La memoria histórica, Aldo Moro y Segundo Llorente. ©

¿Qué es eso de La Memoria Histórica? Si es memoria de algo, ese algo es historia; y si no ha ocurrido nunca, no es memoria sino mentira, engaño, un quiero que fuese y un sólo puedo mentir. O otra "Filosofía de la Historia" para cambiar los nombres de las calles. Si locura es el proponer tal esquizofrenia de la verdad, más vergonzoso resulta como bálsamo de fracasos. A la Memoria Esa se suman también los clérigos "cristiano-demócratas", denominación que es pura contradicción "in terminis".

La muerte de Aldo Moro

Este año se cumplieron cincuenta del asesinato de Aldo Moro, lider del partido Cristiano-Demócrata italiano que le inyectara en vena el santo súbito -no de mi devoción- Juan Bautista Montini. El Papa Paulo VI. Moro, hombre de Estado, fue muerto con el mensaje ritual de once balazos en el corazón. Once; ni diez ni doce; y en el corazón. La "ejecución" de Aldo Moro fue algo más que un acto de terrorismo. Un curioso dato para desmemoriados es que el Papa Montini le ofició un grande y solemne funeral... Funeral que la familia Moro desairó enviando en representacion solamente a un criado de su casa.

Pero me estoy desviando de lo que hoy me invita a escribir: los malos biógrafos. Y de entre estos citaré los reeditores de los libros del misionero español Segundo Llorente, SJ., evangelizador de los esquimales y primer representante del Estado de Alaska en el Congreso de los EE.UU. La desmemoria de estas reediciones es sonrojante. De sus copiosos textos, cuando se cumplen 70 años de su primera publicación, sus nuevos libros excluyen las páginas que el misionero ofrecía sobre los trágicos años que entonces vivia España. Y esto es porque sus cartas desentonan de la actual política de la Compañía de Jesús 'B', la de Arrupe, que así a uso interno la llaman para distinguirla de la de San Ignacio. (Rf. Bartolomé Sorge, SJ)

Sus cartas son vivas y amenas, realistas y llenas de optimismo. En general dirigidas a su hermano Amando. Me refiero a las de su libro: "ALASKA, a través de las cartas del P. Segundo LLorente". Primera edición de 1948. Entiendo de su censura que a su autor, grande entre los grandes, no se le hará santo ni aunque baje un angel del cielo. Juzguen ustedes por los pocos cortes que de sus textos presento a continuación:

De la Introducción escrita por el P. Ángel Santos, SJ.

Y no quiero sofás, ni uvas doradas, ni ciruelas maduras, ni camas blancas, ni atenciones inmerecidas. Yo quiero pescado ahumado y un trineo y dormir en el suelo con los esquimales y cantar con ellos tonadas al son del acordeón.


El Padre Santos menciona las conferencias que el misionero Llorente dedicaba a la guerra en España, desmontando las mentiras que se divulgaban por la prensa y la radio americanas.

Es de sumo interés la propaganda que en favor de la causa nacional iba dejando caer en multitud de discursos a los más diversos auditorios yankis. Admiraba, como todos los imparciales de juicio y razón, la justicia que entrañaban las banderas de Franco (...) Más de una vez expresó sus sentimientos de coger un fusil y acompañar a sus tres hermanos que estaban exponiendo cada día su vida en los campos de batalla. (Op.cit.: p. 39)


El P. Llorente se enfadaba al leer las noticias respecto al curso de la Guerra de España:

Según ellas Franco habia perdido 35.000 aeroplanos, 125.000 cañones pesados, 8.000 tanques, 300.000 kilómetros cuadrados y 3.000.000 de hombres. No había dia en que el Gobierno de Madrid no anunciase el aplastamiento de compañías enteras y la rendición de ejércitos fascistas con todo el equipo. En cambio, los trimotores de Franco destruían iglesias, hospitales, escuelas y casas de obreros, y mataban a millares de niños inocentes y mujeres indefensas. (Op. cit.: p. 40)


Y este párrafo de otra, dirigida a Sindo

De España no quiero hablar, porque no acabaria en toda la noche. Las derechas triunfarán pese a quien pese. Hay que ser optimistas. La lucha entre el bien y el mal es tan antigua como el mundo. Extrañarse de que nos persigan me parece pueril. Lo que hay que hacer es afrontar con brío lo que venga y hacer guerra al mal hasta derrocarlo. Luego vendrán los triunfos de las derechas. Al cabo de varios años de ser dueñas del campo las derechas se dormirán en los laureles, y los que vivan en 1980 presenciarán otra ofensiva del mal que parecerá, como ahora, que el infierno y todos los diablos andan sueltos por España. Las derechas volverán a la carga, triunfarán de nuevo, se volverán a dormir, y así sucesivamente. (Op.cit.: p. 97)


No puedo sustraer líneas de otra carta*, fechada en Port Townsed, Washington, el 7 de octubre de 1937, donde desguaza la avalancha de medios y ayudas con que contaba el bando rojo. Cosas de las que, obviamente, el P. Llorente sólo podía "saber" de los medios estadounidenses:

(...) Hay que hacerse cargo de la situación. Ahí está Francia. Ahí está Inglaterra. Ahí está Rusia, personificación del Anticristo. Ahí están los judíos, los masones, los liberales, los anticlericales, la prensa internacional, Ginebra, todos los malos... Barcos de todos los colores van y vienen y descargan en Valencia y Barcelona la hez de las naciones, que con el nombre de 'Brigadas Internacionales' engordan las filas del frente rojo desde los Pirineos hasta Almería.


Y más adelante:

Es un milagro del Sagrado Corazón el avance lento de Franco, que, según las leyes naturales, debía haber perdido desde el principio, cuando ya se vio sin escuadra para transportar el Tercio de Marruecos. (...)

No dejo pasar un día, ni uno, sin ofrecer mi vida por el triunfo de Jesucristo en España contra Satanás que la quiere sojuzgar.


Es lástima que estas observaciones sean censuradas hoy -me refiero a las reimpresiones-, porque son una joya histórica. Harían buen contrapeso a la aureola revolucionaria que tanto gusta al actual Prepósito General de los nuevos jesuitas.

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*Alaska y Anking, más cartas del P. Llorente .- Palencia 8, XI, 1952
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