El nuevo Nuncio ante la U.E. participa en las XIX Jornadas de la ACdP El rearme de Europa será una de las primeras cuestiones que Auza como Nuncio en la UE tendrá que afrontar

El rearme de Europa será una de las primeras cuestiones que Auza como Nuncio en la UE tendrá que afrontar
El rearme de Europa será una de las primeras cuestiones que Auza como Nuncio en la UE tendrá que afrontar

El nuevo Nuncio para la U. E. defiende la presencia de los cristianos en las manifestaciones  como testimonio de la presencia en la vida pública

Es un hecho que en los últimos 30 años la posición de la Iglesia con respecto a las armas nucleares ha cambiado

De su paso por la ONU Auza conoce el papel y la influencia que tanto la Santa Sede como las casi mil asociaciones cristianas acreditadas en este organismo pueden ejercer

El nuevo Nuncio para la Unión Europea, y exnuncio para España, monseñor Bernardito Auza participó en la mañana del sábado en las XIX Jornadas de Católicos y Vida Pública de la ACdP de Bilbao. 

Como se señaló en su presentación, realizada por el obispo de Bilbao, Joseba Segura, Bernardito Auza ha dejado su cargo de Nuncio en España para representar a la Santa Sede ante la Unión Europea. Tras un repaso por la biografía Segura apuntó que una de las misiones del Nuncio es la de proponer obispos y durante sus cinco años en España han sido cerca de 50 los obispos que han sido nombrados por el Papa Francisco. 

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Auza tomó la palabra y tras hacer llegar el agradecimiento del Papa Francisco por las oraciones durante su estancia en el hospital, justificó su presencia en Bilbao por el expreso deseo del obispo y por sus vínculos con la ACdP que le ha invitado a muchos de sus actos por toda España. Adelantó que su exposición se centraría en el papel de los laicos en la vida pública precisamente por el marco y los fines de esta asociación.

Habló de la cooperación que debe darse entre la sociedad civil y la Iglesia pero distinguiendo el papel y la misión de la comunidad cristiana y de la comunidad política. 

Matizó que si bien la Iglesia no tiene que tomar parte activa en la política, no deja de ser cierto que las actuaciones de la Iglesia sí tiene consecuencias políticas, porque, defendió, “la Iglesia está autorizada a hablar de temas como el aborto, la eutanasia, los derechos laborales”… ”A través de la Doctrina Social de la Iglesia es como ésta contribuye a la convivencia”. Y “aunque algunos quisieran que la Iglesia calle, la Iglesia debe ser libre y respetada a la hora de pronunciarse sobre estos temas.” Reivindicó el derecho de libertad de expresión de la Iglesia. 

En otro momento centró su discurso en el papel que juegan los creyentes que actúan en la vida política y los posicionamientos contradictorios de reconocerse creyente y abortista. 

Previamente a su charla intentamos conseguir unas palabras de balance de su paso por España pero nos comentó que había denegado toda entrevista a los medios de comunicación. 

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Non solum sed etiam 

Tras su exposición que se tituló “peregrinos de la Esperanza” dió pié a que desde el público se le hicieran preguntas relacionadas con el tema del papel de los laicos, y pudimos hacerle dos preguntas que le trasladó el obispo de Bilbao: 

La primera pregunta que le trasladó monseñor Segura era: Cómo actuar cuando se es gobernado por un gobierno que choca muchas veces con los postulados de nuestra fe, pero hay que convivir con él, y cómo hacerlo sin caer en posturas fundamentalistas.

Auza comenzó respondiendo que esta era una cuestión antigua, ya los primeros cristianos se vieron en esa tesitura. El Imperio romano no aceptaba al Dios de los cristianos. Remitió a las cartas de Pablo y Pedro donde se señala que los cristianos también tienen la obligación de ser buenos ciudadanos. Que los cristianos deben orar por sus líderes. 

Señaló que en nuestros tiempos también hay muchos ejemplos de católicos, de políticos que son coherentes a su fe y dan testimonio de ello. Pero también se refirió al antitestimonio de quienes se declaran cristianos pero luego en su vida política defienden cosas contrarias a los planteamientos de la Iglesia. Citó como ejemplo de actuación pública de los ciudadanos la reciente manifestación por la Vida en Madrid. “Como ciudadanos tenemos también este derecho a manifestarnos públicamente.” Acudir a esas manifestaciones es un testimonio de la presencia en la vida pública de los cristianos”. 

Y también pudimos hacerle llegar la siguiente pregunta que el obispo de Bilbao le apuntaba que este tema le ocuparía su tiempo en su nuevo destino: ¿Oponerse a la guerra y al rearme de Europa es la respuesta de la Iglesia y de los laicos en los diversos movimientos ante lo que viene ahora?

Comenzó haciendo referencia a la doctrina social de la Iglesia sobre el tema de la guerra justa y donde se justifica que para los cristianos una guerra sea vista como injusta. Es un debate que permanece y sobre el que muchos han escrito. “En cada época este tema ha tenido sus propios acentos. Lo que nunca ha cuestionado la Iglesia es la legítima defensa.” Hizo referencia expresa a la guerra entre Rusia y Ucrania, que para la Iglesia “es una guerra totalmente injustificada”. 

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Se remontó a la década de los 80 y a las intervenciones del Papa Juan Pablo II en concreto a raíz de la conferencia sobre la tenencia y uso de armas nucleares. Sobre este asunto Auza recordó que ha habido una evolución, donde se ha pasado de reconocer y justificar como medida disuasoria la tenencia de armamento nuclear, algo que en el contexto de la guerra fría reconoció Juan Pablo II en una carta a la conferencia episcopal americana, hasta hoy donde la Iglesia rechaza la mera tenencia de armamento nuclear. Se remontó a su etapa como nuncio ante la ONU y las diversas conferencias en las que los cerca de mil organismos cristianos acreditados ante la ONU intervinieron en la campaña de eliminación de las armas nucleares en el año 2013.  A esa convención se dirigió el Papa señalando como “moralmente inaceptable la mera posesión de armas nucleares”. La Santa Sede fue la primera en firmar el tratado de eliminación del armamento nuclear. Auza recordó como el Papa Francisco volvió a repetirlo hace cinco años, justo cuando él estaba en el tránsito de venir a España como Nuncio. 

Es un hecho que en los últimos 30 años la posición de la Iglesia con respecto a las armas nucleares ha cambiado. 

Insistió en que estos temas no son dogmas de fe y que en la Iglesia han ido evolucionando como lo han hecho otros temas, y citó el derecho a trabajo, la Doctrina Social de la Iglesia nacio como respuesta a la Revolución Industrial;  o la pena capital que el mismo Santo Tomás de Aquino defendía como último recurso si la sociedad no tenía otra forma de defencerse. “Ahora estamos absolutamente en contra de la pena capital porque creemos que la sociedad tiene recursos suficientes para protegerse. Hoy la pena capital no puede considerrse un último recurso de la sociedad para protegerse”. 

Volvió a insistir en cómo la presencia de las casi mil asociaciones cristianas con representación en la ONU, algunas muy influyentes, que  buscan, a través de conferencias, charlas, jornadas, conferencias, … participar y defender la Doctrina Social de la Iglesia como contribución social para influir en las decisiones de los 193 estados. 

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