L'Osservatore Romano, ante la histórica renuncia de Biden a un segundo mandato en EEUU Saber dar un paso atrás

Joe Biden, con Kamala Harris
Joe Biden, con Kamala Harris @JoeBiden

"Cada vez que una figura pública destacada decide dar un paso atrás, tomarse una excedencia, se gana inmediatamente la simpatía y la estima del público"

"Una elección noble, que -como han señalado varios observadores- sitúa el bien del país por encima de sus intereses personales. Y ello más allá de las valoraciones políticas de su presidencia, que ahora llega a su fin"

"A Joe Biden «sólo» le quedan seis meses antes del relevo el 20 de enero de 2025. Al no tener ya que tomar decisiones exclusivamente con vistas a la campaña electoral, es de esperar que el presidente estadounidense dé vida a nuevas iniciativas valientes y creativas"

(L'Osservatore Romano).- Renunciar cuesta. Y mucho. No necesariamente tienes que ocupar una posición de poder o de gran importancia. A veces, incluso renunciar a un hábito laboral establecido o a un puesto ganado con mucho esfuerzo puede ser muy difícil. Por eso, cada vez que una figura pública destacada decide dar un paso atrás, tomarse una excedencia, se gana inmediatamente la simpatía y la estima del público.

Lo vivimos de forma llamativa el 11 de febrero de 2013 con la histórica renuncia de Benedicto XVI al ministerio petrino. Lo vemos -aunque en un ámbito diferente- de forma igual de evidente en estas últimas 24 horas, después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunciara que renunciaba a presentarse a un segundo mandato en la Casa Blanca, dejando en manos de su partido la elección de un nuevo candidato que desafíe a Donald Trump (Biden, sin embargo, ya ha señalado a la vicepresidenta Kamala Harris como su preferencia para sucederle en el Despacho Oval).

El viaje de tus sueños, con RD

Como es bien sabido, la decisión llevaba tiempo en el aire y muchas figuras destacadas del Partido Demócrata habían instado a Biden a abandonar su candidatura a la reelección. Sin embargo, la elección última correspondía al inquilino de la Casa Blanca y, por tanto, fue su decisión personal y ciertamente nada fácil no presentarse a otros cuatro años como presidente. Una elección noble, que -como han señalado varios observadores- sitúa el bien del país por encima de sus intereses personales. Y ello más allá de las valoraciones políticas de su presidencia, que ahora llega a su fin. En 1999, Nelson Mandela hizo una elección similar - y en algunos aspectos incluso más fuerte y evocadora - cuando renunció a presentarse a un segundo mandato presidencial y se retiró de la vida pública. Había derrotado al apartheid, iniciado la reconciliación de su querida Sudáfrica. Ahora era el momento de dejar a otros la cosecha de las semillas que le habían costado 27 años de cárcel.

El tiempo de la política, después de todo, puede ser muy fructífero incluso en periodos cortos: a Joe Biden «sólo» le quedan seis meses antes del relevo el 20 de enero de 2025. Al no tener ya que tomar decisiones exclusivamente con vistas a la campaña electoral, es de esperar que el presidente estadounidense dé vida a nuevas iniciativas valientes y creativas para alcanzar aquellos objetivos que definirán su legado en la historia, especialmente en política exterior, empezando por el fin de los conflictos en Ucrania y Oriente Próximo.

Etiquetas

Volver arriba