El papa Francisco ha sorprendido de nuevo convocando un Sínodo –discernir juntos un nuevo camino- para la región en torno al río Amazonas. En esa región donde confluyen nueve Estados, viven numerosas etnias indígenas con sus propias culturas. Por otro lado la selva amazónica que cubre esa región, el doble que la comunidad europea, es como el pulmón de respiro para la humanidad.

El documento de trabajo para preparar el Sínodo que comienza el 6 de octubre lleva como título“Nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral”. Y curiosamente ha recibido críticas negativas de algunos católicos que parece tener miedo a cambios intraeclesiales para abrir  nuevos caminos. También de algún poderoso dirigente político en la región amazónica; no entiende o no quiere entender lo que significa una“ecología integral” Brevemente y con frases de dicho documento preparatorio que van entre comillas, merece la pena sugerir la problemática en los dos ámbitos.

“Nuevos caminos para la Iglesia”. Porque la Iglesia se constituye en la misión que tiene lugar en el mundo, éste pertenece a la constitución de la Iglesia esencialmente misionera. Y el mundo entendido como la entera familia humana cn las realidades entre las que vive, incluye distintas culturas todas ellas con su propia consistencia y en evolución intercultural. Desde y con la única fe o experiencia cristiana la Iglesia tiene que buscar nuevos caminos en las distinats culturas y en los cambios culturales como el que hoy estamos viviendo..

Conozco un poco el mundo indígena de Alta y Baja Verapaz en Guatemala. También la selva amazónica peruana poblada  por distintas etnias. Esos pueblos indígenas tienen sus culturas caracterizadas por el “buen vivir”, “la armonía consigo mismo, con la naturaleza, con los seres humanos y con el ser supremo”. Pero esas culturas con sus valores, secularmente vienen siendo ignoradas o reprimidas por culturas económicamente más fuertes con la ideología de la colonización.

El Evangelio solo existe inculturado y se identifica con el profundo estupor y respeto ante la dignidad del ser humano que sólo es él mismo en su propia cultura. Es normal que la Iglesia busque nuevos caminos para transmitir el único Evangelio salvaguardando el valor y la consistencia de las culturas indígenas. Desde este supuesto se comprende que el Sínodo se interrogue, por ejemplo. sobre la conveniencia de que en esas regiones haya posibilidad de encomendar el ministerio ordenado a fieles cristianos ya unidos en matrimonio. No me toca decidir sobre el tema y acepto la legislación vigente; pero entiendo y trato de vivir el celibato como expresión de mi carisma religioso; me cuesta entenderlo como impuesto por una ley. Además la inculturación puede aconsejar revisión y cambio de lo que se viene haciendo en un tiempo y en una situación cultura.

“La Iglesia escucha la irrupción de la amazonía como un nuevo sujeto”. La vida de esos pueblos unidos en la vertiente del río Amazonas, está marcada “por la exclusión y la pobreza”; “la sociedad tiende a menospreciarlos desconociendo su diferencia”; y “nunca han estado tan amenazados como lo están ahora por un neocolonialismo enmascarado de progre Petroleros, madederos, buscadores de oro, traficantes de personas y de drogas, irrumpen violentamente y escarnecen a esos pueblos pacíficos e indefensos. Respiran la ideología individualista del sistema “obsesiona-do por el consumo y por los ídolos del dinero y del poder”.

Urge una “ecología integral”Es la feliz y densa expresión del documento preparado para el Sínodo. La misma lógica de la comercialización que está generando la injusticia social y la escandalosa pobreza en una globalización con exclusión. también está depredando irreverentemente a la madre tierra hogar de la humanidad. En la región amazónica peruana donde los dominicos vienen escribiendo una heroica historia, se ven los estragos de estos invasores con su lógica inhumana. Con admiración he visto cómo obispos y misioneros en esa región han levantado su voz profética para defender la dignidad de las personas y pueblos indígenas con su cultura y sus tierras.

El crecimiento ilimitado, gracias a la ciencia y a la técnica, con esa ideología economicista llega incluso provocar incendios en la selva amazónica por bastardos intereses económicos. Esa lógica que de algún modo está prostituyendo al neoliberalismo económico no  es éticamente de recibo, pues  en esa ideología  “el valor lucrativo es mayor que el valor de la persona” Tenemos que cambiar de inspiración en la forma de pensar y de actuar: “vivir con menos   para vivir mejor”.

Quizás esta denuncia que puja en el documento presinodal sea lo más molesto para los poderosos de turno dispuestos a seguir con ese ideología diabólica. Ciertamente la Amazonía no es de la Iglesia. Pero la selva amazónica no solo es el “hábitat” de personas y etnias que deben ser respetadas en su identidad. También es necesaria para la buena salud de toda humanidad a la que la Iglesia debe servir transmitiendo el Evangelio. La buena noticia sobre la dignidad inviolable de las personas y de los pueblos con todas las realidades entre las que viven .

El documento presinodal tiene sus fallos; está bien reconocerlos. Pero que los árboles no impidan ver el bosque con toda su espesura. El Sínodo puede ser un llamamiento profético de conversión para todos  en la búsqueda de más humanidad.