"Cuántas veces en las comunidades no se aprende esta sabiduría de abrir las puertas" Francisco, en la fiesta de Pedro: "Necesitamos construir una Iglesia y una sociedad de puertas abiertas"
A los arzobispos que reciben el palio: "Están llamados a ser pastores diligentes que abran las puertas del Evangelio y que, con su ministerio, ayuden a construir una Iglesia y una sociedad de puertas abiertas"
"No fueron ellos los que abrieron la puerta, sino se abrió sola. Es Dios quien abre las puertas, es Él quien libera y despeja el camino"
Festividad de San Pedro y San Pablo. Con bendición, y entrega, de los palios que portarán los nuevos arzobispos nombrados a lo largo de este año, en una basílica de San Pedro en obras pero engalanada como en las mejores ocasiones, en la víspera de que Francisco 'baje' un poco el ritmo, suspendiendo las audiencias a partir del 2 de julio. Lo que no significa, como veremos en las próximas horas, que descansa.
En su homilía de hoy, y junto a la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, el Papa renovó el "deseo común de la plena comunión entre nuestras Iglesias", y repasó la imagen de los dos apóstoles, uno, "pescador de hombres", otro "fariseo perseguidor de la Iglesia transformado por la gracia en evangelizador". Evocando la proximidad del Año Jubilar, Francisco evocó la imagen de la puerta que se abre, y de la liberación que trae consigo el Evangelio.
"Que todos tengan oportunidad de cruzar el umbral de ese santuario vivo que es Jesús y, en Él, experimentar el amor de Dios que fortifica la esperanza y renueva la alegría. También en la historia de Pedro y de Pablo hay puertas que se abren. Meditemos sobre ello", pidió Bergoglio, describiendo en la primera lectura el episodio de la liberación de Pedro.
Dios libera a su pueblo y despeja el camino
"Lo que se nos narra, pues, es un nuevo éxodo; Dios libera a su Iglesia, a su pueblo, que está encadenado, y se muestra una vez más como el Dios de la misericordia que sostiene su camino". "La puerta se abrió sola delante de ellos", evocó el pontífice. "No fueron ellos los que abrieron la puerta, sino se abrió sola. Es Dios quien abre las puertas, es Él quien libera y despeja el camino".
Algo especialmente significativo en el caso de Pedro, a quien Jesús le había confiado las lleves del Reino. "Pero Pedro experimenta que es el Señor quien abre primero las puertas, porque Él nos precede siempre". Una sensación que también experimentó Pablo, "transformado por el Resucitado en el camino de Damasco y después, en la incesante contemplación de Cristo crucificado, descubrió la gracia de la debilidad".
Y es que, añadió Francisco, "cuando somos débiles ―decía― en realidad, justo entonces, es que somos fuertes porque ya no nos aferramos a nosotros mismos, sino a Cristo". Pero no siempre nos damos cuenta: "Las puertas de la cárcel se abrieron por la fuerza del Señor (...). Cuántas veces en las comunidades no se aprende esta sabiduría de abrir las puertas", improvisó.
Pablo también "utiliza la imagen de las puertas abiertas". "Hermanos y hermanas, los dos Apóstoles Pedro y Pablo tuvieron esta experiencia de gracia. Ellos, en primera persona, experimentaron la obra de Dios, que les abrió las puertas de su prisión interior y también de las prisiones reales, donde estuvieron encarcelados a causa del Evangelio. Y, además, abrió ante ellos las puertas de la evangelización, para que pudieran experimentar la alegría de encontrarse con los hermanos y hermanas de las comunidades nacientes y llevar la esperanza del Evangelio a todos".
Sobre la entrega de los palios, Francisco recodó que los arzobispos "están llamados a ser pastores diligentes que abran las puertas del Evangelio y que, con su ministerio, ayuden a construir una Iglesia y una sociedad de puertas abiertas".