"Txacurras", "fachas" y otras hierbas del tiempo -16-IV-2018-

“Questra caridad no sea una farsa”.
Pedía ya san Pablo a los cristianos de Roma (12. 9)

“Txacurras” y “fachas”, y el odio al fondo del escenario.
Una imponente mascarada servida por minorías tan ajadas como ineptas, a la carta y el gusto de una sociedad tan pasota como cobarde y necia.
Un gran alarde con rimbombancia de las apariencias y de las farsas.
Y detrás de todo el “atrezzo” farsante, las mentiras de unas –por así llamarlas- élites o “crême” de lo “progre” fosforescente;, y, al socaire, un “pueblo-masa”, ciego, ignorante y necio, como se lo figuraba ya el propio Lope al transigir en el debate sobre guerra y paz del “nuevo arte de hacer comedias”: “Escribo –dice- por el arte que inventaron los que el vulgar aplauso pretendieron, porque, como las paga el vulgo, es justo hablarle en necio para darle gusto”.
Pues esas tenemos y en esas estamos.

Tanto repugnaban a don Pío Baroja las mentiras y las farsas –una “farsa” ¿qué es sino una mentira cuidadosamente arropada para que no se note?-, que su amigo Ortega y Gasset –tan celoso como el escritor vasco de la sinceridad y de la verdad- le dedica su “Ensayo de crítica” Ideas de Pío Barioja: en el que siempre resalto el apartado IX del mismo, dedicado al “fondo insobornable” del hombre.
Ya entonces veía Ortega, a través de Baroja y sus sentires, el mundo de las ideas y de los valores como atrofiado por “no pocas hipocresías, falacias, deslealtades, torpes utopismos y patéticos engaños”. Anota el pensador el gran sentimiento de insuficiencia de las iedas y de los valores “en la cultura contemporáne” y lo califica como resorte que movía el alma entera de su amigo. Y acota esta frase para definirlo en esa parcela de su fondo: “Para quien lo más despreciable del mundo es la farsa, tiene que ser lo mejor del mundo la sinceridad. Baroja resumiría este destino vital del hombre en este imperativo: ¡Sed sinceros”. El odio puede valer absolutamente, ser absolutamente real si es sinceramente sentido. Ser y ser sincero valgan como sinónimos”.
Por esto, cabría decir con lógica que, cuando el odio o los odios pretenden vestirse con piel de cordero, la fiera que va dentro nunca se difumina; es tan real aunque trate de disimularlo; es “fiera” por mucho que se cuelgen de palabras o gestos líricos y enternecedores, pero farsantes en realidad.



En Navarra y Cataluña suenan marchas de farsa y mentira. En esos aires, pudiera visumbrarse lo que don PÍO broja sentía al venirse a tierra estrepitosamente muchos de los utopismos ilustrados que, ilusionados con haber volteado la cultura anterior, se quedaron realmente en entronizar ideas y valores “insuficientes” para almas enteras como la del novelista vasco, áspero a veces y retorcido pero nunca doblado en su respeto al “fondo insobornable” que todo ser humano lleva dentro, con imperativo de no hipotecarlo por nada.
¿Es posible que tal cosa suceda en tierras mcurtidas por sobas seculares de “seny”, principios y buen sentido? No es que sea posible, es que tal sonata de farsa va cantándose, estos mismos dóas, por los pagos y trochas ilustres de Navarra y Cataluña.
Tan nobles tierras, como digo, echadas en las manos de impresentables politicos de asilvestrados intereses.
Las nobles instituciones declinando sus razones de ser y arrastrando la dignidad humana y la decencia por las calles…

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“Txacurra” es “perro”, y “facha” tiene sentido, según el Diccionario, a parte del buen o mal aspecto con que una persona se presenta, de “dandy” o de “adefesio”, , de buena o mala facha, ese otro peyorativo de “faccioso”, “fascista” o gente del dedo apuntando y del poder aplastando con bota de hierro todo lo divino y lo humano que encuentra a su paso y se le resiste lo mnás mínimo. Todos conocen –hasta no siendo muy perspivcaces- lo que era “txacurra” en labios terroristas y lo que es “facha” en el argot de la sub-cultura “progre”: el “Heil Hitler” de los espendedores de créditos de democracia y de libertad: a ti si, a ti no; tú eres de los “nuestros” tú eres “txacurra”.
Lo de Baroja en labios de Ortega: hipocresías, falacias, deslealtades, torpes utopismos y patéticos engaños.

Hoy –esta mañana- plagan el aire dos noticias que, por parecer increíbles si nos fiamos de los teletipos, no se escapan de ser asombrosas verdades.
Según la una, el ayuntamiento de Barcelona decide quitar al almirante Cervera la calle que hasta el momento tenía dedicada en la ciudad.
Según la otra, el gobierno y el parlamento foral de Navarra apoyan, animan y amparan a la manada de “valientes” que animalescamente apaleó con saña, furia y aviesas intenciones (según se dice, 25 o más la componían) a dos guardias civiles y a sus novias cuando festejaban tomando unas copas en un bar de Alsasua. A todo eso, los “circunstantes”, el “pueblo”, “caladiños” com,o suele ocurrir salvo excepciones muy honrosas, cuando “el salvaje” enseña los dientes y el llamado “hombre medio” se siente tan pequeño que parece minusválido. Y el “feminismo”boquilargo y tan voraz de otras ocasiones, sin abrir, ni entionces ni ehora, la boca… ¿No es chocante, co mo quiera que se mire, la doble vara de medir?

Ahora resulta que el almirante Cervera –en la óptica miope y en la euforia republicana la Sra. Colau y su domesticado ayuntamiento- ha pasado de ser todo un almirante culto, valeroso y liberal, elogiado en su día hasta por Fidel Castro, a ser un “facha” o alevín de “facha” porque en el s. XIX no se estilaba ese léxico. Y todo para poner en su lugar a un tal Pepe Rubianes que, en sus ansias de colgar su nombre en la esquina de una calle, se verá crecido en su raquitismo al ver sustituir su pobretona figura por la figura egregia del almirante nacido en Vilagarcía de Arousa. “Cosas veredes” que os llenarán de pasmo. Pero es real y, además, es lo que hay…
Y lo otro?…. Lo del gobierno y el parlamento navarros saliendo corporativamente en amparo de la cuadrilla de los “valientes” de Alsasua? ¿Y la befa “chavacanesca” de la farsa, la menrita, la cobardía y un etcétera de virtudes cívicas navarras puestas a los piés de los caballos” nada menos que por la más representativas instituciones del antiguo “reino dre Navarra” y hoy comunidad foral privilegiada y por demás creída? ¿Es que no tuvieron fueros y hubieron reinos, antes incluso que Navarra, otras regiones de España? ¿Es que se creen con más derechos que los demás? ¿Es que no les bastan los antidemocráticos privilegios para que, además, vuelvan al horrendo lenguaje del “txacurra”, confiando plenamente en que el pueblo duerme porque de hecho se calla ante su barbarie?. Todo un descaro y bastante más que una torpeza institucional.

“Txacurra” y “facha”: dos caras de una misma realidad. La farsa en dos ediciones y represdentaciones simultáneas. Si lo del almirante Cervera parece zafio, lo de Navarra parece estupefaciente, por no decir estúpido, porque asombra…. Y da la casualidad que, en ambos casos, trata de dictar lecciones de democracia el trapicheo nacionalista de los intereses asilvestrados… Nada menos.

El nacionalismo, amigos, no el normal de los que aman a su tierra por ser la suya, que hasta ese punto es legítimo… El nacionalismo excluyente es anti-todo: anti-humano; anti-cristiano; anti-social; anti-democrático…. A parte de ir contra los signos de los tiempos globales en que estamos y de jalearse contra la igualdad de todos los hombres y mujeres, arrasa también el precepto central del amor cristiano.
Tomen, por eso, nota los clérigos y obispos que aplauden y corean la farsa de estas alharacas republicanas o forales, como si fuera cosa de pervivencia de derechos humanos cuando más bien se los alancea. Los nacionalismos altivos y separadores no son “católicos”, hasta por razones de nomenclatura.

El gran Chesteron, hombre de razón, de verdad y hasta de ironías flamantes, escribió una vez que “cuando no se cree en Dios, se termina por creer en cualquier otra cosa”.
Cuando se elude a Dios o se le niega y se contravienen las ansias de Absoluto que van con el hombre por el mero hecho de serlo, pasa que se divinizan otras cosas sin hacer ascos por ello o tal vez sin enterarse de ello; a veces, la estupidez es la entronizada; otras veces, las ideas o los intereses, que se elevan a categoría de dogmas.
Creo yo que, a estas alturas de los “guiones”, sólo con abrir los ojos un poco bastaría para observar que no andaba lejos de la verdad el gran escritor inglés en sus atisbos y cálculos de pensador conspicuo y realista.

SANTIAGO PANIZO ORALLO
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