LA PAZ, FRUTO DE LA JUSTICIA

LA CARRERA ARMAMENTISTA ES UN ESCÁNDALO CUANDO DIARIAMENTE CASI 60.000 PERSONAS MUEREN DE HAMBRE

La crítica situación que se vive en Ucrania preocupa no solo a los implicados en el conflicto sino también a toda Europa y al mundo. Nunca la guerra es la solución a los conflictos nacionales e internacionales. Solo el diálogo es el camino para lograr consensos que conduzcan hacia una paz estable.

El Grupo de Diálogo Interreligioso de Murcia hace una llamada a toda la ciudadanía para conformar un frente común contra la guerra y por la paz.

Preocupa la creciente carrera armamentista, que es verdaderamente escandalosa cuando 60.000 personas mueren diariamente por falta de alimentos. En el mundo se gasta 190 veces más en armas que en combatir el hambre.  El dinero que debería destinarse para el desarrollo de los pueblos, educación, sanidad, agricultura ecológica y protección del planeta se destina para la muerte.

La industria armamentista y el comercio de armas es una de las fuentes que más dinero mueven en el mundo. A los poderosos de las grandes naciones les interesa las guerras. Son un gran  negocio. No les importa el drama humano que generan: destrucción, muertes de civiles, niñas y niños indefensos  y miles de personas huyendo de los combates. Por eso creemos que la carrera armamentista es una blasfemia contra el Dios de la Vida, que nos ha creado para que vivíamos como hermanos y hermanas.

La paz no solo es ausencia de guerra. Es el Shalon, expresión de una sociedad justa y solidaria, donde abunda la vida para todos y todas. Es fraternidad y comunión de los hombres y mujeres  entre sí y con Dios. Es tener cubiertas las necesidades vitales de vida digna, trabajo, salud, educación… La paz es fruto de la justicia. Y esta paz es un don de Dios, pero es también tarea humana

Instamos a las autoridades de la Región de Murcia, a los partidos políticos, a las instituciones civiles y religiosas,  a los medios de comunicación, a los centros educativos  y culturales, a los ciudadanos y ciudadanas de todas las confesiones religiosas, para que contribuyan a desterrar toda forma de intolerancia, rechazo al diferente y enfrentamientos que provocan violencia, discriminación, prejuicios y estereotipos motivados por la etnia, la clase social, la religión, el color de la piel, la identidad afectivo-sexual y las diferentes formas de incitación al odio, que deterioran la convivencia cívica y rompen la armonía social. La paz se construye con la aceptación de la diversidad, el respeto, el diálogo, la inclusión, la justicia social, la amistad y la fraternidad.

En Murcia tenemos el ejemplo de Ibn Arabí, musulmán de los siglos XII y XIII, un hombre profundamente interreligioso que afirmó que su fe y su religión son el amor. Su espiritualidad debe marcar la pauta de convivencia entre todas las religiones y entre todas las personas movidas por el amor a la humanidad y la construcción de la paz.

Volver arriba