"Animo a vivir la experiencia, que ganaría mucho cambiando algunas cosillas" El servidor (diácono) en los Retiros de Emaús

Cantando con la rosa en alto
Cantando con la rosa en alto

"Aunque la figura del diácono existe desde los primeros tiempos de la Iglesia, lo cierto es que, después de un largo período de aletargamiento, renació con la restauración del Concilio Vaticano II"

"Aquí traigo algo aún más reciente: los Retiros de Emaús. Estos retiros pueden ser una verdadera escuela para el diaconado, ya que destacan el servicio, y que más propio que el servicio, carisma de este ministerio"

"Estoy convencido de que participar en ellos puede ser una fuente de transformación espiritual y un medio poderoso para acercarse al amor de Dios. Ahora bien, también tiene que modificar algunas cosillas en las que me gustaría detenerme"

Aunque lafigura del diácono existe desde los primeros tiempos de la Iglesia, lo cierto es que, después de un largo período de aletargamiento, renació con la restauración del Concilio Vaticano II. Por lo tanto, se puede decir que es algo relativamente reciente. 

‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo

Y aquí traigo algo aún más reciente: los Retiros de Emaús. Estos retiros pueden ser una verdadera escuela para el diaconado, ya que destacan el servicio, y que más propio que el servicio, carisma de este ministerio.

Emaus New Jersey

El Espíritu Santo, siempre activo en la misión de la Iglesia, suscita nuevas formas de evangelización para que la Buena Nueva alcance a los hombres de cada tiempo. Entre estas iniciativas, los Retiros de Emaús han surgido como un poderoso instrumento de gracia en nuestros días. Nacidos hace poco más de dos décadas en las tierras de Florida, estos retiros llegaron a Madrid gracias a la iniciativa de un párroco visionario, quien, inspirado por el Espíritu, invitó a los servidores de Miami a guiar el primer retiro en España. Desde entonces, su expansión ha sido asombrosa, llevando este carisma a numerosas parroquias y transformando vidas con la fuerza del Evangelio.

En mi caso, escuché por primera vez sobre los Retiros de Emaús gracias a una amiga de mi parroquia. Por aquel entonces, compartíamos la tarea de llevar a nuestras hijas al colegio, y fue en esos trayectos donde comenzó a hablarme de esta experiencia, que justo estaba empezando a organizarse en Madrid.

Años más tarde, en pleno auge de los retiros, se había vuelto habitual que numerosos servidores animaran a otros a “caminar”, es decir, a participar en ellos. Yo, sin embargo, siempre encontré una excusa para postergar mi decisión. Curiosamente, terminé siendo yo quien animó a mi esposa a participar. Ella, con una sonrisa, aceptó, pero con una condición clara: “Está bien, pero después lo haces tú”. Sin pensarlo mucho, le prometí que así sería. Cuando ella finalmente hizo el retiro, me recordó mi compromiso. Mi respuesta, por supuesto, fue afirmativa, pero siempre añadiendo un evasivo “más adelante”. Y así pasó el tiempo, aplazando una y otra vez mi participación, hasta que, sin que yo lo supiera, mi esposa me inscribió con la ayuda de un amigo nuestro, que hoy es diácono. Me enteré del plan cuando ella, con una sonrisa, me informó del día y la hora en que comenzaría el retiro. Así fue como, sin escapada, un viernes por la tarde, me encontré iniciando esa experiencia que llamamos “retiro”.

Lo primero que me llamó la atención al llegar fue encontrarme rodeado exclusivamente de hombres. Fue una sensación extraña, casi desconcertante, no ver a ninguna mujer por ningún lado. Para alguien como yo, acostumbrado a un entorno predominantemente femenino —tengo cuatro hijas y, en mi trabajo, los hombres somos minoría absoluta—, aquello era algo completamente nuevo.

Al terminar el retiro, me invadió una sensación de paz y gracia. Pensé: ¿Qué invento tan extraordinario es este? ¿A Quién se le habrá ocurrido? Enseguida  tenía claro al inspirador, el Espíritu Santo.

Retiros de Emaús
Retiros de Emaús

Estoy convencido de que estos retiros tienen el potencial de ser una gran bendición para toda la Iglesia. Los percibo como una versión concentrada de los Cursillos de Cristiandad, en los que cada actividad está cuidadosamente diseñada para facilitar un encuentro profundo y personal con Cristo.

Por esta razón, me siento llamado a animar constantemente a quienes me rodean —familiares, amigos y cualquier persona con la que tenga oportunidad— a vivir esta experiencia. Estoy convencido de que participar en estos retiros puede ser una fuente de transformación espiritual y un medio poderoso para acercarse al amor de Dios.

Ahora bien, también tiene que modificar algunas cosillas en las que me gustaría detenerme:

-Primero: por muchas vueltas que le den, y por más razones o excusas que pongan, no hay por dónde defender lo de los retiros separados para varones y mujeres. Las justificaciones, sin duda vacías, como 'los hombres no pueden escuchar esas cosas' o 'las mujeres lo ven de otra forma', carecen de profundidad. Mucho menos aún cuando, después de haber 'caminado', las reuniones posteriores siguen siendo por separado. No se entiende porqué las versiones para jóvenes Effetá y para adolescentes, Bartimeo, si son mixtas. En fin, creo que esto debería revisarse y que se viva en matrimonio y familia.

-Segundo:el secretismo, algo que tanto se ha criticado a otros movimientos, comunidades y prelaturas y se acaba con lo mismo, la santa mentira piadosa, el secreto del arcano etc…No hay escusa, la transparencia y la apertura son valoradas dentro de la Iglesia. El argumento de que, si se cuenta lo que ocurre, "pierde la gracia", puede entenderse desde una perspectiva de mantener el misterio como una forma de preservar la profundidad de la experiencia. Sin embargo, también es importante recordar que el Evangelio es un mensaje que debe ser compartido, no encerrado en el "secreto" de un grupo selecto. Mantener "secretos" sobre la vivencia del retiro puede generar desconexión con la comunidad más amplia, y puede dar la impresión de que la gracia de Dios es algo oculto, en vez de ser un don universal. El secretismo también puede ser problemático porque fomenta una cultura de exclusión. Al no permitir compartir abiertamente la experiencia, se crea un espacio donde solo unos pocos "iniciados" tienen acceso a algo "especial", lo que puede resultar en un elitismo espiritual..

-Tercero:Habría que revisar un poquito también la estética, el estilo, esa uniformidad de polos pijos (no quiero pecar de incoherencia, ya que siempre los uso en verano), blancos o azules según seas de los que ya saben y los que están por aprender, y los abrazos desmedidos, las oraciones enganchados, el desfilar rosa en mano cantando, en fin, una estética, un tanto yanqui y melosa, que sería bueno adaptar a nuestras vivencias cultuales. 

-Cuarto:Solo apto para “gente bien”, no apto para clases menos favorecidas. Tal vez sea lo más urgente a purificar, ya que si uno coge el listado de las parroquias de Madrid donde ya están los retiros se encuentra uno con la relación de las parroquias más ricas de Madrid, salvo la excepción que confirma la regla de mi parroquia, única en toda la vicaría sexta, de clase menos ricachona, eso si muy apoyada por unos estupendos servidores de una parroquia querida, aunque en barrio bien caro.

Retiros de Emaús
Retiros de Emaús

Parece ser que en la diócesis vecina de Getafe sí existe el Emaús “no pijo”, habrá que tomar nota y darlo a conocer.

-Quinto: Uno de los aspectos menos importantes, pero igualmente relevante, es el uso del término “líder” para referirse a quien está al frente del retiro. Es un término claramente inapropiado que urge cambiar, ya que remite al lenguaje propio de la gestión empresarial, algo ajeno al espíritu eclesial.

Y hablando de términos, cuando supe que a aquellos que ya han realizado el retiro y ayudan en los siguientes se les llama “servidores”, no pude evitar pensar que, en el contexto eclesiástico, "servidor" es lo mismo que “diácono”.

Por supuesto, hay muchas cosas positivas en los retiros. Por ejemplo, no hay culto a los fundadores, una práctica común en movimientos, comunidades y prelaturas. En este caso, casi ni se sabe quién fue el presbítero y las parroquianas que lo iniciaron. Es de agradecer esta ausencia de personalismo, aunque, como menciono, ahora está muy en auge el P.A.C. (Proyecto de Amor Conyugal), que comparte muchas similitudes con los retiros de Emaús, aunque aborda la separación entre hombres y mujeres. Sin embargo, el P.A.C. parece caer en el problema de poner como referente a los iniciadores, un matrimonio malagueño.

Otra cosa muy positiva es que se invita a los sacerdotes a que lo hagan desde dentro, algo que me recuerda al “Come and see” para conocer a las misioneras de la caridad de la Madre Teresa de Calcuta . Qué mejor forma que conocer estos retiros para que estén en la parroquia que “caminar”, es decir, hacer el retiro.

Desde aquí también les pido el esfuerzo a los organizadores, que además de invitar a los sacerdotes, que inviten a los diáconos, y por qué no, también a los obispos, para que los conozcan desde dentro. Últimamente se han organizado varias tandas de retiros de Emaús solo para sacerdotes, pero pienso que sería mejor que se mezclen con los parroquianos y los vivan desde dentro. Personalmente he animado a los sacerdotes de mi parroquia a que “caminen”. Cierto es, que si todavía los diáconos estamos deseando que las parroquias nos amolden y encuentren el lugar propio de nuestro carisma, pues qué decir del lugar que deben ocupar los diáconos en estos retiros.

Reitero lo que me gustan los retiros de Emaús. Es un “invento” tan estupendo que, como comenté en artículos anteriores, sería un excelente campo de cultivo para la pastoral vocacional diaconal. E incluso propondría que los aspirantes a diáconos caminaran para conocer este carisma que cuenta con una visión  del servicio tan acorde a nuestros tiempos. 

Para finalizar, quiero compartir un grito que resuena con fuerza en los retiros: ¡Jesucristo ha resucitado! ¡En verdad ha resucitado!

Retiros de Emaús
Retiros de Emaús

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