"Algunos obispos católicos la han autorizado siguiendo el ejemplo de la Iglesia ortodoxa rusa" Dumar Iván Espinosa: "Un ejército de curas dispensados, reservistas en primera línea para apoyar a los sacerdotes"
"Mientras canonistas y teólogos se ponen de acuerdo sobre la validez de las confesiones virtuales autorizadas por algunos obispos en el mundo, un ejército de reservistas está en primera línea para apoyar a los sacerdotes efectivos en la dispensación de la gracia del perdón"
"Los sacerdotes retirados y dispensados del ministerio quienes por el rescripto de la dispensa tienen la obligación de absolver al penitente en caso de peligro de muerte, incluso “en presencia de un sacerdote aprobado” (CIC. can. 976)"
"La circunstancia histórica de una pandemia debería servir para reflexionar también en la posibilidad de un permiso especial para los sacerdotes retirados, dispensados y casados, de presidir la celebración de la eucaristía en familia o en privad"
"La circunstancia histórica de una pandemia debería servir para reflexionar también en la posibilidad de un permiso especial para los sacerdotes retirados, dispensados y casados, de presidir la celebración de la eucaristía en familia o en privad"
| Dumar Iván Espinosa Molina
El 19 de marzo 2020 la Penitenciaría Apostólica emanó un decreto acerca de la concesión de indulgencias especiales a los fieles en la actual situación de pandemia. Aunque el decreto no menciona la confesión por teléfono, algunos obispos católicos la han autorizado siguiendo el ejemplo de la Iglesia ortodoxa rusa.
De este modo, mientras los sacerdotes católicos de todo el mundo celebran la Pascua por streaming, algunos se preparan también para administrar la confesión por teléfono a los fieles que desean acercarse al sacramento al menos una vez al año por Pascua de Resurrección.
Las distinciones escolásticas de materia y forma y de la presencialidad para la celebración válida de los sacramentos estarían sufriendo en la práctica una reformulación dadas las condiciones actuales que la pandemia y la consecuente cuarentena han impuesto a todo el mundo.
Mientras canonistas y teólogos se ponen de acuerdo sobre la validez de las confesiones virtuales autorizadas por algunos obispos en el mundo, un ejército de reservistas está en primera línea para apoyar a los sacerdotes efectivos en la dispensación de la gracia del perdón en el sacramento de la reconciliación. Se trata de los sacerdotes retirados y dispensados del ministerio quienes por el rescripto de la dispensa tienen la obligación de absolver al penitente en caso de peligro de muerte, incluso “en presencia de un sacerdote aprobado” (CIC. can. 976).
En el hospital de campaña de Francisco donde hacen falta manos que quieran colaborar, cientos de sacerdotes retirados estarían dispuestos a escuchar en confesión vía telefónica y a absolver en caso de peligro de muerte a los contagiados con el Covid-19.
La circunstancia histórica de una pandemia debería servir para reflexionar también en la posibilidad de un permiso especial para los sacerdotes retirados, dispensados y casados, de presidir la celebración de la eucaristía en familia o en privado, toda vez que éste es el mejor viático para soportar la difícil prueba de la enfermedad y de la muerte.
Sin embargo, habría que ver caso por caso porque aunque la validez de los sacramentos de la confesión y de la eucaristía oficiados por un sacerdote retirado incluso no dispensado esté fuera de discusión, algunos de estos sacerdotes no se interesan más en presidir los sagrados misterios. Razón que no los exime de su obligación de absolver al penitente en peligro de muerte.
El Señor en la parábola de los talentos reprende al siervo que habiendo recibido un talento fue a esconderlo porque sabía que su patrón “era un hombre duro, que siega donde no sembró y recoge donde no esparció” (Mt 25, 24).
"La circunstancia histórica de una pandemia debería servir para reflexionar también en la posibilidad de un permiso especial para los sacerdotes retirados, dispensados y casados"
Cuántas veces los retirados del ministerio aunque saben que la gracia de la ordenación continúa en ellos hasta la eternidad prefieren quemar las velas, esconder el talento en la tierra y pretenden pasar de incógnito en un mundo anhelante de Dios, de su Palabra y de sus sacramentos.
El Señor al final de los días preguntará a los consagrados y retirados qué hicieron con el talento recibido el día de la ordenación. Como el siervo miedoso de la parábola muchos dirán entonces “Señor, tuvimos miedo, y fuimos y escondimos tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo” (Mt 25, 25)… tuvimos miedo a contravenir una vez más las normas de la Iglesia salvando almas por medio de la celebración de los sacramentos.