El catedrático del CEU presenta 'Iglesia y poder en España' (Arzalia) José Francisco Serrano: "Cuando algo no se podía explicar en la Iglesia española, se le atribuía al Opus Dei"

José Francisco Serrano
José Francisco Serrano

"Cada vez menos la cuestión religiosa es una de las cuestiones de la sociedad española"

"Lo que sí te digo es que en 'Iglesia y poder en España' he pretendido huir de afirmaciones categóricas, de juicios polarizados y polarizantes, de categorías al uso anticuadas, de conservadores y progresistas…"

" El único poder que le queda a la Iglesia es la presencia en la sociedad como servidora y agencia de sentido. Una presencia que cada vez tiene los recursos más mermados"

"Presiento que el clericalismo es uno de los pecados originales del catolicismo español contemporáneo, sino de la Iglesia desde el giro constantiniano"

"Siempre se dijo que la Iglesia junto con el ejército eran, al menos informativamente, las instituciones más opacas. Y en cierto sentido lo siguen siendo"

"Ayer como hoy siguen operantes las 'cordadas episcopales', como tú dices, o lo que en la historiografía se llaman 'redes de amistad'. Para nombrar obispo o para actuar como obispos. Parece que en ese sentido no se ha aprendido mucho". Lo reconoce José Francisco Serrano Oceja (Santander, 1968), con el que compartimos quehaceres periodísticos desde distintos lados de la barrera. Y lo plasma en un libro desapasionado (y con sesgos), titulado 'Iglesia y poder en España.Del Vaticano II a nuestros días' (Arzalia), en el que engarza un relato sobre el poder (eminentemente episcopal) en la Iglesia española. Con enjundiosas consecuencias, como que la cuestión religiosa ya no opera apenas en la sociedad, que el Opus fue, a veces, "el chico expiatorio" del devenir eclesiástico o que la Iglesia sigue siendo muy opaca y poco transparente.

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José Francisco Serrano
José Francisco Serrano

¿Con 'Iglesia y poder en España', te sientes un periodista metido a historiador?

Con este libro he vuelto a un momento mágico de mi vida académica, cuando hice la tesis doctoral sobre la biografía periodística de Lamberto de Echeverría, Incunable y PPC en la renovación del catolicismo español, dirigida por María Teresa Aubach. Una tesis que tenía muchos puntos de contacto con las épocas aquí abordadas. De hecho he recuperado mis archivos de la tesis para algunos datos y contextos de personas que aparecen en este libro. Documentos que pertenecían al archivo personal de don Lamberto que utilicé, con un permiso especial del Rector de la Pontificia entonces, mi admirado José Manuel Sánchez Caro. Ya sabes que los periodistas somos algo historiadores del presente y nos preguntamos con frecuencia si lo que pasa hoy ha pasado ya antes.  

¿La cuestión religiosa ha marcado y sigue marcando (todavía hoy y también hoy) la historia de España?

Cada vez menos la cuestión religiosa es una de las cuestiones de la sociedad española. Estamos a punto de llegar al momento estadístico en el que menos de la mitad de los españoles se confiese católico. Esto lo dice el CIS. Si antes la cuestión religiosa era, junto con la cuestión de la monarquía, forma de Estado, y el nacionalismo una de las tres cuestiones que han marcado la historia reciente de España, ahora está dejando de serlo por incomparecencia. El problema no es que la gente se confiese católica o no católica, que es evidente que España sociológicamente está dejando de ser católica. Lo que quedan arraigados de la cuestión religiosa son los rastros culturales, esa especie de culturización de la fe.  El problema es que las nuevas generaciones ya ni se lo plantean, excepto en ámbitos minoritarios, que existen sin duda. 

Tras leer tu libro, me da la sensación de que no te mojas y, para no hacerlo, te apoyas en el oficio periodístico y hablas por boca de autores interpuestos.

Hombre, el hecho de escribir el libro, de seleccionar épocas, temas, ya es una forma de mojarse porque implica un criterio interpretativo. Lo que sí te digo es que he pretendido huir de afirmaciones categóricas, de juicios polarizados y polarizantes, de categorías al uso anticuadas, de conservadores y progresistas… Y por lo que dices, parece que algo he conseguido. El libro pretende también poner en evidencia un estado de las cosas, el status quo, de la investigación histórica sobre algunos momentos relevantes de la historia reciente de la Iglesia, dando mucha importancia a quienes lo han trabajado antes que yo y a qué conclusiones han llegado. Me parecía importante reconocer el trabajo de relevantes historiadores que nos han precedido.

¿Ya tienes claro cómo se ejerce el poder en la Iglesia? ¿El servicio, la otra cara de la misma moneda que dices, no se queda, a menudo, en un mero deseo?

La forma de ejercicio del poder en la Iglesia no es monolítica, es plural y afecta a muchos aspectos. Sobre la definición de qué es poder y cómo se ejerce el poder me quedo con lo que escribió Guardini, el poder como la facultad de provocar cambios, de  modificar el curso de los acontecimientos, de las vidas de las personas. Hubo un tiempo en el que la Iglesia tuvo poder político, que los obispo lo tenían, influía en cómo se hacían las leyes, cómo se gestionaban los recursos. Ahora ya no es así. El único poder que le queda a la Iglesia es la presencia en la sociedad como servidora y agencia de sentido. Una presencia que cada vez tiene los recursos más mermados. Bueno, y el poder del relato que hoy es lo que más influye, en un momento en el que parece que no nos aclaramos en la Iglesia sobre cuál debe ser nuestro relato a excepción claro está del Papa Francisco, que es el relato dominante.  

Pablo VI, Don Marcelo y Tarancón

¿Es posible acabar con el evidente clericalismo que denuncias en tu libro (al igual que hace el Papa Francisco) en una institución esencialmente clerical y clericalizada?

Presiento que el clericalismo es uno de los pecados originales del catolicismo español contemporáneo, sino de la Iglesia desde el giro constantiniano. Antes se manifestaba de unas formas y ahora de otras. Está claro que a medida que la Iglesia vaya siendo una minoría social, algo a lo que tenemos que acostumbrarnos en un mundo plural, el clericalismo descenderá por exclusión. Ahora el clericalismo es una manifestación evidente de que no se ha digerido eclesiológicamente el Concilio Vaticano II. También me preocupan nuevas formas de clericalismo que puedan surgir. Por ejemplo las que hablan de la sinodalidad pero excluyen del diálogo a determinados interlocutores, o algunas actuaciones basadas en el mero ejercicio del poder, a base de decretos canónicos. Te digo más, a más clericalismo, menos profetismo.

¿Después de Tarancón y González Martín, la capacidad de liderazgo del episcopado español ha perdido y sigue perdiendo enteros?

Después de Tarancón y don Marcelo vinieron, en ese sentido, Yanes y Suquía, y después don Fernando Sebastián y Rouco. Y como el libro termina en el año 2000, ahí me quedo. Los liderazgos en la Iglesia ahora se construyen de otra forma, aunque siempre ha estado presente el favor del Papa de turno. También hay que pensar que los liderazgos nacen en generaciones episcopales. Me ha sorprendido mucho la calidad humana, la experiencia de vida, las trayectorias episcopales, incluso la formación intelectual, de unas generaciones de hombre venerados, de mucha altura.

¿Quiénes son las personas y las instituciones de las que dices que "han sido permanentes chivos expiatorios"?

En un momento del libro afirmo que da la impresión de que cuando no se podía explicar una decisión en la Iglesia en España a partir de mediados del siglo XX, cuando algo que ocurrió seguía siendo una incógnita, se le atribuía al Opus Dei. También ocurría lo mismo con los jesuitas en el XIX. Hablando de personas, te podría decir que todas aquellas que acumularon mucho poder se convertían, de una forma u otra, en chivos expiatorios.  

Rouco y Blázquez

¿El episcopado español sigue siendo una institución opaca y, por eso, le tiene más miedo a los medios que al infierno?

Siempre se dijo que la Iglesia junto con el ejército eran, al menos informativamente, las instituciones más opacas. Y en cierto sentido lo siguen siendo. Ha cambiado mucho la sociología episcopal en los últimos años según se puede ver en el libro en el capítulo de la sociología del episcopado en esa época. El caso más claro de lo opaco en el episcopado es el nombramiento de obispos, un proceso que no es precisamente trasparente, lo que da pie a que se creen climas de rumor, incluso ahora, por lo que veo, de permanentes informaciones interesadas. En un momento en el que el paradigma de la trasparencia se impone en todo. Y con la cuestión de los medios, pues parecido. En este sentido, echando la vista atrás, desde hace veinticinco años, que es la experiencia que puedo tener en Madrid, en cuestiones de trasparencia informativa no parece que hemos avanzado. No se trata de fichar a periodistas para hacer de dircoms, se trata de una mentalidad de relaciones con los medios que no ha cambiado.

Sorprende la beligerancia de Europa Press, una agencia 'cercana' al Opus Dei, en la época de la Asamblea Conjunta 

Fíjate que lo que me pregunté y no he podido resolver aún sobre esta cuestión, en primer lugar, es cuántos miembros de los que participaron en la Asamblea Conjunta eran del Opus Dei. Me parece que esto es lo relevante sobre las relaciones entre la Asamblea Conjunta y el Opus Dei, además de la cuestión del famoso documento romano. Respecto a la actuación de Europa Press, en cuya redacción trabajan miembros del Opus Dei, hay dos factores que me parece influían decisivamente. Uno, el de la concepción del periodismo que aplicaban a la información sobre la Asamblea, y sobre lo que venía de la Conferencia Episcopal. Utilizaban los criterios que se aplicaban en la información general, por lo tanto, no se consideran catequistas, ni la larga mano de la jerarquía, ni misioneros informativos. De ahí algunos conflictos. Y otra la utilización que algunos sectores del régimen de Franco pudieron hacer de esa agencia en esos momentos en referencia a lo que estaba pasando en la Iglesia. Cuestión ésta que nos daría para un debate. 

También me sorprende la irrelevancia en tu libro de asociaciones como la HOAC o la Asociación de Teólogos Juan XXIII y, en general, de las organizaciones progresistas (aunque no te guste el término)

Es cierto que no me gusta usar ese término, pero entiendo que a veces hay que hacerlo. Sobre la HOAC te diría que está muy presente, diría incluso que es la gran protagonista, en la crisis de la Acción Católica a partir del año 1964 y que muchas veces me refiero a ella cuando hablo de los movimientos especializados de la Acción Católica. Respecto a la Asociación de Teólogos Juan XIII tienes razón. Aparecerá en el siguiente trabajo que irá más por un tema que les afecta, aunque no creo que se puedan poner, respecto a la repercusión eclesial en la relación con el poder, en la misma balanza la HOAC que la Juan XXIII.

¿Ya estás preparando la continuación del libro desde el año 2000 hasta hoy?

Te diré que estoy tomando notas. Pero habrá que dejar pasar el tiempo porque hay muchas personas que viven aún y que sería protagonistas de ese libro. Lo que me interesa ahora es abordar un siguiente marco temático, la Iglesia y la cultura. 

Serrano
Serrano

Tres lecciones de esa época de la historia para la Iglesia actual

La primera, quienes ahora están investigando y escribiendo desde el punto de vista de la historia, es una nueva generación de historiadores de Universidades del Estado. Te pongo por ejemplo la escuela de Feliciano Montero o quienes pertenecen a la Asociación Española de Historia Religiosa Contemporánea. Es decir, las Universidades eclesiásticas, incluso las católicas, no llevan la delantera en esto, ni mucho menos. Dialogar con los jóvenes historiadores de lo religioso me parece un reto apasionante. 

            Segunda, la Iglesia durante la Transición tuvo claro cuál era su relato. Incluso con las disidencias internas. Me preocupa que hoy, en un momento en el que estamos en una segunda Transición, la Iglesia no tenga tan claro cuál es su relato.

            Tercero, ayer como hoy siguen operantes las “cordadas episcopales”, como tú dices, o lo que en la historiografía se llaman “redes de amistad”. Para nombrar obispo o para actuar como obispos. Parece que en ese sentido no se ha aprendido mucho.

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