Comentario al Evangelio del decimo quinto domingo del Tiempo Ordinario Ojea: “La evangelización no es una empresa, es una obra del Espíritu Santo”
“La obra del Evangelio es tan grande que saldrá más allá de ustedes, más allá de sus planes, más allá de sus programas”
“La hospitalidad es una virtud extraordinaria por la cual lugar a aquellas personas que necesitan lugar, ensanchamos el espacio de nuestra tienda”
“El lugar de la Iglesia es estar al lado de aquel que está más roto, de aquel que está más herido, de aquel que está quebrado por la crueldad que hay dentro de la misma vida”
“El lugar de la Iglesia es estar al lado de aquel que está más roto, de aquel que está más herido, de aquel que está quebrado por la crueldad que hay dentro de la misma vida”
Luis Miguel Modino, corresponsal en Latinoamérica
En el décimo quinto domingo del tiempo común, el Evangelio, según Mons. Oscar Ojea, nos dice que “Jesús llama y envía a los apóstoles; los envía de dos en dos para expulsar a los demonios y para curar a los enfermos, es la primera experiencia apostólica que tienen los doce y, según San Lucas, después vamos a ver cómo volvieron de esa experiencia felices, como necesitados de contarle al Señor todo aquello de lo que habían sido testigos. El Señor llama y envía”.
Abandonarse en la providencia
El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina recordó las palabras del Papa: “Yo soy una misión en esta tierra”. Según Ojea, “cuando llama está considerando lo que puede cada corazón, aquello que cada corazón del apóstol puede dar, y al mismo tiempo envía, envía para la misión”. Mostrando que en esta misión los manda desprendidos: “No lleven ni pan, ni alforja, ni vestido, ni bastón”, destacó que “en realidad, es un modo de decirles abandónense en la providencia. La obra del Evangelio es tan grande que saldrá más allá de ustedes, más allá de sus planes, más allá de sus programas. La evangelización no es una empresa, es una obra del Espíritu Santo. Nadie es genio en la tarea de la evangelización, es el Espíritu el que transmite la verdad del Evangelio”.
“La Iglesia es un hospital de campaña, en ella pueden refugiarse aquellos que están heridos por la vida y ser recibidos en el corazón a través de la hospitalidad”, señaló Ojea. Según él, “la hospitalidad es una virtud extraordinaria por la cual lugar a aquellas personas que necesitan lugar, ensanchamos el espacio de nuestra tienda”. En ese punto recordó que un escritor del siglo pasado decía: “la caridad era el hospital de Dios, es decir, el amor se abre para recibir aquel que lo necesita”. Para el presidente del episcopado argentino, “esta es la principal actitud evangélica que está remarcada en el envío que hace Jesús; está remarcada para aquellos que reciben a los apóstoles para que abran sus casas y está remarcado en la actitud de los apóstoles que están llamados a dirigirse a todos para poder curar, para poder sanar, para poder liberar; Esta es la misión de la Iglesia”.
Alegría de recibir al Señor
Recordó que “así como la tierra se abre para recibir su fruto y nosotros esperamos la buena lluvia para que el fruto se haga realmente presente, se abre la Virgen para recibir a Jesús y al mismo tiempo ella necesita transmitir a ese Jesús que tiene dentro, se abre la Iglesia para recibir a su Señor y como Madre quiere encontrar a todos”.
Analizando la realidad, afirmó que “en este tiempo tan violento, tan difícil, donde se provocan tantas heridas, heridas de todo tipo, el lugar de la Iglesia es estar al lado de aquel que está más roto, de aquel que está más herido, de aquel que está quebrado por la crueldad que hay dentro de la misma vida para poder hacer lugar, para poder encontrar refugio, para poder encontrar esa respuesta que es propia del mensaje del Evangelio de Jesús”. Para ello pidió “que el Señor nos enseñe a ser fieles a este llamado y a este envío al cual él nos convoca”.
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