"Se ha convertido en un testigo vivo de la primavera y de la reforma eclesial en tiempos de Francisco" Bertomeu, el 'barrendero' del Papa Francisco

Bertomeu, el ‘Don Limpio’ del Papa Francisco
Bertomeu, el ‘Don Limpio’ del Papa Francisco

"Bertomeu tiene un mandato claro del Papa para destapar la inmensa corrupción clerical, descubrirla, airearla, castigarla y, sobre todo, sanar y reparar a las víctimas que los canallas fueron sembrando en nombre de Dios"

"Francisco pone a salvo de cualquier insidia a su ‘agente especial anticorrupción’ y le nombra nada menos que comisario pontificio para la liquidación del Sodalicio"

"La decisión papal sobre el Sodalicio, que va a ejecutar Bertomeu, crea un precedente canónico en la Iglesia, para poder limpiar la galaxia de instituciones pseudoreligiosas que nacieron y crecieron en la supuesta primavera (podrida) de Juan Pablo II"

"Figura clave para recuperar la credibilidad de la Iglesia en contextos donde la sombra del escándalo había dañado profundamente la confianza"

Jordi Bertomeu Farnós (Tortosa, 1968) es uno de esos curiales a los que el Papa, en sus discursos a la Curia, suele definir como “artesanos de bendición”. Y eso que ha cargado sobre sus espaldas con gran parte de las inmundicias de la Iglesia. Que no son pocas, porque ya sabemos que “corruptio optimi pessima”.

En la mesa de su despacho del dicasterio para la Doctrina de la Fe se acumulan y se apilan (nunca mejor dicho) miles de carpetas, con miles de dossieres de todos los crímenes, abusos y pecados de la clerecía del mundo. Y siguen llegando sin parar.

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Bertomeu
Bertomeu

Desde que Francisco decidió acabar con el sistema de encubrimiento y aplicar a la tolerancia cero contra los abusos sexuales, de poder, de conciencia y espirituales del clero, Bertomeu no da abasto. Y va por el mundo apagando fuegos. Desde Chile a Ecuador, pasando por Estados Unidos, México o Perú. Y tantos otros países del mundo, donde se tapaban y se escondían y hasta se disculpaban estos criminales contra los más pequeños, a los que el propio Cristo mandó al fondo del mar con una rueda de molino al cuello.

Bertomeu tiene un mandato claro del Papa para destapar la inmensa corrupción clerical, descubrirla, airearla, castigarla y, sobre todo, sanar y reparar a las víctimas que los canallas fueron sembrando en nombre de Dios o bajo la sotana y el alzacuellos, distintivos de los consagrados.

Y los ‘malos’ le pusieron en su punto de mira. Y los enemigos del ‘minutante’ (como le llaman con desprecio, para rebajar su figura) florecieron dentro y fuera de la Curia. En los países que iba limpiando de la lacra de la pederastia y en su propia patria, donde dos digitales,  Germinans germinabit en Cataluña e Infovaticana en Madrid, se ceban con él, con infundios, bulos y, lo que es peor, con insinuaciones, chismorreos y medias verdades.

El Paap y Bertomeu
El Paap y Bertomeu

En Perú, han intentado ir más lejos todavía y dos exsodálites, Caccia y Blanco, le acusaron ante la justicia civil por revelación de secretos. La comisión especial (Scicluna-Bertomeu) les exigió retirar la denuncia so pena de excomunión. No sólo no la levantaron, sino que, con sus tejemanejes a través del Nuncio, consiguieron que el Papa les recibiese en audiencia y les levantase la excomunión, confiando en que ellos harían lo mismo. Pero, a su vuelta a Perú, no sólo no retiraron la denuncia civil, sino que pusieron otra denuncia canónica.

Una maniobra más de los sodálites que quieren morir matando.

Francisco, que se dio cuenta de esa nueva traición de los sodálites, recibió a los periodistas que destaparon el caso y a los que el Sodalicio lleva colocando en la diana social y judicial desde hace más de 15 años (Paola Ugaz y Pedro Salinas, entre otros) y les dijo: “Pueden usar esta reunión para decir públicamente que apoyo plenamente a la Misión Especial y no los apoyo a ellos [Caccia y Blanco]”.

Y, por supuesto, Francisco pone a salvo de cualquier insidia a su ‘agente especial anticorrupción’ y le nombra nada menos que comisario pontificio para la liquidación del Sodalicio. Un espaldarazo público y notorio en toda regla para Jordi Bertomeu, al que quisieron desautorizar, incriminar, hundir y eliminar. Pero resulta que el Papa le blinda con plenos poderes y como comisario ejecutor-liquidador de la mafia supuestamente eclesial del Sodalicio de Vida Cristiana y de todas sus ramas.

Como comisario, Bertomeu tendrá una triple función: Disolver todo el entramado sodálite, liquidar sus bienes muebles, inmuebles y financieros y, con esos capitales conseguidos fraudulentamente en nombre de Dios y del concordato peruano, reparar a sus innumerables víctimas.

Bertomeu con periodistas
Bertomeu con periodistas

La decisión papal sobre el Sodalicio, que va a ejecutar Bertomeu, crea un precedente canónico en la Iglesia, para poder limpiar la galaxia de instituciones pseudoreligiosas que nacieron y crecieron en la supuesta primavera (podrida) de Juan Pablo II.

Y sin términos medios, como el que se siguió en un caso parecido, como fue el de los Legionarios de Cristo. En este caso, y asesorado por el cardenal Ghirlanda, el Papa optó por castigar a los pederastas y corruptos, pero salvar el carisma y dar una segunda oportunidad a la organización fundada por el facineroso Marcial Maciel.

Ahora, Roma decide que el carisma fundacional de un abusador como Figari no puede venir del Espíritu Santo y, por lo tanto, es malo de raíz y no puede regenerarse. Árbol malo no puede dar frutos buenos ni puede injertarse, porque es malo de raíz. ¿Cuántas asociaciones religiosas de curas y monjas seguirán los pasos del Sodalicio? La limpieza no ha hecho más que comenzar. A ‘Don Limpio’ Bertomeu le queda mucho trabajo.

Pero estoy seguro de que seguirá siendo uno de los rostros, discretos y firmes, de la renovación eclesial. Porque hablar de Jordi Bertomeu Farnós es hablar de un servidor fiel, discreto y profundamente comprometido con la misión de una Iglesia que busca la verdad y la justicia.

Jordi Bertomeu
Jordi Bertomeu

Este sacerdote catalán, nacido en Tortosa, ha demostrado a lo largo de su trayectoria que la verdadera reforma eclesial no nace del ruido ni de los focos mediáticos, sino de un trabajo constante, cercano y enraizado en el Evangelio.

Formado en derecho canónico, su aguda inteligencia y su mirada pastoral han sido claves en su misión dentro de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Bertomeu ha sabido conjugar el rigor jurídico con una profunda sensibilidad hacia las víctimas de los abusos, convirtiéndose en un rostro visible –aunque siempre humilde– de la lucha contra uno de los mayores desafíos que enfrenta la Iglesia contemporánea.

Su papel como enviado papal en misiones delicadas, como la investigación sobre los casos de abuso en Chile o en Perú, mostró su capacidad para escuchar y dialogar. En medio de situaciones tensas, su actitud serena y su voluntad de poner a las víctimas en el centro de la acción eclesial lo convirtieron en una figura clave para recuperar la credibilidad de la Iglesia en contextos donde la sombra del escándalo había dañado profundamente la confianza.

Bertomeu Farnós encarna una forma de ser Iglesia que Francisco ha elevado como modelo: una Iglesia en salida, que no tiene miedo de enfrentarse a sus propios pecados y que, en lugar de esconder las heridas, busca sanarlas con valentía y misericordia. Su compromiso no se limita al plano jurídico o institucional, sino que bebe de una espiritualidad profunda, arraigada en su amor a Cristo y su pasión por la Iglesia.

Bertomeu en Filipinas
Bertomeu en Filipinas

Además, quienes lo conocen destacan su humanidad, su capacidad para empatizar con quienes sufren y su forma cercana de tratar a todos, desde los más humildes hasta las autoridades más encumbradas. Es un hombre que vive con la misma discreción con la que actúa: sin buscar protagonismos, pero dejando huella en quienes tienen la suerte de cruzarse en su camino.

En un tiempo en que la Iglesia necesita referentes de integridad y esperanza, Jordi Bertomeu Farnós se alza como un ejemplo de servidor fiel, comprometido con una Iglesia más transparente, más cercana y más fiel al Evangelio. Su vida y su misión nos recuerdan que, incluso en los momentos más oscuros, el Espíritu sigue soplando y guiando a hombres y mujeres de fe hacia la construcción del Reino de Dios.

Un hombre, además, que, sin pretenderlo, se ha convertido en un testigo vivo de la primavera y de la reforma eclesial en tiempos de Francisco. Discreto, firme y profundamente humano, Jordi Bertomeu Farnós nos invita a creer que la Iglesia, desde sus entrañas, tiene la fuerza para renovarse y seguir siendo faro de esperanza para un mundo en busca de justicia y verdad.

Pedro Salinas y Paola Ugaz, con Sciclina y Bertomeu
Pedro Salinas y Paola Ugaz, con Sciclina y Bertomeu Pedro Salinas

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