Dinero a cuerpo de rey
Es probable que muchos piensen que la existencia de esos lugares donde no se tributa es algo "de toda la vida", como si por naturaleza debieran existir lugares en el mundo donde no se tributa. Lo cierto es que esto es un invento antiguo. Ya en el siglo XVIII los bucaneros y piratas escondían en islas remotas el fruto de su esfuerzo, eran sus paraísos fiscales. Hoy es exactamente igual, solo que no son bucaneros y piratas sino financieros, banqueros y empresarios, es decir, la traducción moderna de aquellos bribones. En lugares de nombre exótico suelen guardar los frutos de sus rapiñas globales y allí están a buen recaudo pues nadie se atreverá a enturbiar su plácida estancia. Poderosos ejércitos los protegen, ejércitos de bandera falsa, claro. A las Islas Caimán y Bahamas les protegen los marines, a la Isla de Man la Royal Navy y a Mónaco o Andorra les enfants de la patrie. Además de tener el dinero al resguardo de la avaricia de los trabajadores y pobres del mundo, que querrían dedicarlo a escuelas y hospitales, sin gasto alguno lo tienen protegido por las tropas más poderosas del planeta. No importa que en esos lugares puedan ocultarse dineros procedentes del narcotráfico, la mafia o el terrorismo internacional, eso es pecata minuta comparado con el servicio que hacen a las grandes compañías financieras. Bien vale la pena el riesgo de que Al-Qaeda tenga allí el fruto de sus crímenes, al fin todo el dinero nace ensangrentado y sin nombre.
Alguien tendrá que preguntarse el motivo por el que no se ha puesto coto a estos lugares sin tributación y bien protegidos por el sistema internacional financiero. Deberíamos tirar de ese hilo para comprender el gran crimen que se está cometiendo y empezar a pasar por la quilla a todos esos que se niegan a cambiar este mundo. Es fácil, aún disponemos de la legislación y de la autoridad. Dentro de cinco años es posible que no tengamos ni lo uno ni lo otro.
Démonos prisa, el tiempo apremia.