La Giralda y la Encina
Las “Casas Regionales” de toda la vida siguen teniendo en la actualidad extraordinaria importancia. Si tuvieron la suerte de que sus responsables democráticamente elegidos, sirvieron y sirven por encima de todo al pueblo, región o Comunidad Autónoma, redimieron a muchos “compatriotas” haciéndoles más soportables su exilio laboral o profesional, en calidad de familiares o amigos. Pienso, no obstante, que los vocacionados para llevar a cabo tal actividad o ministerio, podrían además hacer algo así como un master para que su labor resultara aún más efectiva y fructífera. Estoy convencido de que si Gonzalo Martín, nacido en San Martín de Trevejo –Cáceres- presidente de la “Casa Regional de Extremadura en Sevilla”, “profesoreara” de alguna manera tal master, los resultados beneficiosos se contabilizarían aún más con presteza y orgullo. El programa de actividades, capacidad de acogida, trato, relaciones públicas, libertad, preparación social, cultural y economía del complejo, y aún la privilegiada ubicación local, a la sombra de la Giralda sevillana, favorecen la visita y estancia.
En tal contexto fui recientemente invitado a dar una “charla-conferencia”, con el tema de “El papel de la mujer hoy en la Iglesia”, uno de los de mayor y problemática importancia y cuestionamiento en el planteamiento no solo religioso, sino cultural y sociológico. La sala estuvo abarrotada, y de los asistentes baste decir que mostraron máximo y exigente interés, con el convencimiento de que se trataba de algo muy propio y que les afectaba a todos y a todas.
Por mi parte, y en esta ocasión como cronista, me limito a insertar parte del rosario de opiniones y preguntas que aportaron y formularon quienes asistieron y participaron:
- Resulta impensable que sea precisamente la Iglesia, la organización- institución en la que la mujer, por mujer, se sienta tan incómoda, tan molesta y rechazada.
- ¿Pero hay razones seriamente teológicas que justifiquen de alguna manera que a la mujer se la discrimine en relación con el hombre- varón, no concediéndosele, ni reconociéndosele, deberes y derechos idénticos?
- ¿Cómo se justifica que, atentos a los ejemplos que ofrecen la vida y la experiencia de quienes –ellos y ellas- tienen abiertos los ojos, descubren cómo la mujer irrumpe tanto laboral como profesionalmente en todos los ámbitos, con igual, y aún superior, efectividad que lo hace el hombre y, esto no obstante, dentro de la Iglesia no pasó del grado de acólita, o de sirvienta, ante el imperativo del “¡ordeno y mando¡” de Dios, al dictado de curas y obispos?
- Es indigestible tener que creerse que la disciplina antifeminista que inspira y exige la Iglesia hoy, hubiera sido la practicada y evangelizada por Jesús, para quien la mujer fue lo mismo o más apreciada que el hombre, entre otras cosas, por ser maltratada por la Ley –Sumos Sacerdotes, escribas y fariseos-, convertida en “pecado” o en “sujeto-objeto de pecado”, con explícita alusión literal a la manzana, o a la serpiente del Paraíso de la Biblia.
- Aunque no estuviera en el guión de la charla-conferencia, presidido este acto por la imagen de la Virgen de Guadalupe, no puedo dejar de destacar, lamentar y denunciar aquí la ofensa regional, tato religiosa como civil, que nos supone comprobar que la Virgen de Guadalupe no es “nuestra”, sino que es de la incumbencia del arzobispo de Toledo. Mostramos nuestro total desacuerdo y disconformidad con la Iglesia y sus autoridades “primadas” y con quienes, por acción u omisión, consientan tal anomalía, sean curas, cardenales u obispos.
- Nos entristece y subleva que Extremadura tenga que seguir viajando en el último coche de todos los trenes españoles y europeos. Pero, además de injusto, nos parece antirreligioso, carente de sentido común y de sensibilidad, que precisamente en la liturgia, en los cánones y en las procesiones, nuestra patrona –civil y eclesiástica- la Virgen de Guadalupe, también se encuentre a la cola.
- Confesamos que el dinero suena en demasía alrededor de los altares, también en los dedicados a la Virgen de Guadalupe, con sesuda y sensata sensación de que esta circunstancia pueda ser causa, o concausa, del exilio toledano de nuestra santa patrona. ¿Pero es que no hay nadie en la Iglesia dispuesto a explicarnos los porqués de esta situación tan anómala y hasta ofensiva?.
- Destaca el hecho de que en dos ocasiones, la Casa Regional de Sevilla ya se hizo presente en la plaza de la catedral de Toledo con dos autobuses, exigiendo la urgente reparación de esta injusticia…¿Para cuando otra peregrinación al mismo lugar? ¿Es que son necesarios más autobuses? ¿Es que el “primado” de Toledo ni lee, ni sabe leer, los textos de las pancartas, ni escucha el claxon –“bocina eléctrica de sonido potente”-, de los autobuses sevillanos y, por supuesto, extremeños?.