"La Iglesia es oración. Sin oración, ella no es posible" Espiritualidad y Biblia, del cardenal Ravasi
Todos los Libros Sagrados distribuyen la fecundidad de sus aguas por los caminos por los que peregrinan los “adoradores de Dios en espíritu y en verdad”
Espiritualidad y Biblia, del cardenal Ravasi en Sal Terrae
Los conceptos de “espiritualidad”, “oración” y otros, precisan de un buen repaso a la luz de la encíclica “Fratelli tutti” y otros documentos “franciscanos” de los tiempos recientes. Y es que la Iglesia, para ser y ejercer de verdad como tal, necesita que sus adscritos y aspirantes estén mirando a perpetuidad tanto al cielo como a la tierra, uno y otra en constante movimiento, conversión y reconciliación.
La Iglesia es oración. Sin oración, ella no es posible. La oración es fiel, clara y veraz expresión de espiritualidad. Es su manifestación más explícita. Es de notar que en el desarrollo y práctica de idea tan elemental, el pueblo se adelantó bastante más que su jerarquía y sus catequistas “oficiales”. Oración y espiritualidad no siempre se hermanan en la praxis cristiana, centrada en mayor proporción en los ritos y en las ceremonias, que en el “sudor de la frente”, en la alegría, la tristeza, el gozo y, sobre todo, en la adoración a Dios mediante el servicio-ministerio al prójimo.
Y el manantío de la oración – espiritualidad es, por antonomasia, la Biblia. Todos los Libros Sagrados distribuyen la fecundidad de sus aguas por los caminos por los que peregrinan los “adoradores de Dios en espíritu y en verdad”. Y diríase que tal es el empeño invertido por la editorial “Sal Terrae”, con la publicación de uno de sus últimos títulos precisamente bautizado –sacramentalizado-con el nombre de “Espiritualidad y Biblia”, con sus 310 páginas, de fácil y documentada lectura.
De su autor, el cardenal Gianfranco Ravasi, hay que reseñar que “es el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, y además, y en este caso, buen conocedor de la Biblia y de la lengua hebrea. Ejerció de profesor de exégesis del Antiguo Testamento, y es autor de una vasta bibliografía de temas bíblicos, literarios y de diálogo con las ciencias, como “2oo puertas al Antiguo y Nuevo Testamento “ y “Piedras de tropiezo en los evangelios”, con el debido y agradecido reconocimiento por parte de muchos lectores.
La colección de “Sal Terrae” que alberga el libro “Espiritualidad y Biblia”, es “El Pozo de Siquén”, y en la misma campea como una de sus más claras fuentes de auténtica vida espiritual para dar sustancia al actual renacimiento de la espiritualidad, evitando derivas y parcialidades”.