Decenas de miles de fieles (más de 100.000, según el Vaticano) esperan al Papa en la plaza de San Pedro. Domingo de Resurrección, Cristo vive. También en Roma. Después de las dificultades vividas en la Vigilia Pascual, Bergoglio apareció sonriente en el exterior de la mayor plaza de la Cristiandad, en una mañana soleada aunque con bastante viento. Esta vez sí pudo hacer la procesión desde el templo hasta el altar de San Pedro, y presidió todos los actos, antes de la esperada bendición Urbi et Orbi.
La plaza presentaba un lleno absoluto, como en los mejores tiempos prepandemia, cuando el 'huracán Bergoglio' llegaba a todas partes. Nada que ver con la escena vivida hace apenas dos años, con un Papa en solitario recorriendo una lluviosa plaza en la memorable Statio Orbis. ¿Habremos aprendido algo? ¿Resucitaremos también hoy?
En mitad de un 'bosque' de cuarenta mil flores nuevas, brotando en la vida nueva de la Resurrección, y tras la lectura del Evangelio en latín y griego, Francisco mantuvo un prolongado silencio, que viene siendo habitual durante su pontificado. Sólo en 2017 y 2018 hubo homilía. Y es que Bergoglio prefiere dar importancia a la palabra del Resucitado, y después, al mediodía, hablar, y mucho, en la Bendición Urbi et Orbi.
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