de colaborar con todos los seres humanos que necesitan ayuda para organizarse, para defender sus derechos, defender su propia dignidad. Ese es el sentido del trabajo del Banco de datos de derechos humanos del CINEP y es el sentido de todo el trabajo, por ejemplo de los que están trabajando sobre la distribución de la tierra en Córdoba. Donde haya posibilidad de violación de los derechos humanos hay posibilidad de ayudarle a la gente a que no se deje violar su dignidad. Eso es querer a la gente y eso es amar a la gente.
Entendimos que ámense los unos a los otros tenía mucha miga y detalles complicados pero que eso valía la pena entendiendo esos detalles y aprendiendo a ver qué se podía hacer al respecto. Una sociología que busca entender eso es una sociología que sirve para algo. Una sociología que es solo para una tesis no sirve para nada, a menos que la tesis sea de defensa de la dignidad humana, en cualquier tipo no necesariamente de derechos humanos. Puede ser una tesis sobre relaciones sociales en el Magdalena medio pero hay que ver lo que son esas relaciones en el Magdalena medio o en el Oriente antioqueño. ¿Por qué ha habido guerra desde hace tantos años? Porque las relaciones han sido siempre injustas.
Se necesita ser muy amigo de Jesucristo, querer mucho a Jesucristo para que a uno le den palo y perdonar y no devolver palo. Si usted me da la mano también se la estrecho. Se necesita moral altruista muy grande como la del Señor Jesús cuando en la cruz perdonó a los que lo estaban matando. “Perdónalos porque no saben lo que hacen”, llevaban como tres años planeando matarle ¡pero no sabían lo que hacían!, para él éso era válido. No sabían lo que estaban haciendo porque cuando se mata a un hombre no se dan cuenta como dice la ley judía que quien mata a un hombre está matando a toda la humanidad (Talmud), Jesucristo sabía eso y nos decía éso es lo que no hay que hacer.
Lo derechos humano tienen un sentido católico trascendental muy profundo. Puede que no sea misa y comunión pero sí disposición de dar la vida por el otro. Puede que no pise una iglesia pero si pisa donde mataron a un campesino y busca quién fue el criminal y lo entrega a la justicia. Esa es la idea del trabajo por la justicia.
También vamos a misa y comulgamos, pero si sólo hiciéramos eso, yo por lo menos hoy, no me consideraría católico. La doctrina social hace parte de la doctrina de la Iglesia. En el decreto Dignitatis Humanae está clarísimo que es deber de todos los creyentes trabajar por la defensa de los Derechos Humanos. Eso no es comunismo como muchos de los creyentes les dicen a otros creyentes que sí defienden los derechos humanos. Muchos que no los defienden, más aún que los violan, acusan a los que si los defienden de comunistas. Entre creyentes. Prepárense para éso si van a trabajar en derechos humanos.
Hay que distinguir entre hacer política y luchar por los derechos humanos. Eso no es política, es justicia social. Para quien ignora ésto y tiene prejuicios, en contra de alguna persona que trabaja con la justicia lo más cómodo es decir, ése es comunista. Porque el comunista para ese tipo de creyentes se convirtió en el equivalente al diablo. Antes, nuestros abuelos y bisabuelos hablaban que lo más malo en la realidad es el diablo, ahora lo más malo es el comunismo. Si te dicen comunista, te están diciendo endemoniado, cuando son creyentes, cuando creen en el diablo.
Nunca esperé que por entrar al Seminario iba a terminar en un tribunal militar y sin embargo, eso me pasó. Le puede pasar a cualquiera cuando menos se lo espera.