Que el Señor dé su paz... Abrazar al herido
Y ahí están presentes también la vida de las personas que llevamos en el corazón y lo están pasando mal, viven una etapa de sufrimiento, que nos duele y nos lleva a tenerlos presentes en la oración. Que el Señor de su paz a todos aquellos a los que hoy y ahora lo están pasando mal por distintos motivos y situaciones.
| Gemma Morató / Hna. Ana Isabel Pérez
Esta semana ha sido una de aquellas en las que finalizas con ganas de respirar pero de hacerlo de manera profunda, de tomar el tiempo para ubicar ciertas situaciones y sobre todo para presentarle al Señor lo acontecido, aquello que ahora duele, preocupa, inquieta y así es, cómo también nos habla la vida, desde todo lo que vamos viviendo, acogiendo, acompañando. Y ahí están presentes también la vida de las personas que llevamos en el corazón y lo están pasando mal, viven una etapa de sufrimiento, que nos duele y nos lleva a tenerlos presentes en la oración. Que el Señor dé su paz a todos aquellos a los que hoy y ahora lo están pasando mal por distintos motivos y situaciones.
“…Habla, primero, al abrazar al herido, y dar agua al sediento…”. Estas palabras, desde la riqueza de toda la oración “Habla la vida”, nos lleva a palpar realmente lo importante y más preciado de la propia vida y más si ésta es compartida, porque nos importan los de lejos y los de cerca, todos aquellos que se cruzan en el camino de nuestra vida para acoger en la fragilidad, acompañar en el dolor, abrazar desde el amor que duele cuando el otro sufre, lo pasa mal y busca la luz ¡Señor sé fortaleza en la debilidad, que en la oscuridad brille tu LUZ!
Habla la vida
no en palabras ni versos,
no en poemas ni cantos
no en susurro,
no en grito.
Habla, primero,
al abrazar al herido,
y dar agua al sediento,
al partirte un poco la espalda
para cargar con los abatidos
(¿quién, si no, tirará de ellos?)
Habla la vida,
en el perdón sincero,
en el respeto,
en un amor de hermano,
de amigo,
de amante eterno,
en la mesa dispuesta
para saciar al hambriento.
Si la Vida calla,
El poema, el grito, el canto…
…es verbo hueco.
Pero si cantas las obras,
si recita el gesto,
si grita la vida,
eso es evangelio (Jose María R. Olaizola, sj)