La Presidencia de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), compuesta por Mons. Jaime Spengler, OFM (presidente), Mons. João Justino de Medeiros Silva (vicepresidente 1º), Mons. Paulo Jackson Nóbrega de Souza (vicepresidente 2º) y Mons. Ricardo Hoepers (secretario general), está visitando esta semana la Curia Romana, una tradición que se repite cada año. Este jueves 11 de enero se encontraron con el Papa Francisco, y el presidente de la CNBB, en entrevista a Radio Vaticano, mostró los pormenores del encuentro con el Santo Padre y de las diferentes visitas realizadas a lo largo de la semana.

Fraternidad, diálogo, escucha

Según Mons. Spengler, que participó de esas audiencias cuando era primer vicepresidente de la CNBB, el encuentro con el Papa “es siempre un momento de mucha fraternidad, de diálogo, de escucha”, insistiendo en que eso es de las dos partes. Según el arzobispo de Porto Alegre, “trajimos los elementos que forman parte del camino anual de la Conferencia y el Santo Padre, con sencillez, pero con gran determinación, nos ofrece indicaciones y presente las alegrías que siente, a partir de lo que estamos viviendo en el proceso evangelizador de la Iglesia en Brasil, pero también lo que le preocupa y lo que le inquieta particularmente".

Entre los temas abordados en el encuentro de este 11 de enero, Mons. Spengler destacó el tema de la formación de los presbíteros, la situación de los seminarios, la importancia del estudio de la Teología, y la importancia del Colegio Pio Brasileiro en Roma, que definió como la presencia de la Iglesia de Brasil en Roma, donde los sacerdotes hacen sus estudios especializados para cooperar en las diversas instancias de la vida eclesial. Fue resaltada la atención a los seminarios, siendo recomendado que ningún seminario tenga menos de 20 seminaristas, con vistas a promover la vida comunitaria, que es una de las dimensiones del proceso de formación, establecida tanto por la "ratio" como por las directrices para la formación de los presbiterios de la Iglesia en Brasil. En ese sentido, llamó a buscar medios para responder a aquello que el Papa está pidiendo.

Promover la fraternidad y la comunión

La presidencia de la CNBB presentó la Iglesia de Brasil al Santo Padre como una Iglesia que busca promover la comunión y la fraternidad. Para ello fue entregado al Papa el Texto Base de la Campaña de la Fraternidad 2024, que tiene como tema “Fraternidad y amistad social”, que será estudiado durante la Cuaresma. Según el presidente del episcopado, el Papa quedó muy impresionado con un tema que recuerda la encíclica Fratelli tutti, rescatando y tratando de promover la vida comunitaria, una necesidad en la sociedad brasileña, fragmentada en los últimos años y que necesita entrar en un camino de reconciliación. Mons. Spengler destaco el conocimiento y cariño que el Papa Francisco tiene a Brasil, así como su sentido del humor y la fuerte presencia del Espíritu en él, siempre dispuesto a atender a todos con respeto y atención.

Con relación a las visitas a los dicasterios, el presidente de la CNBB destacó la buena acogida, afirmando que “la Praedicate Evangelium está penetrando en los diversos ambientes”. Fueron escuchados con atención para que los dicasterios puedan encontrar elementos que posibiliten la ayuda y la cooperación. Algo que se lleva a cabo, por ejemplo, en la colaboración con la Librería Editora Vaticana (LEV), que hace posible “que las grandes orientaciones del magisterio ordinario y los documentos de los diversos Dicasterios de la Santa Sede puedan llegar a la gente lo más rápidamente posible y con una calidad que exprese la dignidad y la importancia de estos documentos".

Para 2024, Mons. Spengler espera que “el proceso de evangelización pueda ser realizado de forma cada vez más vigorosa e intensa, con el fin de que el Evangelio del Crucificado y Resucitado pueda encontrar cada vez mayor incidencia en la vida de las personas, de los fieles, en la vida comunitaria y social”, buscando promover la vida en abundancia para todos y la cooperación para un mundo y una Iglesia mejor para las futuras generaciones. Para ello recordó la importancia del compromiso bautismal, para ser sal, luz, fermento de transformación en medio de la sociedad, con una vida capaz de dejar marcas positivas en la vida de la comunidad y de la familia.