(Juan Masiá sj).- "Envejeciendo juntos se consuma el matrimonio. Bien nos felicitaron en la boda con las congratulaciones de rigor diciéndonos: Que realicéis vuestra unión acompañándoos mutuamente en una larga vida". Con estas palabras de una pareja católica de edad madura se ponía colofón al coloquio del último día del Encuentro matrimonial sobre el Sínodo de la Familia (presidido por el obispo emérito, Mons. Mori Kazuhiro, en la diócesis de Tokyo, 10 al 12 de enero, 2015).
Fue este matrimonio amigo el que me enseñó la expresión correcta que debo usar en japonés cuando soy testigo como celebrante de la promesa de los novios. En Japón, es un tabú intocable pronunciar las palabras "muerte", "final", "terminal", etc. en la fiesta de una boda. No se le ocurrirá al cura exhortarles diciendo: "hasta que la muerte os separe". Pero este matrimonio amigo me enseñó una expresión preciosa: Acompañamiento consumado; acompañarse (en japonés, sou) y consumar la vida (en japonés, togueru; la misma raíz del verbo que se usa para decir que Jesús murió diciendo "todo está consumado": en japonés, nashi-togueta).
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