"La muerte es biológicamente normal; llega por el coronavirus y por otras mil causas" Criterio de conducta: Opción por la vida
"Jesús de Nazaret conocía bien la tradición bíblica: el núcleo central de la Ley es la experiencia de amor a Dios y a los seres humanos sostenidos por esa Presencia de amor"
"¿Caeremos en la cuenta de que, por muy religiosos que seamos, si con nuestra forma de vivir aceptamos esa lógica del descarte, estamos lejos del Evangelio?"
"La muerte es biológicamente normal; llega por el coronavirus y por otras mil causas. Pero la muerte no es el destino final de nuestra existencia"
"La muerte es biológicamente normal; llega por el coronavirus y por otras mil causas. Pero la muerte no es el destino final de nuestra existencia"
1. El prólogo del evangelio según San Juan, es como una síntesis del Credo cristiano. Quizás por eso en la liturgia de este tiempo navideño se proclama dos veces. Una el día 25 para confesar que a Dios nadie le ha visto, pero en Jesucristo hemos conocido que es Presencia de amor dentro de nuestra condición humana. Otra en este domingo, para confesar que la Palabra identificada con Dios, es fuente de vida, y la vida es “luz para todos seres humanos”.
2. Luz quiere decir criterio de conducta moral. Jesús de Nazaret conocía bien la tradición bíblica: el núcleo central de la Ley es la experiencia de amor a Dios y a los seres humanos sostenidos por esa Presencia de amor. Preceptos normas y cumplimientos deben estar al servicio de ese amor que significa vida para todos. Pero Jesús se encontró con una práctica religiosa de normas y preceptos que generaban exclusión y abandono de pobres, enfermos, mujeres y extranjeros. Por eso en su conducta manifestó que la vida de la persona es antes que todas las normas y cumplimientos, aunque se trate del sagrado descanso sabático.
3. Estamos viendo cómo en esta desgraciada pandemia los seres humanos buscamos la vida y tenemos miedo a perderla. Buena oportunidad para caer en la cuenta de la ideología diabólica de muerte que nos deshumaniza cuando la codicia insaciable de unos pocos está descartando a millones de personas condenadas a vivir en la miseria ¿Caeremos en la cuenta de que, por muy religiosos que seamos, si con nuestra forma de vivir aceptamos esa lógica del descarte, estamos lejos del Evangelio.
Además, al ver el miedo que la pandemia nos ha metido en el cuerpo, hay que despertar a la novedad de la fe cristiana: la muerte es biológicamente normal; llega por el coronavirus y por otras mil causas. Pero la muerte no es el destino final de nuestra existencia. Nuestro destino es la plenitud de vida que se va fraguando en nuestro tiempo si haceos todo lo posible para que todos tengan una vida digna.