Durante la celebración del X Congreso Nacional de Pastoral Penitenciaria Omella reclama el fin de la cadena perpetua en las cárceles españolas y apuesta por aplicar la justicia restaurativa

Juan José Omella
Juan José Omella

El presidente del Episcopado español ha pedido que la Administración española apueste por la justicia restaurativa, un proceso en el que “la víctima tiene un rol activo” y donde “se intenta que los infractores asuman su responsabilidad e intenten reparar el daño causado a la víctima a través de distintas alternativas"

La Iglesia “quiere recuperar el espíritu resocializador de la pena de prisión, basado en el fomento de alternativas, la humanidad del cumplimiento, los contactos con el exterior y una duración máxima del tiempo de reclusión respetuosa con la dignidad humana"

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella, ha abogado por el fin de la cadena perpetua y ha pedido que la Administración española apueste, por contra, por la justicia restaurativa, un proceso en el que “la víctima tiene un rol activo” y donde “se intenta que los infractores asuman su responsabilidad e intenten reparar el daño causado a la víctima a través de distintas alternativas como pedir perdón, dar servicio a la comunidad, etc.”.

De esta manera, según apuntó el cardenal arzobispo de Barcelona en la inauguración del X Congreso Nacional de Pastoral Penitenciaria celebrado este pasado fin de semana en El Escorial (Madrid), la Iglesia “quiere recuperar el espíritu resocializador de la pena de prisión, basado en el fomento de alternativas, la humanidad del cumplimiento, los contactos con el exterior y una duración máxima del tiempo de reclusión respetuosa con la dignidad humana”.

Omella durante el Congreso
Omella durante el Congreso

“Como Iglesia, como Pastoral Penitenciaria, somos personas de esperanza. Nuestra presencia en la cárcel quiere ser futuro, reinserción, pensar en un mañana. Y la cadena perpetua nos dificulta hablar de futuro, porque no sabemos cuándo va a llegar, no sabemos la fecha final de la condena. La cadena perpetua no es la solución a los problemas porque cierra la esperanza e impide el derecho a empezar de nuevo”, señaló el presidente del Episcopado español.

Frente a esto -y en línea con la declaración final del congreso- Omella subrayó la importancia de la reinserción social, que, “a pesar de los fracasos y las dificultades, no es un mero postulado teórico-idealista, sino un objetivo posible”, afirmó.

En contra de la "venganza social tarifada"

En este sentido, el purpurado aseguró que la Iglesia cree “en el principio de perfectibilidad humana, es decir, en la capacidad innata del ser humano para cambiar y perfeccionarse a sí mismo y, por tanto, nos alejamos de todas las formas que acentúan unilateralmente la necesidad de agravar las penas e insistir en su dimensión de venganza social tarifada”.

X Congreso de Pastoral Penitenciaria
X Congreso de Pastoral Penitenciaria

La alternativa, entonces, sería “humanizar la justicia”, apostar por la justicia restaurativa, “un proceso en el cual todas las personas afectadas por una injusticia tienen la oportunidad de discutir cómo han sido afectadas por ella y decidir qué debe hacerse para reparar el daño”.

Reparar el daño causado

Se trata de “la apuesta que viene haciendo la Pastoral Penitenciaria española” y que “nos está ayudando a descubrir nuevos horizontes, formulados en la Justicia reconciliadora a que se refiere el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia”, y en donde “la víctima tiene un rol activo”, además de que “se intenta que los infractores asuman su responsabilidad e intenten reparar el daño causado a la víctima a través de distintas alternativas como pedir perdón, dar servicio a la comunidad, etc.”.

En línea con el tema del congreso -“Otro cumplimiento de pena es posible”-, el cardenal Omella mostró su convencimiento de “cuanto menos contacto tenga una persona con la cárcel, menos se podrá contaminar del ambiente negativo que esta supone, y evitará quedar marcado por el estigma que deja el paso por ella". "Hace unos años -concluyó su ponencia marco- hablar de cumplimiento de penas distinto a la prisión era un sueño, una utopía, hoy esto es posible”.

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