"El catolicismo se dice cada vez más en múltiples lenguas y el Vaticano II funciona como una plataforma común global" Carlos Schickendantz: "Con el papado de un obispo latinoamericano la conciencia de una iglesia mundial ha crecido significativamente"
"El Vaticano II funciona como una plataforma común global, es nuestro diagnóstico, en el que están contenidas, a veces en germen, las líneas maestras para el tiempo que viene, el tercer milenio del cristianismo"
"La vieja dinámica colonial está todavía en desarrollo, a veces, de formas más sutiles en las misiones de la Iglesia"
"Pasará mucho tiempo hasta que el centro romano de la Iglesia se auto perciba de una nueva manera y se relacione con las alteridades culturales de una forma más respetuosa"
"Son las mismas comunidades cristianas, con la participación diferenciada de todas las personas según sus carismas, servicios y ministerios, las que deben ser las protagonistas, dando forma a un cristianismo propio, acorde a sus tradiciones, cantos, sabidurías, filosofías"
"Frente a los enormes desafíos a los que nos enfrentamos tenemos que apelar a las mejores reservas de humanidad que residen en el corazón de cada persona"
"La exhortación papal sobre la Amazonía Presenta una imagen del ministerio presbiteral (n. 87-88) que, en un punto importante, el Concilio explícitamente quiso superar"
"Pasará mucho tiempo hasta que el centro romano de la Iglesia se auto perciba de una nueva manera y se relacione con las alteridades culturales de una forma más respetuosa"
"Son las mismas comunidades cristianas, con la participación diferenciada de todas las personas según sus carismas, servicios y ministerios, las que deben ser las protagonistas, dando forma a un cristianismo propio, acorde a sus tradiciones, cantos, sabidurías, filosofías"
"Frente a los enormes desafíos a los que nos enfrentamos tenemos que apelar a las mejores reservas de humanidad que residen en el corazón de cada persona"
"La exhortación papal sobre la Amazonía Presenta una imagen del ministerio presbiteral (n. 87-88) que, en un punto importante, el Concilio explícitamente quiso superar"
"Frente a los enormes desafíos a los que nos enfrentamos tenemos que apelar a las mejores reservas de humanidad que residen en el corazón de cada persona"
"La exhortación papal sobre la Amazonía Presenta una imagen del ministerio presbiteral (n. 87-88) que, en un punto importante, el Concilio explícitamente quiso superar"
Prolífico escritor, el profesor universitario y teólogo argentino Carlos Schickendantz nos habla en esta entrevista de un proyecto que comenzó en el mundo académico alemán a principios de siglo, con la publicación de un detallado estudio (5 volúmenes) sobre el Concilio Vaticano II. Hoy Schickendantz y un equipo de investigadores internacional se han embarcado en la actualización de ese proyecto, comenzando por realizar un estado de la cuestión de cada región (cuál era su situación antes del Concilio y cuáles fueron sus aportaciones) y concluyendo en una "segunda fase que es la construcción de los 16 comentarios a los documentos conciliares", incluyendo la recepción del Vaticano II en cada zona geográfica. Vamos a hablar de los desafíos eclesiásticos actuales, y de su ánimo por "alumbrar la época de la Iglesia del tercer milenio, cultural y eclesialmente policéntrica".
En meses pasados he podido informarme acerca de un proyecto de investigación en relación al Vaticano II que están llevando a cabo con personas de diversos lugares. ¿Podrías contar un poco acerca de esto? ¿Cómo surgió la iniciativa, qué objetivos tiene?
Gracias por tu interés y por la oportunidad de compartir contigo y con los lectores y lectoras este proyecto. Entre los años 2000 y 2005 un grupo de profesores y profesoras de diversas universidades pertenecientes al ámbito alemán produjeron el que es hoy el comentario más detallado y cualificado del Vaticano II en 5 volúmenes dirigido por P. Hünermann y B.-J. Hilberath. Para concluir dicho trabajo se concretó en diciembre de 2005 un simposio internacional, que luego fue publicado como un sexto volumen bajo la idea de los signos de los tiempos en el contexto actual. Este último evento sí contó con la participación de personas provenientes de otras áreas lingüísticas.
Una década después, más precisamente en 2016, surgió la idea de actualizar esa obra y de traducirla al inglés y al español. Indudablemente esta iniciativa está motivada por la conciencia de que, a causa de no haber sido traducida a otros idiomas, un trabajo tan importante carecía de la repercusión internacional que la obra merecía. Por otra parte, no puede desconocerse que con el papado de un obispo latinoamericano la conciencia de una iglesia mundial ha crecido significativamente. El catolicismo se dice cada vez más en múltiples lenguas. Y el Vaticano II funciona como una plataforma común global, es nuestro diagnóstico, en el que están contenidas, a veces en germen, las líneas maestras para el tiempo que viene, el tercer milenio del cristianismo.
¿Y cómo comenzó el proceso, qué pasos dieron?
Después de las primeras conversaciones tenidas en Alemania en 2016 se decidió concretar una labor más ambiciosa, más allá de una simple actualización, internacionalización y traducción de lo ya existente. Imaginamos, con bastantes dificultades, un nuevo trabajo con un fuerte acento intercontinental, en orden a producir propiamente nuevos textos. De este modo se sumaron personas de África, Asia y Oceanía, además de Latinoamérica y el Caribe y Norteamérica.
¿Cómo está organizado el proyecto?
El proyecto en ejecución tiene dos fases diversas, pero íntimamente relacionadas. Primero, un trabajo en cada uno de los continentes con grupos de investigación conformados por unas 20 personas aproximadamente. En un proceso de unos tres años, ya iniciado a fines de 2018, cada grupo continental elaborará un volumen que contiene estudios sobre la situación regional antes del Vaticano II, los aportes hechos al mismo Concilio y, finalmente, los procesos de recepción de estas décadas. Este último punto incluye, también, un estado de la cuestión en los diferentes asuntos de la vida de la Iglesia y de la teología. Esa primera parte del proyecto concluirá, entonces, con 5 volúmenes, es decir, uno por cada continente.
"Las resistencias al aggiornamento, a Francisco, como se escribe, no son, ante todo, sin excluirlo, un asunto moral de las personas, sino más bien un condicionamiento cultural y económico muy determinante"
¿Cómo marcha esa primera fase? ¿Qué dificultades han encontrado?
Ante todo, hemos podido verificar que es una tarea muy interesante, pero no sencilla por varios motivos. Por ejemplo, salvo en Europa, en los demás continentes no hay un trabajo sistemático ya realizado sobre los aportes de las diferentes regiones al debate conciliar de entonces. Hay aquí una tarea de estudio de fuentes que requiere tiempo. Por otra parte, en las distintas regiones geográficas somos cada vez más conscientes de la diversidad cultural, incluso al interior de nuestros mismos países, que complejiza la comprensión e interpretación. El desafío del Asia, por ejemplo, con realidades tan diversas en países como Corea del Sur, Japón, China, India, etc. ofrece un panorama casi inabarcable. Y con diferencias, naturalmente, esto se verifica de forma análoga en cada uno de los continentes. Pero no obstante todas las dificultades y desafíos que este escenario ofrece, las ventajas de estas amplias perspectivas se perciben inmediatamente. Para pensar en profundidad los temas de hoy es necesaria esa conciencia global que se alimenta del compartir tiempo juntos, escuchar pacientemente las historias de los otros y de las otras, comparando y diferenciando con las historias y los problemas de la propia región.
"Para pensar en profundidad los temas de hoy es necesaria esa conciencia multicultural que se alimenta del compartir tiempo juntos y escuchar pacientemente las historias de los otros y de las otras"
Hablabas de dos fases en el proyecto. ¿Cuál es la segunda después de esta atención a los continentes?
Ese interesante trabajo servirá de base para la segunda fase que es la construcción de los 16 comentarios a los documentos conciliares. Utilizo a propósito la palabra “construcción” porque vamos a edificar algo de una nueva manera. A partir de un borrador puesto en una plataforma web, cinco personas, una por cada continente, más un coordinador/a, escribirán esos textos que, de forma análoga al trabajo continental previo, también incluirán información sobre todo el proceso conciliar (fase previa e historia de la redacción de cada documento), además de un comentario a cada número, seguido, en una tercera parte, por la historia de la recepción de cada documento. Es una obra ambiciosa y, en un sentido, con una metodología no ensayada antes: escribir un comentario conciliar “a múltiples manos” pertenecientes a cada uno de los continentes.
¿Y cómo han procedido hasta ahora?
Naturalmente que este proceso incluye muchas reuniones, ante todo, para la primera parte, workshops anuales en cada uno de los continentes. Además, para seguir la marcha del proyecto general, cada año se concreta en Alemania una reunión de los coordinadores de cada región y algunos/as participantes más para garantizar la unidad del proyecto. Puesto que inicialmente el proyecto se presentó a la agencia alemana de investigación (DFG), el comité directivo está conformado por J. Schmiedl, P. Hünermann, M. Eckholt, K. Vellguth y G. Zamagni con la colaboración de coordinadores/as por cada continente.
¿En qué lengua se comunican habitualmente?
Si participaras en algunas de las reuniones en Alemania escucharías varios idiomas en una misma sala, pero, naturalmente, el inglés es el idioma que utilizamos en las reuniones generales.
¿Qué idea o ideas más relevantes reflexionadas a lo largo de este proceso podrías compartir?
Un punto que destacamos mucho en el trabajo es, por una parte, la visión global hoy requerida para comprender con más precisión la naturaleza de los asuntos, de los problemas, de los desafíos, por otra, la perspectiva multicultural, poscolonial que invita a un creciente aprecio por las particularidades regionales, locales. Con el paso de los años, la interpretación fundamental del Concilio que Karl Rahner formuló en 1979 parece más acertada aún. En su diagnóstico él constataba que el impulso misionero de la Iglesia en el pasado estuvo caracterizado, en buena medida, como una “exportación” cultural: “era un cristianismo occidental y quiso establecerse como tal”. Esa dinámica colonial está todavía en desarrollo, a veces, de formas más sutiles. Demandará mucho tiempo hasta que el centro romano de la Iglesia se auto perciba de una nueva manera y se relacione con las alteridades culturales de una forma más respetuosa. Rahner describía el desafío con estas palabras: “Las cosas están por tanto así: o la Iglesia ve y reconoce estas diferencias esenciales de las otras culturas, en el seno de las cuales debe llegar a ser Iglesia mundial, y de ese reconocimiento saca las consecuencias necesarias con audacia paulina, o bien permanece como una Iglesia occidental, a fin de cuentas, traicionando de esta manera el sentido que ha tenido el Vaticano II.”
Para la mayoría de las iglesias en los distintos continentes, pienso en África, Asia y las Américas, el Vaticano II fue todavía, en una cierta medida, un concilio europeo para resolver problemas surgidos en la historia europea, piénsese, por ejemplo, en el ecumenismo y la modernidad, pero los estudios hoy existentes muestran con claridad que en el Vaticano II está el inicio de un proceso que, entre otros factores, favorece la conciencia de una iglesia regional, local, en cada ámbito cultural. En el caso de América Latina y El Caribe este desarrollo es muy nítido desde la Conferencia de Medellín (1968). Algo análogo puede corroborarse en otros lugares. Hace pocas semanas el teólogo norteamericano Roger Haight ha publicado un artículo muy interesante sobre lo que él llama “el nacimiento de la teología estadounidense” (Theological Studies 80 (2019) 7-36). Allí se muestra con claridad el carácter providencial y decisivo del Concilio para ese “nacimiento”. Esta conciencia, la de alumbrar la época de la Iglesia del tercer milenio, cultural y eclesialmente policéntrica, con una visión teológica y pastoral poscolonial es una de nuestras principales tareas. Es una aventura fascinante.
Desde esta perspectiva que acentúas, la repercusión del proyecto parece importante. ¿Podrías concretar algo más?
Lo que preguntas puede responderse desde distintos ángulos. En buena medida lo que llamamos reforma de la Iglesia y reformas en la Iglesia, por ejemplo, están orientadas por esta preocupación de fondo: policéntrica y poscolonial al servicio de la inculturación del Evangelio, de la promoción de la paz y la justicia, particularmente con los pobres de la tierra. Como se puso de manifiesto en el reciente sínodo sobre la Amazonía. Si como dice Francisco, en dicha región hay que dar luz a “una iglesia con rostro amazónico”, más precisamente, si las personas que viven allí deben construir esas comunidades eclesiales con fuertes vínculos universales, pero con un verdadero rostro propio, hay que rediseñar las estructuras de la Iglesia al servicio de estos procesos de eclesiogénesis e inculturación.
La misma idea y experiencia de sinodalidad está al servicio de ese proceso. Son las mismas comunidades cristianas, con la participación diferenciada de todas las personas según sus carismas, servicios y ministerios, las que deben ser las protagonistas, dando forma a un cristianismo propio, acorde a sus tradiciones, cantos, sabidurías, filosofías, en general, a sus formas de vida. Esto se reflejará después en sus diversas teologías, formas litúrgicas, institución de ministerios, normas jurídicas específicas, organizaciones comunitarias de diverso tipo, iniciativas a favor de la justicia y del medio ambiente, protección y revalorización de la propia historia y cultura, etc. Es parte esencial de la agenda eclesial del tercer milenio recién comenzado. Bajo este aspecto la reciente exhortación papal sobre la Amazonía representa un apoyo importante: su menaje es nítido al respecto.
¿Y en relación a sucesos recientes en la Iglesia, por ejemplo, la discusión sobre el libro de Benedicto y el cardenal Sarah ves alguna conexión para destacar?
Habría mucho que desarrollar y precisar. Los problemas a los que se aluden son complejos teológica y pastoralmente. Creo que colegas míos han hecho buenos comentarios en revistas y sitios web internacionales desde distintos ángulos que colaboran a comprender el asunto. Pienso en Ivereigh, Gaillardetz, Faggioli y otros. Acabo de leer una extensa entrevista al cardenal R. Sarah publicada en un medio conservador norteamericano. De modo coloquial las reflexiones del cardenal transparentan con bastante claridad la idea que posee acerca del ministerio ordenado. Ese texto merece leerse detenidamente para comprender sus preocupaciones, su diagnóstico y su cosmovisión eclesiológica. Surge la pregunta de si, precisamente, en buena medida sus ideas acerca del ministerio ordenado no representan varios de los aspectos que, particularmente, Presbyterorum ordinis pretendía corregir en el marco de una visión eclesial amplia como la de Pueblo de Dios (Lumen gentium). Un solo ejemplo que parece secundario, pero que está cargado de consecuencias. El Concilio evitó deliberadamente la expresión “sacerdos alter Christus”, otro Cristo, para caracterizar a los presbíteros, aunque dicha expresión había sido propuesta en varias oportunidades por diversos padres conciliares. Por el contrario, el cardenal Sarah hace uso de esa expresión –“another Christ”– precisamente en el marco ideológico-eclesiológico que hizo poco aconsejable dicha expresión. Habría mucho que decir, pero en todo caso, en relación al tema de nuestra entrevista, el Vaticano II, se percibe que una “corrección de rumbo” asumida en el Concilio aquí pasa inadvertida o, por lo menos, minimizada. No hay que condenar a nadie, ni quitar la palabra a nadie, más bien, es necesario favorecer espacios serenos de diálogo e intercambio de modo que, en esos espacios, florezcan los mejores argumentos.
Por otra parte, déjame decirte que, curiosamente, la exhortación papal sobre la Amazonía incurre en una deficiencia por lo menos análoga a la de Sarah. Presenta una imagen del ministerio presbiteral (n. 87-88) que, en un punto importante, el Concilio explícitamente quiso superar. El planteo que hace la exhortación acerca de la “identidad exclusiva” focalizándose en “lo más específico del sacerdote, aquello que no puede ser delegado” conduce inevitablemente a un lugar del que Presbyterorum ordinis nos quiso sacar, esto es, la visión postridentina del ministerio ordenado concentrada en lo cultual, lo sacramental, lo sacerdotal, incluso se lo advierte en el vocabulario de la exhortación y en otros acentos o ausencias, en perjuicio de una visión global del presbiterado, al interior de un pueblo en camino, orientado al anuncio de la Palabra, la presidencia de la eucaristía y el gobierno pastoral como un todo orgánico intrínsecamente vinculado. Estas visiones están cargadas de consecuencias para las decisiones que hay que tomar, no solo en la Amazonía.
Ves, para los que piden un Vaticano III, todavía tenemos problemas para hacer del Vaticano II nuestro marco común para pensar la Iglesia como pueblo de Dios y, solo al interior de ella, los diversos carismas, servicios y ministerios. Estamos en camino.
"El Concilio evitó deliberadamente la expresión “sacerdos alter Christus”, otro Cristo, para caracterizar a los presbíteros"
La última vez que nos vimos estabas un semestre como profesor visitante en una universidad de Estados Unidos. ¿Tienes alguna impresión para destacar de tu trabajo en ese lugar?
Es difícil decir algo razonable en pocas palabras de un país tan grande y complejo, incluso de la Iglesia católica allí. Un punto llama la atención. Como en la mayoría de los países hoy, España es también un ejemplo claro, la polarización política es muy relevante en Estados Unidos y esto se refleja también en la vida de la Iglesia. Más que en otros lugares, la oposición a Francisco e, incluso, al mismo Vaticano II se percibe claramente, también por los recursos económicos de los que disponen. Pienso que es “normal”, quiero decir que lo entiendo, aunque no lo comparto, que una “potencia imperial” -cultural, económica y militar- posea fuerzas conservadoras importantes a todos los niveles: político, cultural, religioso. Nadie se beneficia tanto del statu quo como quien tiene una posición dominante. De ordinario, personas en esa situación solo admiten cambios que pueden controlar y que no ponen en peligro sus posiciones de privilegio. Por eso, creo que las resistencias al aggiornamento, a Francisco, como se escribe, no son, ante todo, sin excluirlo, un asunto moral de las personas, sino más bien un condicionamiento cultural y económico muy determinante.
Por otra parte, soy consciente de que gestionar el pluralismo que existe hoy en la Iglesia católica no es sencillo. Exige paciencia, buen humor, capacidad de escucha, sentido de la alteridad y aprecio por las diferencias, el hábito de prestar atención a opiniones distintas procurando entender las posiciones de otras personas sin concentrarse solo en aquellas fuentes que confirman el propio razonamiento, libertad para emprender un nuevo camino si los argumentos producidos en el diálogo justamente lo reclaman.
En fin, frente a los enormes desafíos a los que nos enfrentamos tenemos que apelar a las mejores reservas de humanidad que residen en el corazón de cada persona para conseguir un consenso a favor de procesos justos de interculturalidad, programas eficaces en la lucha contra las múltiples desigualdades y el cuidado de la casa común. En estos contextos, el Evangelio de Jesús sigue siendo una buena noticia, sobre todo para los pobres y entristecidos de la tierra. Y el Vaticano II, como reinterpretación actualizada de la gran tradición cristiana, puede representar el piso común global, el software para la Iglesia que viene.