"Para una ecoteología de la Madre Tierra" Teología de la liberación integral: La Tierra como el 'Gran pobre'
"No solo los pobres gritan. Grita también la Tierra, convertida en la Gran Pobre, despojada de sus bienes y servicios naturales limitados"
"Lo peor está sucediendo en tiempos recientes. Hay un retroceso en la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero, lo que agrava el calentamiento global con las consecuencias conocidas"
"Frente a la urgencia ecológica, la alternativa que se impone es esta: o cuidamos de nuestra Madre-Tierra o no habrá un arca de Noé que pueda salvarnos"
"Por eso, en la opción por los pobres contra la pobreza se debe incluir a la Tierra, como el Gran pobre"
"Frente a la urgencia ecológica, la alternativa que se impone es esta: o cuidamos de nuestra Madre-Tierra o no habrá un arca de Noé que pueda salvarnos"
"Por eso, en la opción por los pobres contra la pobreza se debe incluir a la Tierra, como el Gran pobre"
No solo los pobres gritan. Grita también la Tierra, convertida en la Gran Pobre, despojada de sus bienes y servicios naturales limitados. El Papa Francisco habló hace días sobre el grito de la Tierra y de los pobres. La mayor agresión que se le hace es no considerarla como la Gran Madre, Casa Común y Gaia, un superorganismo vivo que se autorregula y combina todos los elementos necesarios para autorreproducirse siempre y generar vidas, especialmente la vida humana, la mayor floración del proceso evolutivo. A duras penas consigue disolver los desequilibrios y seguir manteniendo la capacidad de alimentarnos, a nosotros y a toda la comunidad de vida.
Hoy en día, sin embargo, ella se está mostrando debilitada. Es la Sobrecarga de la Tierra (Earth Overshoot). Ha sido explotada en demasía debido a la voracidad de algunos cuyo proyecto es acumular para sí bienes materiales de forma ilimitada, sin sentido de reparto justo con el resto de la humanidad. Lo peor está sucediendo en tiempos recientes. Hay un retroceso en la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero, lo que agrava el calentamiento global con las consecuencias conocidas.
No se reconocen los derechos de la naturaleza y de la Tierra, reducida a un baúl de recursos para sustentar el proyecto ilusorio de un crecimiento ilimitado, a sabiendas de los límites insuperables del planeta.
Crece la conciencia a partir del Overview Efect de los astronautas que vieron la Tierra desde sus naves espaciales y testimoniaron que Tierra y humanidad forman una entidad única y compleja. Los humanos expresarían ese punto de complejidad en que la Tierra empezó a andar, a pensar, a cantar, a conmoverse y principalmente a amar.
Frente a la urgencia ecológica, la alternativa que se impone es esta: o cuidamos de nuestra Madre-Tierra o no habrá un arca de Noé que pueda salvarnos. Bien lo dijo el Papa Francisco en la encíclica Fratelli tutti (Todos hermanos y hermanas) de 2020: «Estamos en el mismo barco, o nos salvamos todos o no se salva nadie».
Por eso, en la opción por los pobres contra la pobreza se debe incluir a la Tierra, como el Gran pobre. Es nuestra misión bajarla de la cruz y resucitarla para que mantenga su vitalidad.
Unateología de la liberación integral debe ser una ecoteología de liberación, como lo he defendido desde los años 80 del siglo pasado, y ha sido finalmente oficializada por el Papa Francisco en su encíclica Laudato Sì: sobre cómo cuidar de la Casa Común (2015).
La ética ecológica fundamental, que sustenta cualquier otro imperativo, exige lo siguiente: ¿qué hago para salvaguardar la vida en la Tierra y permitir que todos los seres puedan seguir existiendo y viviendo en ella? El segundo imperativo ético es este: ¿qué hago para conservar las condiciones del ser humano para que pueda subsistir y seguir evolucionando como lo ha hecho durante milenios?
La Tierra funda un principio estructurador de todo, la nueva centralidad del pensamiento y de la acción. La cuestión no es qué futuro tiene el cristianismo o nuestra civilización, sino qué futuro tiene la Tierra viva y en qué medida el cristianismo y otros caminos espirituales, junto con las ciencias, colaboran para que el futuro de la vida en la Tierra sea posible.
La alarma ecológica nos exige redoblar el cuidado. Sólo en 2023 lanzamos a la atmósfera 40 mil millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2). La mitad es absorbida por las plantas en el proceso de la fotosíntesis y por los océanos. Pero la otra mitad va a parar a la atmósfera y se queda allí cerca de cien años. Crea una estufa que acaba agravando el calentamiento global con efectos desastrosos como los inmensos incendios en el Amazonas, en el Pantanal, actualmente en California y hasta en la fría y húmeda Siberia. Se habla de una nueva fase de la Tierra, después del antropoceno, la más peligrosa de todas, el piroceno, es decir, la irrupción del fuego (piros en griego) que puede incendiar e incinerar todo. Representaría una amenaza extrema para la supervivencia humana y del sistema-vida.
La ciencia nos ayuda a prevenir la llegada de los eventos extremos y a mitigar sus daños. Pero ella sola no es suficiente. Necesitamos una nueva ética y otra espiritualidad de la Tierra que nos inspiren para encontrar una forma más benevolente y cuidadosa de estar aquí. De esta manera, la Tierra aún podrá querernos sobre su suelo. En caso contrario, la humanidad o una gran parte de ella podría desaparecer.
Esto seguramente no representa la voluntad del Creador ni el propósito de la humanidad. Estamos al límite del peligro extremo y urge cambiar. Inauguraríamos otro rumbo distinto y así salvaríamos la vida en la Madre Tierra y nos salvaríamos todos con ella.
No tenemos mucho tiempo. Urge empezar ahora mismo, haciendo cada uno su revolución molecular allí donde vive o trabaja. Sumando todas las fuerzas, daremos el salto necesario para merecer permanecer sobre este bello y riquísimo planeta, nuestra única Casa Común.
*Leonardo Boff ha escrito Ecología:grito de la Tierra-grito del pobre, Vozes muchas ediciones 2024; Cuidar de la Casa Conún: pistas para retrasar el fin del mundo, Vozes 2024.
Traducción de MªJosé Gavito Milano
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