El Dicasterio para el Clero señaló al seminario de Toledo y a los Redemptoris Mater Varapalo vaticano y cabreo español: Así fue la tensa reunión de los obispos tras su encuentro con Francisco en noviembre
El varapalo vino justo después de que el Papa saliese por la puerta del aula y no tuvo como blanco la errática y errada gestión de los abusos -informe Cremades incluido-, de cuya desgana con ese asunto son conscientes en Roma, sino que el pimpampum al que se vieron sometidos los obispos españoles tenía como base el informe elaborado por los visitadores apostólicos
Los obispos comienzan a revolverse incómodos en los asientos. Unos más que otros, es cierto. No entienden cómo no les han dado antes ese documento, o al menos, que el secretario -el prefecto no habla ni español ni italiano, subrayan otras fuentes presenciales- les hubiese hecho un resumen. Lo que escuchan “es una descripción desastrosa” de los seminarios españoles
Uno de los seminarios que más aparece señalado es el de Toledo, lo que habría causado el enojo del arzobispo de la sede primada. Pero a esas alturas -la reunión con el Dicasterio duró tan sólo hora y media-, eran ya muchos los obispos españoles que estaban “cabreados”
“En términos de ordeno y mano, vienen a decir que hay que cambiar un sistema de formación que solo consigue hacer curas para la sacristía y que hay que poner coto también a la ‘fuga’ de seminaristas hacia centros de formación hacia los que los candidatos al sacerdocio sienten más afinidad, como el de Toledo o el Bidasoa, del Opus Dei”
Uno de los seminarios que más aparece señalado es el de Toledo, lo que habría causado el enojo del arzobispo de la sede primada. Pero a esas alturas -la reunión con el Dicasterio duró tan sólo hora y media-, eran ya muchos los obispos españoles que estaban “cabreados”
“En términos de ordeno y mano, vienen a decir que hay que cambiar un sistema de formación que solo consigue hacer curas para la sacristía y que hay que poner coto también a la ‘fuga’ de seminaristas hacia centros de formación hacia los que los candidatos al sacerdocio sienten más afinidad, como el de Toledo o el Bidasoa, del Opus Dei”
"El Papa no nos ha tirado de las orejas". Ese fue el resumen con el que el entonces presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella, zanjó con su sonrisa de siempre las especulaciones sobre el insólito encuentro que acababan de mantener todos los obispos españoles con el papa Francisco en el Vaticano el pasado 28 de noviembre, tras la llamada de Roma para abordar la cuestión de los seminarios mayores españoles y el informe elaborado después de la visita apostólica efectuada por dos obispos uruguayos a todas las diócesis durante los meses de enero y febrero de 2023.
Y aunque buena parte de la prensa que aquel día atendía en el Pontificio Colegio Español San José, de Roma, las explicaciones de la cúpula de la CEE no acababa de creérselo, no mentía el cardenal arzobispo de Barcelona. O al menos, no decía toda la verdad: no hubo bronca en la cuestión de los abusos sexuales, tal y como se había comentado dado el antecedente de los obispos chilenos, también convocados de manera expedita y que salieron del Vaticano con la petición de dimisión de todos ellos por su nefasta gestión de los abusos en la Iglesia.
El varapalo vino justo después de que el Papa saliese por la puerta del aula y no tuvo como blanco la errática y errada gestión de los abusos -informe Cremades incluido-, de cuya desgana con ese asunto son conscientes en Roma, sino que el pimpampum al que se vieron sometidos los obispos españoles tenía como base el informe elaborado por los visitadores apostólicos, que parece que no les gustó mucho lo que pudieron ver.
Muchos obispos comenzaban a respirar aliviados, pasada la tensión de no saber ni ellos mismos realmente para qué habían sido convocados y temiendo, sí, en el fondo, “la bronca” por la política antiabusos de la CEE. “El Papa estuvo menos de una hora, unos 50 minutos, y con su tono cordial de siempre, hablando del papel de los sacerdotes, que si se tienen que formar para estar en medio del mundo y no para la sacristía… Invitando a hablar y dialogar con él. Fue todo muy amable”, señalan a RD fuentes conocedoras de primera mano de lo sucedido en aquella histórica mañana para la Iglesia española.
Tras una pausa de media hora para el café, al entrar de nuevo en el aula, ya a solas los obispos españoles con el prefecto del Dicasterio para el Clero, el cardenal surcoreano Lazzaro You Heung-sik, y el secretario del mismo, el chileno Andrés Gabriel Ferrada Moreira, se les repartió a los prelados un documento de unas 30 páginas y se comenzó a leer, por provincias eclesiásticas, un análisis de lo que Roma entiende que está pasando en los seminarios españoles.
Los obispos comienzan a revolverse incómodos en los asientos. Unos más que otros, es cierto. No entienden cómo no les han dado antes ese documento, o al menos, que el secretario -el prefecto no habla ni español ni italiano, subrayan otras fuentes presenciales- les hubiese hecho un resumen. Lo que escuchan “es una descripción desastrosa” de los seminarios españoles.
Uno de los seminarios que más aparece señalado es el de Toledo -según se ha indicado a Religión Digital-, lo que habría causado el enojo del arzobispo de la sede primada, y, además, en el año en el que se cumplen los 50 de la carta pastoral con la que el emblemático cardenal Marcelo González refundó el seminario de la archidiócesis. Pero a esas alturas -la reunión con el Dicasterio duró tan sólo hora y media-, eran ya muchos los obispos españoles que estaban “cabreados”.
El cardenal y el secretario del Dicasterio les conminan a implementar las reformas a la luz de la Ratiofundamentalis institutionis sacerdotalis, aprobada por la Santa Sede en 2016, y la Ratio nationalis aprobada por la Plenaria de la CEE en 2019, y que es un calco de la romana, hecha mano a mano con los anteriores responsables del órgano vaticano, el cardenal Stella y el arzobispo Patrón Wong.
“En términos de ordeno y mando, vienen a decir que hay que cambiar un sistema de formación que solo consigue hacer curas para la sacristía y que hay que poner coto también a la ‘fuga’ de seminaristas hacia centros de formación hacia los que los candidatos al sacerdocio sienten más afinidad, como el de Toledo o el Bidasoa, del Opus Dei”.
En este contexto, también salió a relucir la llamativa floración de seminarios 'Redemptoris Mater', del Camino Neocatecumenal, con unos estatutos particulares. “Los kikos están muy enfadados -aseguran las fuentes consultadas- Sus seminaristas viven en una especie de cápsula para el Camino Neocatecumenal y tenemos problemas con los que se quedan en la diócesis, a la espera de marcharse a misiones”, señala una de las fuentes.
Pero no son los únicos molestos, como ha podido comprobar Religión Digital, sobre todo -certifica un obispo- por el tono, hasta el punto de que tuvo que intervenir el cardenal Omella para tratar de suavizar el rapapolvo y asegurar que las medidas que se estaban poniendo encima de la mesa por parte de los responsables vaticanos “ya las iremos implementando”. “Temblando… Salimos de allí con un cabreo generalizado de toda la Conferencia Episcopal”, señala uno de ellos, y no de los más afectados, todo lo contrario.