Mujeres de David 5. Tamar, la hija violada por su heremano
Y sucedió después de esto que Absalom, hijo de David, tenía una hermana hermosa que se llamaba Tamar. Amón, que era también hijo de David, se enamoró de ella. Y estaba Amón angustiado hasta enfermar, por Tamar su hermana; porque por ser ella virgen (soltera), parecía a Amón que sería cosa dificultosa lograr algo de ella (2 Samuel 13:1-2).
Si dejamos a un lado a Quilab, hijo de Abigail, del que no sabemos nada, Amón y Absalón eran los hijos mayores de David. Amón, primogénito y, por tanto, heredero al trono, era hijo de Ajinoam de Jezrael, la posible mujer de Saul (2 Sam 3, 2; 1 Crón 3,1). Por su parte, Absalón y Tamar eran hijos de Maacá, hija del rey arameo de Guesur (al noreste del mar de Galilea), con quien David había pactado a través del matrimonio. Aquí se dice que Amón “amaba” a Tamar, lo que en este contexto (por lo que viene después) significa que la desea y que quiere acostarse con ella, sin pensar en las consecuencias de su conducta, como parece haber hecho David, al comienzo de su relación con Betsabé. De tal padre tal hijo, se diría. Así empieza una de las historias más duras de mujeres de la Biblia. Esta hija de David es signo de las mujeres de su casa, hija de un rey impotente y perverso, hija violada…
Un texto clave
Para cumplir su deseo, siguiendo el astuto consejo de un primo, Amón pide un favor a su padre:
Entró el rey a verle y Amón le dijo: «Que venga, por favor, mi hermana Tamar y prepare ante de mí unas frituras (=buñuelos) y yo las comeré de su mano». David envió a decir a Tamar: «Vete a casa de tu hermano Amón y prepárale algo de comer». Fue, pues, Tamar a casa de su hermano, que estaba acostado; tomó harina, la amasó, hizo pasteles y los puso a freír ante su hermano; tomó la sartén y la vació ante él, pero él no quiso comer; y dijo: «Que salgan todos de aquí». Y todos salieron. Entonces Amón dijo a Tamar: «Tráeme la comida a la alcoba para que coma de tu mano». Tomo Tamar las frituras que había hecho, se las llevó a su hermano Amón a la alcoba y se las acercó para que comiese, pero él la sujetó y le dijo: «Ven, acuéstate conmigo, hermana mía». Pero ella respondió: «No, hermano mío, no me fuerces, pues no se hace esto en Israel. No cometas esta infamia. ¿A dónde iría yo deshonrada? Y tú serías como un infame en Israel. Habla, te lo suplico, al rey, que no rehusará entregarme a ti». Pero él no quiso escucharla, sino que la sujetó y forzándola se acostó con ella..
Después Amón la aborreció con tan gran aborrecimiento que fue mayor su aborrecimiento que el amor con que la había amado. Y le dijo Amón: «Levántate y vete». Ella le dijo: «No, hermano mío, por favor, porque si me echas, este segundo mal es peor que el que me hiciste primero» Pero él no quiso escucharla. Llamó al criado que le servía y le dijo: «Échame a ésa fuera y cierra la puerta tras ella». (Vestía ella una túnica con mangas, porque así vestían antes las hijas del rey que eran vírgenes). Su criado la hizo salir fuera y cerró la puerta tras ella. Tamar puso ceniza sobre su cabeza, rasgó la túnica de mangas que llevaba, puso sus manos sobre la cabeza y se iba gritando mientras caminaba. Su hermano Absalón le dijo: «¿Es que tu hermano Amón ha estado contigo? Ahora calla, hermana mía; es tu hermano. No te preocupes de este asunto». Y Tamar quedó desolada en casa de su hermano Absalón. Cuando el rey David supo estas cosas se irritó mucho, pero no quiso castigar a su hijo Amón, al que amaba porque era su primogénito (2 Sam 13, 6-22).
Un amor incestuoso
El texto resulta ambiguo y da la impresión de que David puede haber comprendido las intenciones de Amón, cuando le pide que mande a su hermana, para que le prepare “dos buñuelos” (labyivot, palabra relacionada con leb, corazón), que podrían traducirse como frituras o tortas de amor. Tamar, en cambio, parece que no sospecha nada y así cocina para su medio hermano, heredero al trono, a quien ella debe respetar, unas “tortas de amor”; pero Amón quiere otra cosa y así se lo dice: «Acuéstate conmigo». Ella protesta, apelando a la ley (¡no se hace tal cosa en Israel!), añadiendo que sería una locura y villanía, para advertirle, como mujer, que si él quiere casarse con ella, puede pedir su mano al rey, pues en ese momento, el matrimonio entre hermanos de padre podría estar permitido (como en el caso Abrahán y → Sara).
Pero Amón no la escucha (no quiere casarse con ella), sino que primero la viola y después la expulsa airado. Esta conducta puede entenderse desde la perspectiva de un hombre que quiere mostrar su superioridad sobre una mujer. Pero en ella puede influir también un tipo de “odio” hacia Absalón, su hermano menor, de quien quiere vengarse, violando a su hermana más querida. Sea como fuere, Tamar está dispuesta a “reparar” en lo posible el daño, aceptando como esposo (como mal menor) a su hermano, pues, habiendo sido violada, su padre no podrá casarla, por razones políticas, con algún noble de su reino o con algún príncipe extranjero. Pero Amón se cree superior a toda ley (¡es el príncipe heredero!) y la expulsa sin contemplaciones.
Una mujer desolada
Así termina su historia: «Ella quedó desolada en casa de su hermano Absalón». La palabra hebrea (shamem, desolada) es la que se emplea en otros casos (como en Isaías 54,1) para hablar de una mujer estéril. Así queda ella, como estéril, una mujer sin futuro. Por su parte, el rey David, su padre, se muestra impotente y no castiga a Amón, quizá porque le ama, o porque le tiene miedo y, sobre todo, porque lo que de Amón lo había hecho él antes (con Betsabé y con otras mujeres). Por su parte, Absalón esperará con paciencia hasta el momento en que pueda vengarse, matando al violador de su hermana (2 Sam 14), para iniciar así una serie de violencias que conducirán a su propia muerte, tras luchar contra de su padre (2 Sam 15-18).
La Biblia Judía ha contado esta historia triste de violación y asesinato para resituar la figura de David, que no puede controlar la violencia al interior de su familia (cf. 2 Sam 12, 10) y que, al fin, quedará en manos de Betsabé, consintiendo que Salomón (representante de los intereses regios de Jerusalén) sea coronado rey. Se suele decir que el Dios de la Biblia escribe recto con renglones torcidos y uno de ellos es, sin duda, la historia de Tamar, hermana querida de Absalón, su vengador de sangre. De un modo significativo, Absalón, de quien se dice que era el israelita más guapo, puso a su hija, también muy guapa, el nombre Tamar, su tía, quizá para que le sirviera de consuelo y compañía (2 Sam 14, 27).
Bibliografía
Cf. Ch. T. Begg, The Rape of Tamar (2 Sam 13) according to Josephus, Estudios Biblicos 54 (1996) 465-500; C. Conroy, Absalom Absalom! Narrative and Language in 2 Samuel 13–20 (AnBib 81), Rome 1978; I. Müllner, Gewalt im Hause Davids: die Erzählung von Tamar und Amnon (2 Sam 13, 1-22), Herder, Freiburg 1997; B. Suchanek-Seitz, So tut man nicht in Israel. Kommunikation und Interaktion zwischen Frauen und Männern in der Erzählung von der Thronnachfolge Davids (Exegese in unserer Zeit 17), Berlin 2006; F. M. Yamada, Configurations of Rape in the Hebrew Bible: A Literary Analysis of Three Rape Narratives (Studies in Biblical Literature 109), Frankfurt/M. 2008.