Los dos jóvenes españoles en el presínodo defienden la moral sexual de la Iglesia Javier y Cristina: "La comunión en la Iglesia no hay que crearla, hay que descubrirla"
(Jesús Bastante).- Javier Medina y Cristina Cons, de Valencia y Santiago respectivamente, son dos de los jóvenes que han participado en el 'Presínodo', junto a chicos y chicas de todo el mundo. Católicos, miembros de otras confesiones y religiones, también ateos. 300 jóvenes debatieron, junto al Papa, sobre sexualidad, narcotráfico, redes sociales y su papel en una Iglesia que en demasiadas ocasiones los aparta de la toma de decisiones.
"Tenemos que ser testimonio y modelos de una Iglesia joven, capaz de comerse el mundo y cambiarlo. Los laicos también podemos ser testimonio de fe", explica Javier, quien sostiene que "la comunión en la Iglesia no hay que crearla, hay que descubrirla".
Este joven valenciano recuerda, en el desayuno convocado por la CEE, una semana "viviendo en comunidad con jóvenes de todo el mundo, preguntándonos qué necesita el joven y qué podemos hacer."
"Pudimos expresarnos sin filtros, sin vergüenza y hablar de algo tan profundo y personal como es la fe, donde salen diferencias... Hablando de Dios, compartimos y vivimos en comunión", resalta Javier, quien destaca "la fuerza y capacidad del diálogo para abrir nuevos caminos".
Por su parte, Cristina Cons, muestra su sorpresa por "la oportunidad de vivir experiencia superintensas", desde el narcotráfico a la trata de personas, "desde Ucrania a Colombia, Francia... todo el mundo".
"La Iglesia es muy rica, tenemos los mismos deseos. Queremos un cambio estructural, que la gente mayor no se encargue del contacto con los jóvenes o las redes sociales, sino nosotros. Queremos hacer más dentro de la Iglesia", sostiene esta joven gallega, que afirma que "vamos a asumir todas las invitaciones del documento".
Entre ellas, la visión que se aborda en el texto aprobado sobre todo lo relativo a los 'pecados de la carne': "Que cambie sus enseñanzas o se explique mejor sobre contracepción, aborto, homosexualidad...", apunta el texto. Sin embargo, para Javier "no ha sido lo fundamental". Sí admite este joven valenciano que "necesitamos respuestas concretas, claras y mejor formación para poder entender esta moral", y que en lo tocante a la sexualidad es preferible "formación y testimonios".
Para Cristina, "estos temas no pueden ser tabúes en la Iglesia". Ella, que es experta en estas cuestiones, critica que "sea una religiosa de 50 años la que me hable de relaciones prematrimoniales". En su opinión, sigue siendo válida "la teología del cuerpo de Juan Pablo II", aunque admite que "es necesario que se expliquen mejor estos tema, y que los expliquemos nosotros. Tenemos que ser protagonistas".
Ambos coinciden en que "este tema sólo aparece dos veces en el documento", aunque se muestran ortodoxos en la enseñanza de la Iglesia a este respecto. "Lo que hace bien a la persona, le hace bien, y lo que le hace mal, mal. Eso no va a cambiar. La Iglesia debe cambiar la forma, la estructura, tiene que ser nueva en el ardor, los métodos... pero lo que es verdad, es verdad. Y lo que hace daño, hace daño", señala Cristina.
No obstante, coinciden "hay otros temas, como la pobreza, la marginación, el narcotráfico... Hay chavales que se nos está suicidando". "El sexo no es pecado, es bueno", señala la joven. "Pero hay que saber las cosas que hacen bien a la persona".
Lo que sí destacan ambos jóvenes es la capacidad de dialogar "de forma totalmente natural", entre jóvenes de distintas concepciones geográficas y religiosas. "Hemos hablado con ateos, metodistas, judíos, musulmanes", apuntan. "Había de todo, y te das cuenta que siendo de la religión que seas, tu forma de expresarte con Dios es lo de menos. Todos tenemos esa necesidad de trascendencia, buscar sentido a la vida".