Era el blanco de las iras de los nostálgicos del Franquismo, de quienes se concentraron a las puertas de Añastro, banderas del pollo y el Sagrado Corazón en ristre, después de hacer pintadas en la fachada de la Casa de la Iglesia acusando a los obispos de "vender a Cristo por 30 monedas", o amenazando, también con monedas, en esta ocasión las de la 'X'.
El cardenal de Madrid, José Cobo, que recibió el respaldo de la mayoría de los obispos a su llegada a la sede de la CEE, se declaró ante los medios "perplejo" ante la algarada fascista, convocada por Hazte Oir, que llegó a contratar una furgoneta para pasearse por los alrededores.
"Estoy perplejo, porque esta es la iniciativa del Gobierno, que es el que ha dado los pasos", contestaba Cobo a las preguntas de los medios a su salida de la sala de la Plenaria. "El Gobierno es el que ha dado los pasos, el que tiene la iniciativa. Nosotros, lo que hemos hecho, es defender los espacios religiosos que había en el proyecto que ellos tienen", señaló el purpurado.
"Esto ha sido toda la aventura: intentar, con todas las entidades, que son independientes, como el monasterio, que se han tenido que armonizar. Pero, desde luego, la iniciativa ha sido del Gobierno", insistió Cobo, quien no quiso valorar -tampoco quiso hacerlo el Nuncio Auza- las quejas. "Las valoraciones vendrán después", incidió.