Consecuencias sociopolíticas de la detención del expresidente Rodrigo Duterte Filipinas, en vilo hacia la vigilancia

El exmandatorio filipino Rodrigo Duterte Roa fue detenido el 13 de marzo en el Aeropuerto Internacional Ninoy Aquino, de Manila, al regresar a Filipinas tras un viaje a territorio chino (Hong Kong), de cuyos mandatorios es un notorio aliado, para hacer campaña en pro de su partido para los comicios filipinos a legisladores en mayo de 2025
"Por el momento, solo monseñor Colín Bagaforo, de la diócesis de Kidapawan, se ha pronunciado sobre el arresto de Duterte, aplaudiéndolo como un paso significativo en el camino hacia la justicia"
"Un país acostumbrado a seguir a flautistas de Hamelín, tanto civiles como eclesiásticos, debería empezar a aprender su lección, evaluando con ojos avizores y críticos la historia externa a la vez que educando cuidadosamente la interioridad moral y espiritual teniendo el bien común y no el espectáculo, encarnado en el populismo banal y malvado, por horizonte perenne"
"Un país acostumbrado a seguir a flautistas de Hamelín, tanto civiles como eclesiásticos, debería empezar a aprender su lección, evaluando con ojos avizores y críticos la historia externa a la vez que educando cuidadosamente la interioridad moral y espiritual teniendo el bien común y no el espectáculo, encarnado en el populismo banal y malvado, por horizonte perenne"
| Macario Ofilada Mina
El exmandatorio filipino Rodrigo Duterte Roa fue detenido el 13 de marzo en el Aeropuerto Internacional Ninoy Aquino, de Manila, al regresar a Filipinas tras un viaje a territorio chino (Hong Kong), de cuyos mandatorios es un notorio aliado, para hacer campaña en pro de su partido para los comicios filipinos a legisladores en mayo de 2025. Estas elecciones será una prueba inicial de la popularidad de los Marcos y Duterte, los clans más significativos en el panorama político filipino actual, tras la ruptura definitiva entre ambos de 2024.
Mientras redactamos estas líneas, el expresidente se encuentra en camino a La Haya, a bordo de un avión chárter, para ser encarcelado en este lugar mientras se hacen los preparativos para el inicio de su juicio, un primero en los anales de la historia de Filipinas, pues es esta la primera vez que un filipino comparecerá ante la Corte Penal Internacional (ICC).
Todos estábamos pendientes, desde hace al menos ocho años (cuando se hicieron las primeras denuncias ante la ICC), de su posible arresto por una orden emitida por el mencionado tribunal por Crímenes de lesa humanidad, conforme al artículo 5 del Estatuto de Roma. Duterte sigue siendo una figura política popular que había apoyado la candidatura del actual presidente filipino Ferdinand Marcos Jr. De hecho, su propia hija, Sara Duterte es ahora la vicepresidente. Este arreglo, no del todo cómodo, fue promocionado en 2022 como el equipo de la Unidad (Uniteam) pero ya se quebró, sobre todo desde que Sara Duterte amenazó a Marcos de muerte (y de desenterrar el cadáver de Marcos senior para arrojarlo en el Mar de la China Meridional o Mar de Filipinas Occidental, según desde donde se mire) en público desatando así un nuevo culebrón político sin antecedentes.

Ya que, conforme a la Constitución filipina, Duterte senior ya no podría presentarse a las elecciones presidenciales tras expirar su mandato en 2022, éste hizo una alianza, tensa y frágil desde el comienzo, con Ferdinand Marcos Jr. para que eventualmente en 2028, tras el mandato del hijo del exdictador, Sara llegara a ser presidente de Filipinas. Ella, al principio, quería ser Secretaria de Defensa, para poder disponer de fondos confidenciales sin límites. Pero se le asignó la cartera de Educación, también con fondos confidenciales, pero en este contexto inexplicables, pues dicho cargo no necesita de este tipos de fondos que son para asuntos tan delicados como por ejemplo el espionaje o la seguridad militar.
Todo esto desató unas polémicas, en que se vieron implicados aliados tanto de los Marcos como de los Duterte, y unas medidas gubernamentales, dada la opinión pública indignada, para controlar el hambre insaciable de Duterte hija por dichos fondos. Duterte padre reconocía la maquinaria política formidable de los Marcos por lo que, pese a sus diferencias personales con esta dinastía política, accedió a este trato. Pero por los hechos de ayer se puso de manifiesto que el actual mandatorio filipino, quien tenía la ventaja de ostentar actualmente el poder, era más hábil y utilizó todas sus ventajas circunstanciales.

Estrictamente, desde 2019, cuando Duterte padre era aún presidente, Filipinas ya no tenía convenio con el Tribunal en La Haya. Pero sigue teniendo un compromiso de colaborar con la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL). Esta distinción sutil la usó con maestría el gobierno de Marcos, cual un Maquiavelo, en su maniobra en contra de su antecesor por la que se produjo su detención y traslado a La Haya. Esto lo expresó claramente el presidente Marcos junior en una rueda de prensa para anunciar que su antecesor ya estaba en camino a La Haya. Este había afirmado en varias ocasiones que no colaboraría con la ICC pero que estaba obligado a colaborar con la INTERPOL. En realidad, como el más alto ejecutivo del país, podía haber intervenido para que no fuera detenido su antecesor, pero no lo hizo. Se lavó las manos en público, cual un Pilatos.
Ejecuciones extrajudiciales
Ya desde 2011, cuando aún era alcalde de la ciudad sureña de Davao, Rodrigo Duterte ya era archinotorio por sus ejecuciones extrajudiciales. Esta ola de violencia llegó a niveles inusitados cuando llegó a ser presidente en 2016, lo cual hizo que él mismo retirase a Filipinas del Estatuto de Roma de 1998 sobre el cual está fundado el mandato de la ICC. Duterte esperaba que con la maquinaria marcosiana podía protegerse tras su mandato presidencial, que acabó en 2022, hasta que su hija Sara tuviera la madurez política para asumir la presidencia en 2028, tras el mandato de seis años de Marcos junior.
Marcos junior desde el comienzo de su mandato en 2022 había marcado la distancia de su predecesor en el cargo. Se mostró aliado de los Estados Unidos de América (inició el camino de la reconciliación nacional con el Tío Sam) mientras que Duterte prácticamente vendió su alma (y Filipinas) a China. Asimismo puso fin, al asumir la presidencia, a la guerra contra las drogas de Duterte. En efecto, ha terminado la ola de violencia iniciada por su antecesor. Lamentablemente sigue la violencia en otros frentes, otro motivo por lo cual también los filipinos seguimos en vilo. Siendo así, es preciso afirmar que al parecer, por el momento, Marcos junior no ha emulado el estilo despótico de su vilipendiado padre, mas siguen las alegaciones de corrupción masiva.

También en otros frentes, Filipinas sigue en vilo. Por una parte, por la salud del papa Francisco, que a Dios gracias sigue mejorando. Por otra, por el comienzo la audiencia de destitución, por el senado filipino, de la vicepresidente Sara Duterte, de la dinastía asediada, sitiada y acosada de los Duterte. Su posible condena por un voto mayoritario del senado filipino, constituido como tribunal de destitución, apagaría para siempre la llama insaciable política de al menos Sara Duterte.
En otras palabras, sería la consolidación del poder incontestable de los Marcos. Demasiado tarde, los Duterte aprendieron la lección, que muchos ya habían aprendido: ¡No fiarse de un Marcos para nada! Los hechos históricos demuestran la perennidad de esta amonestación. Bajo la clara influencia del presidente Marcos, ya se había iniciado el proceso de destitución de la vicepresidente en la cámara baja de representantes, esta vez contando incluso con el apoyo de los que no son condicionales de los Marcos.
Vigilias en varios frentes
A tenor de lo ya expuesto, Filipinas, que sigue siendo dividida, organizará vigilias en varios frentes. Por un lado, los incondicionales de Duterte invocarán el Poder del Pueblo (People Power) que había repudiado el mismo Duterte al asumir su cargo de presidente en 2016 para invocar al Dios, a quien el mismo exmandatorio calificó de ‘estúpido’. De hecho, Duterte, tras su detención, se ofreció como chivo expiatorio vaticinando, cual un profeta veterotestamentario, que su arresto podría ser el comienzo del camino de su hija a la presidencia del país.
Por otro, los familiares y simpatizantes de las víctimas de la violencia sin precedencia desatada por el régimen de Duterte (que rivaliza la desatada en tiempos del dictador Marcos). Estos son críticos con el régimen actual de Marcos (y por supuesto, son críticos con Sara Duterte). Invocarán al mismo Dios, clamando por la justicia por los suyos y la liberación de Filipinas de los poderes malignos encarnados por dinastías políticas con sus finalidades egocéntricas que solo han hecho un irreparable daño a un pueblo que sigue tropezando con la misma piedra política, como ha demostrado su historia reciente.

Un país acostumbrado a seguir a flautistas de Hamelín, tanto civiles como eclesiásticos, debería empezar a aprender su lección, evaluando con ojos avizores y críticos la historia externa a la vez que educando cuidadosamente la interioridad moral y espiritual teniendo el bien común y no el espectáculo, encarnado en el populismo banal y malvado, por horizonte perenne.
Mientras tanto, Filipinas seguirá siendo dividida sí, pero en vilo en varios frentes. Sin duda, la Iglesia católica, empezando con los pastores y varias organizaciones en que tanto laicos como religiosos están involucrados, figurarán en estas vigilias. Por el momento, solo monseñor Jose Colin Bagaforo, de la diócesis de Kidapawan, se ha pronunciado sobre el arresto de Duterte, aplaudiéndolo como un paso significativo en el camino hacia la justicia. Lo mismo podemos decir de otras confesiones incluyendo a los no cristianos de buena voluntad en Filipinas.
Ojalá que estas vigilias sean el catalizador para la anhelada unidad nacional tan necesaria en estos momentos cruciales de nuestra historia. También que estas mismas nos enseñen a caminar por la senda recta, evitando los mismos escollos políticos de siempre. O, al menos, intentar remediar o resistir al régimen actual en la medida de lo posible, conforme a procesos legítimos y éticamente aceptables, que no es el ideal sino el mal menor comparado con la dinastía de Duterte. Así se trazará para un pueblo esperanzado el camino de estar en vilo navegando en mares turbulentos hacia la vigilancia nacional de puertos seguros en medio de las borrascas históricas, como prometen ser las consecuencias sociopolíticas de la detención de Rodrigo Duterte Roa.